👑 Capítulo 24

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Salgo del hospital metiendo mis manos en el interior de los bolsillos de mi sudadera, al notar la corriente de aire frío golpear mi cuerpo. Miro a ambos lados en busca de Fred, hasta que le veo a pocos pasos de mí a mi derecha, con una sonrisa de oreja a oreja.

—Buenos días, bella flor —saluda sonriente una vez que ha llegado hasta a mí, provocando que me ría ante su extraña forma de llamarme.

—¿Bella flor? —Arqueo las cejas.

—Sí, así te llamaré a partir de ahora —asegura, guiñándome un ojo.

A mí me parece un mote espantoso, pero no seré yo quien se lo diga.

—Bueno, como quieras. —Me río nuevamente.

—¿Estabas con Axel? —inquiere, señalando la puerta del hospital.

Aunque algo me dice que eso él ya lo sabe de sobra. O al menos, se lo imagina.

—Sí. —Asiento con la cabeza.

—¿Y has conseguido robarle algo? —Arquea una ceja al mismo tiempo que me muestra una sonrisa de medio lado, divertido.

Una nariz de payaso. ¿Eso cuenta?

—No. Nada de nada. —Me encojo de hombros fingiendo decepción.

—De todas las personas que hay en la ciudad... ¿Vas y decides robarle a él?

Fred mete sus manos en el interior de los bolsillos de su abrigo en cuanto el frío aire vuelve a golpear con fuerza nuestros cuerpos. Su pelo, al igual que el mío, se despeina a causa de esto, haciendo que yo me lo coloque para que no se me metan los mechones en los ojos. Cosa de la que él se libra, ya que tiene el pelo corto y no tiene este problema.

—Creí que sería fácil —respondo quitándome un pequeño mechón de pelo de mis labios—. Pero me descubrió antes de lo que pensaba.

—Ya me lo contó —afirma—. ¿Y vas a seguir intentándolo?

—Sí. ¿Por qué no? —bromeo.

Él suelta una breve carcajada, desviando la mirada de la mía durante pocos segundos.

—Ya veo que los dos os saltáis la orden de alejamiento cuando os da la gana —comenta entre risas.

Básicamente.

—Oye, esta noche hay una fiesta en el polideportivo... —me informa, pegando la mirada en el suelo—. ¿Quieres venir?

Sus ojos suben de repente hasta los míos, pillándome desprevenida. Y ahí está la pregunta a la que tengo que decir no, vamos, tiene toda la pinta de serlo.

—¿Irá Axel? —indago, mostrando mi poco entusiasmo en volver a entrar en ese sito.

Todavía no estoy preparada psicológicamente para volver a ese lugar.

—Sí. ¿Por qué? ¿Te gusta?

Cuando formula la última pregunta, me da pequeños golpes en mi brazo con su codo al mismo tiempo que sube y baja sus cejas repetidas veces, mirándome con una sonrisa pícara.

—No, ni de coña —Contesto negando repetidas veces con la cabeza.

Si él va, tendré que ir yo.

—¿A qué hora? —cuestiono, cambiando el tema de conversación.

—Nueve de la noche. —Sonríe.

Mis ganas de ir son cero.

—¿Tendré que hacer alguna otra novatada? —La pregunta sale de mi boca con voz temblorosa, por el miedo a tener que volver a hacer algo de ese tipo.

Criminal | EN FÍSICO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora