El expresidiario pasa por mi lado para dirigirse a la persona que le ha llamado segundos atrás. Yo, mientras tanto, me quedo mirando la pared sin intención alguna de darme la vuelta. Debería ponerme a buscar información sobre ese bestiario, seguro que encuentro algo relacionado con Axel en él.
—Hola, Fred —le saluda Williams a mi espalda.
Afino el oído e intento prestar la mayor atención posible a la conversación que van a mantener ambos ahora mismo, a la vez que intento pasar lo más desapercibida posible para el nuevo muchacho.
—Me alegro de volver a verte, hacía ya mucho tiempo de eso —dice entre risas el chico desconocido, ahora llamado Fred.
—Me viniste a visitar ayer —comenta Axel.
—Aun así, se te echaba de menos —confiesa.
Este hace una pausa y deja de hablar durante unos segundos, después añade lo siguiente:
—Oye, ¿y esa quién es? —Su voz sale con cierta confusión.
Supongo que el chico se está refiriendo a mí, así que me voy dando la vuelta con lentitud completamente rígida, ya que mis músculos han terminado por tensarse. Cuando ya estoy de cara a ellos, un chico de cabello moreno, más bajito que Axel, de ojos marrones muy oscuros y de piel un tanto bronceada, aparece en mi campo de visión.
Él se lleva una mano a la nuca dándole un aire de incredulidad, lo que luego aprovecha para colocarse las pequeñas ondulaciones de su cabello que se encuentran desordenadas por toda su cabeza. A pesar de que tiene el pelo corto, esos mechones rebeldes dan la sensación contraria.
—Hola. —Me limito a saludarle mientras levanto mi mano derecha para hacer lo propio.
—Es una ladrona —informa Williams con tono de burla—. Bueno, un intento de ello.
Cuando pronuncia estas últimas palabras, puedo llegar a captar un indicio de sonrisa en sus labios. Parece que la está reteniendo.
—Ya veo que no pierdes el tiempo. Es buena forma de recuperarlo —comenta Fred haciendo presente en su rostro una sonrisa pícara.
El moreno no aparta la mirada de mí ni un segundo, cosa que empieza por incomodarme y no tardo en hacérselo saber arqueando una ceja y arrugando mi nariz.
—Oye, deja de pensar cosas raras —le regaña el expresidiario, secamente—. No es mi novia ni nada que se le parezca.
Se nota que no le ha hecho mucha gracia la suposición del chico. Aunque bueno, a mí tampoco es que me haya gustado.
—Era una broma. Te has vuelto muy insoportable desde que entraste en la cárcel —se defiende Fred, mostrándonos una expresión de indignación en su cara.
—Dame lo que me tengas que dar y vete —espeta Axel mirando con molestia al chaval.
—Tranquilo, hermano. —Enseña las palmas de sus manos y da un paso hacia atrás.
Sus ojos miran con temor a Williams.
—No comencemos tu regreso con mal pie —añade mientras saca de uno de los bolsillos de su sudadera unas llaves—. Toma. De parte de Charlie. —Se las tiende, haciendo que Axel las tome entre los dedos de su mano libre—. Te ha conseguido un piso.
Axel se queda observando las llaves, a la vez que tira el cigarrillo que sujetaba su otra mano, al suelo. Acto seguido, lo pisa para apagarlo.
—¿Y dónde está él? —cuestiona el criminal.
—Ha ido a recoger a Phillip —le hace saber el moreno, al mismo tiempo que mete las manos en el interior de sus bolsillos—. Por cierto, ya tienes todo amueblado. —Señala levemente las llaves en las manos de su amigo.
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Criminal | EN FÍSICO |
AcciónKelsey, una novata en el cuerpo de policía, se ve en la obligación de vigilar a Axel, un expresidiario que no le pondrá las cosas fáciles. * Café es lo único que Kelsey Davenport ha visto, tocado, olido, hecho y repartido desde que llegó a comisaría...