👑 Capítulo 65

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Axel y yo, después de habernos levantado y desayunado algo, hemos puesto rumbo hacia mi casa. Supongo que se ha quedado con la puerta abierta y que todas las cosas que había rotas y tiradas por el suelo no se han recogido por arte de magia. William me ha estado insistiendo para que me quede unos días con él por si a alguien se le vuelve a pasar por la cabeza secuestrarme y torturarme, pero he rechazado su invitación porque sigo teniendo una misión que cumplir. Él, a duras penas, ha aceptado mi decisión con la condición de que le avise si veo que algo anda mal. No le gusta la idea de que esté sola en casa después de que una mafia haya averiguado la dirección de mi hogar, dice que es posible que no sea la única que lo sepa, que ellos la han podido divulgarla solo por joder y para que puedan desvalijarme el piso al completo.

Ambos caminamos el último tramo de calle que queda antes de llegar a mi portal. Yo llevo a Bagheera entre mis brazos; el felino se acurruca contra mi pecho mientras disfruta del poco sol que se cuela por entre las nubes. Axel va unos pasos por detrás de mí debido al cansancio que lleva a cuestas. Al final ha cumplido con sus palabras y no ha dormido ni un solo minuto. Pero ahora bien que me está dando la tabarra con sus quejas, no tiene remedio.

—¿Puedes ir un poco más despacio? Tengo sueño —pregunta el expresidiario a la vez que bosteza.

Ruedo los ojos ante su comentario y, después de frenar, giro sobre mí misma para poder tenerle de frente. Este me mira con una ceja arqueada, a la espera de que diga lo que tengo que decir.

—Haber dormido —le echo en cara.

—Me iba a ser imposible de todas formas. —Se encoge de hombros y se aproxima hacia mí—. Das patadas cuando duermes, ¿lo sabías? Casi me tiras de la cama, pedazo de bestia.

Jé.

—Perdona, pero aquí la bestia eres tú —contesto con tono burlón.

Al notar como mi gato tiembla al recibir una brisa de aire fresco contra su cuerpecito, le abrazo todo lo mejor que puedo para ocultar su pelaje bajo las mangas de la sudadera de Williams. A este paso le dejo sin ropa, creo que esta es la segunda sudadera que me da y que, segurísimo, que no le voy a devolver. No porque quiera quedármela, que también, sino porque se me va a acabar olvidando que la tengo en mi posesión. Además, Kristen es ladrona, que se hubiese andado con ojo, porque he decidido que ya no las va a volver a ver.

—Pues cuidado que la bestia puede morderte un ojo. —Me muestra una sonrisa de medio lado.

—No eres capaz —le reto.

—¿Qué no? —Sube las cejas y ensancha más su sonrisa—. Te vas a enterar.

Axel dirige sus manos a mis mejillas y las aprieta levemente para que no pueda escaparme. En el momento en el que su boca se acerca a unos de mis ojos, Bagheera le pone una de sus patas en la nariz para detenerle e impedir que se siga acercando. Williams se aleja unos centímetros con una expresión bastante graciosa plantada en su rostro y se queda mirando al felino que le ha interrumpido.

—Eh, gato —se queja por el acto del animal.

Él aparta las palmas de mi cara y las lleva hasta la cabeza de Bagheera. A continuación, echa suavemente sus pequeñas y peludas orejitas hacia atrás, haciendo que el bicho sea lo más parecido a un alien.

—Mira, Kristen. Así está más feo —me dice riéndose, lo que provoca que yo suelte una sonora carcajada—. Me has arruinado el plan, ¿sabes? —le comenta a mi gato, acercando su cara al hocico del mismo—. Malo.

Un suave maullido proveniente de Bagheera se hace presente en el lugar. Niego lentamente con la cabeza entre risas y, luego, me doy la vuelta y continúo con mi camino. Axel se posiciona a mi lado en apenas unas cifras de segundo, andando al mismo ritmo que yo mientras que le echa divertidas miradas al felino, como si estuviera indignado por lo que ha hecho.

Criminal | EN FÍSICO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora