Capítulo 18

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"Un sentimiento que se oculta por miedo a qué dirán de mí".

Todos le felicitan animados y él recibe agradecido sus besos y abrazos. Cuando llega mi turno me mira con una sonrisa.

— ¿Tú no me piensas felicitar?— mis nervios por pensar que no estaría contento de verme a mí se esfuman en milésimas de segundo con sólo una sonrisa suya.

— Claro que sí— sonrío y le abrazo.— Muchas felicidades— susurro en su oído y nos abrazamos por más tiempo de lo normal pero no me incomoda; todo lo contrario, lo disfruto al máximo.

— Hacía mucho que no nos veíamos,— me dice y yo asiento.— ¿Cómo te va por la isla?

— Muy bien, para qué engañarte.

— Me alegro— nos quedamos en silencio.

El no deja de mirarme con su sonrisa típica en él y yo me muerdo el labio inferior sin saber qué hacer.

— ¡Fabián!— llega un chico hasta nosotros y pasa un brazo por sus hombros.— Te están esperando para...— se detiene al reparar en mi presencia.— ¿No me vas a presentar a esta preciosa chica?— alzo una ceja divertida ante el descaro de éste.

— No pierdas el tiempo,— suspira Fabián,— es lesbiana.

— ¿Perdón?— digo sorprendida.

— Pues es una pena— hace una mueca el chico.

— No lo soy.

— Eso es mentira— replica Fabián indignada.— Si no, ¿cómo me explicas que no hayas caído en mis encantos?— el chico suelta una carcajada y yo me pongo colorada como un tomate por la vergüenza.

— Vale, vale, ya veo lo que pasa aquí— dice el entrometido.— Te estaban buscando por la zona de las mesas— le dice a Fabián y se marcha.

— Debo irme, el deber me llama— se marcha, no sin antes dejar un beso en mi mejilla dejándome suspirando por él.

¿Por qué es tan perfecto?

Un rato después, nos sentamos en una mesa junto a los enamorados, Fabián, Sergio y, para mi desgracia, la chica con la que se beso aquella noche Fabián. Y, por si no fuera poco, se coloca en la silla vacía al lado de Fabián. No sé por qué creo que esta cena se me hará muy larga...

Durante toda la noche tengo que soportar a esa arpía colocando continuamente sus manos sobre Fabián. A él parece no importarle y se comporta de forma natural, charlando con sus amigos y comiendo. Si está saliendo con esta chica, ¿por qué se ha comportado de esa forma antes conmigo? Ya no sé ni qué pensar.

Pasando la tortura de cena que ne toca vivir, llega la hora de darle los regalos. La chica le regala un Rolex increíble y Fabián se lo prueba agradecido y después lo vuelve a guardar en la caja con cuidado. Debe de haberle costado una fortuna. Si yo tuviese dinero le hubiese comprado un Lamborgini, pero como soy pobre, pues no. Disimuladamente me guardo la pulsera que le había comprado en un mercadillo barato. ¡No puedo competir con un Rolex! Ni siquiera sé lo que le han comprado mis amigos.

— Esto es lo nuestro— Kira se levanta divertida y le da una bolsa de la cual saca dos paquetes.

Abre el primero y suelta una sonora carcajada.

— Creo que no he visto nada mejor en mi vida— le enseña la camiseta a Sergio y éste ríe con él.

— Todo un clásico— dice Xavier al verla.

— Cuando le pedimos a la vendedora que nos lo tradujese y nos dijo lo que significaba, Kira no se pudo resistir— explica Akos rodando sus ojos.

Mi bombero ibicenco [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora