Camino hacia a Axel con cautela, quien se ha sentado en uno de los bancos que hay por el pasillo. Me siento junto a él sin dejar de mirarle. Sus codos están apoyados sobre sus piernas y sus manos sujetan su barbilla.
—¿No crees que has sido un poco duro con el chico? —me atrevo a romper el silencio.
Él gira su cabeza un poco hacia a mí, para así poder verme.
—¿Duro? —Alza las cejas—. No. Él me recuerda a mí a su edad.
Cuando estas últimas palabras salen de su boca, pienso que es un buen momento para intentar indagar sobre él y su vida.
—¿Por qué? Que yo sepa el chico no es un asesino —comento.
Ahora que ya soy un poco más conscientes de las cosas, no me gusta el hecho de estar echándole en cara lo de "asesino", ya que, tal y como están las cosas, dudo mucho que lo sea. Pero cuando estoy con él, soy Kristen y no Kelsey, por lo que es necesario hacer este tipo de cosas. Mi identidad falsa no sabe nada de lo que yo he descubierto. Así que, con un poco de suerte, me desvela algo importante.
—No, no lo es. —Niega con la cabeza—. Él es la víctima. —Pega su mirada en mí—. La asesina es su enfermedad.
Abro un poco más de los ojos al escucharle. Es como si me estuviese confesando la verdad de la manera más sutil posible...
—¿Eso... eso quiere decir que tú te consideras una víctima en lo que sea que te pasara? —inquiero frunciendo el ceño
Axel levanta su mentón de entre sus manos y hace el mismo gesto que yo; luego, me mira con cara de: "¿Qué coño dices?"
—Te estás metiendo en un territorio peligroso, princesita —me advierte con seriedad en su voz.
—¿Por qué dices eso?
—Nunca le toques las narices a un asesino. —Acentúa aún más su ceño—. El carácter del chico es lo que me recuerda a mí.
Pues ahora que lo dice... tiene razón. Son parecidos en algunos aspectos. Pero esas palabras que ha pronunciado antes, no las voy a olvidar nunca. Mi mente sigue pensando que eso fue una confesión en toda regla, pero... ¿Quién sabe? Williams mete la mano en el bolsillo de su bata y saca de él la nariz de payaso, para después ponerla en mi mano.
—¿Por qué me das esto? —cuestiono, confundida, mirando la nariz roja detenidamente.
—Ya que has venido a incordiarme, no voy a dejar que te quedes de brazos cruzados —explica mientras se levanta del banco—. Vamos, aún nos quedan muchos niños a los que hacer reír. —Dicho esto, comienza a caminar por el pasillo, alejándose de mí.
Me levanto del banco, con una pequeña sonrisa en mis labios, y luego comienzo a seguirle. Creo que tendré que leerme su informe de arriba abajo, porque de verdad que no creo que él haya podido ser capaz de matar a alguien a sangre fría. De hecho, creo que ya estoy segura de ello. Axel tiene que ser inocente.
Al cabo de unos segundos, el expresidiario se para enfrente de la puerta cerrada de una de las habitaciones. A continuación, lee la información del paciente que hay colgada en la misma. Unos instantes más tarde, él habla.
—Esta tiene siete años. —Señala la hoja—. Será más fácil que con el otro chico. —Se da la vuelta para poder verme.
—¿Qué es lo que tiene? —pregunto intentado ver la hoja con la información que hay a su espalda.
—Leucemia —contesta quitándome de la mano la bola roja.
Este se la pone sobre la suya. Me quedo unos segundos observándole detenidamente el rostro, aguantándome las ganas de reírme por cómo le queda la nariz de payaso puesta. Es divertido verle así. Me hace bastante gracia.
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Criminal | EN FÍSICO |
ActionKelsey, una novata en el cuerpo de policía, se ve en la obligación de vigilar a Axel, un expresidiario que no le pondrá las cosas fáciles. * Café es lo único que Kelsey Davenport ha visto, tocado, olido, hecho y repartido desde que llegó a comisaría...