Salgo del cuarto de baño y me aproximo hacia la puerta de su habitación. Me pongo enfrente de la misma y alzo la mano para dar unos golpecitos con mis nudillos sobre la madera. Sin embargo, antes de que pueda siquiera rozar el material, la puerta se abre de golpe, lo que provoca que yo dé unos pasos hacia atrás como acto reflejo. Axel aparece ante mí con una manta entre sus brazos.
—Toma, dormirás en el sofá —ordena con seriedad en su rostro y voz.
Me entrega la manta y, después, cierra de un portazo otra vez. Esto me deja totalmente descolocada. ¿Qué es lo que le ocurre? Tras unos segundos meditando, caigo en la cuenta de que seguro que piensa que ha traicionado a su amigo. Él no sabe qué Fred le ha mentido con respecto a nuestra relación. Pestañeo un par de ves, asimilando lo que está ocurriendo y, luego, me dispongo a golpear la puerta para poder explicarle que no es lo que cree. Este es el momento idóneo para aclarar las cosas. Pero antes de que pueda hacer colisionar la mano contra la puerta, esta se vuelve a abrir.
—¿Quieres cenar algo? —me pregunta, con la mirada fija en mí.
Niego lentamente con la cabeza y abro la boca para comenzar con la explicación. Aunque no soy capaz de decir nada, ya que él me interrumpe.
—Pues buenas noches. —Dicho esto, cierra la puerta otra vez, pero con más fuerza que antes.
Estoy quieta, totalmente estática. No aparto los ojos de la entrada a su habitación, esperando a ver si la vuelve a abrir o ya ha decidido quedarse encerrado ahí dentro e ignorarme en lo que queda de noche. Cuando me aseguro de que no piensa volver a salir para decirme algo, pienso en si debería insistirle para aclararle las cosas. No está de muy buen humor para mantener una conversación decente y va algo borracho. Aunque me cuesta admitirlo, me convenzo de que lo mejor será que espere a mañana, cuando se le hayan pasado todos los males.
Suelto un suspiro de rendición y me encamino hacia el salón con pasos lentos. Me acerco al sofá y me dejo caer en él sentada. Tras quitarme las zapatillas y dejar la pistola en el suelo cerca de mí, me tumbo y me arropo con la manta que Williams me ha dado antes. Cierro los ojos e intento dormir, pero lo que ha pasado hace nada, no me deja conciliar el sueño. He besado a Axel a pesar de saber que eso le acabará hiriendo de sobremanera. ¿En qué me convierte eso? Le quiero, aunque no pueda quererle. Soy una completa imbécil.
Me pongo como tarea hablar mañana con Fred sin falta para dejarle claro que lo que ha hecho no está bien y que no quiero que siga divulgando que somos novios cuando no es verdad. Yo le dejé claro que no quería nada con él.
Me acurruco y me encojo hasta estar en posición fetal. En cuanto poso los ojos en la mesita de centro que hay a escasos metros de mí, frunzo el ceño. La superficie está a rebosar de botellines de cerveza. Axel lo está pasando bastante mal con la muerte de Ángel. Se ha pasado el día ahogando sus penas en alcohol a pesar de que es lo peor que se puede hacer en estos momentos.
Junto los párpados de nuevo y respiro hondo. El aroma de Williams está impregnado en cada parte de la manta y sofá. Toda su casa en general. Aprovecho esto para poder quedarme profundamente dormida, lo que no tardo en lograr.
Abro los ojos al notar una corriente de aire frío golpear mi cuerpo. Me doy cuenta de que me he desarropado y que la manta ha ido a parar al suelo. Me incorporo, quedándome sentada, para así poder buscar de donde viene esa corriente de aire. Enseguida doy con la respuesta. La puerta de la pequeña terraza que hay a la izquierda, a unos cuantos metros del sofá, está abierta de par en par.
Al dirigir la mirada hacia mi derecha, mi frente choca con algo metálico y frío, provocando que mi corazón pegue un vuelco. En cuanto me paro a observar más detenidamente, me doy cuenta de que lo que choca con mi frente es una pistola y que quien la sujeta es nada más y nada menos que Axel. Sus ojos me muestran rabia y odio, y su dedo se mantiene firme en el gatillo. Otra vez no, por favor.
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Criminal | EN FÍSICO |
ActionKelsey, una novata en el cuerpo de policía, se ve en la obligación de vigilar a Axel, un expresidiario que no le pondrá las cosas fáciles. * Café es lo único que Kelsey Davenport ha visto, tocado, olido, hecho y repartido desde que llegó a comisaría...