"Putas ganas de seguir el show y de continuar fingiendo"
17 de agosto de 2016
Me siento terriblemente mal porque Xavier pierda el tiempo aquí conmigo. Después de unos días demostrar su gran paciencia aguantando a mi madre, insistiéndole en que me pida matrimonio, y de esquivar insultos y comentarios sarcásticos de mi padre hacia su persona, al fin consigo convencerle de que vuelva a Ibiza y disfrute del tiempo que le queda para estar con Moon en la isla. Al principio insistía en quedarse. Según él, mientras que estuviese junto a mí, yo no me olvidaría de su amigo. Le expliqué que sería prácticamente imposible que eso pasase, al menos en un largo período de tiempo y parece que eso, sumado a las ganas que tiene de volver a ver a mi amiga, han conseguido que acepte mi propuesta de marcharse.
Ahora me estoy mirando en el espejo de la que fue durante toda mi infancia mi habitación. Llevo un vestido veraniego azul con margaritas dibujadas en él; no es nada mi estilo, pero debo darle la razón a mi madre y admitir que me gusta como me queda. De aquí al domingo en mi pueblo se celebran las festividades locales. Cuando era adolescente me pasaba toda la semana con mis amigos y solo pisaba por casa para ducharme. Como han cambiado los tiempos. Me siento vieja.
Susan, una de mis amigas de la infancia se puso en contacto conmigo cuando se enteró de que yo estaba aquí. He quedado con ella en quince minutos y estoy estúpidamente nerviosa. ¿Por qué? Muy simple: odio sentirme como una acoplada y yo hace mucho que perdí el contacto con la gente de mi pueblo natal. Dudo que les haga gracia verme.
•••
— ¡Oye, Nusa! ¿Y cómo es Ibiza?
— Madre mía, Ibiza...
— ¡Las cosas te tienen que ir genial por Budapest!
— Tienes que pasarte más por el pueblo...
Soy el centro de atención. La "novedad". Las chicas no paran de preguntarme por cosas de mi vida y yo intento cambiar de tema, no porque no me guste hablar sobre mí, sino porque yo también quiero saber cómo les ha ido la vida a ellas.
La música en directo que suena en la plaza principal hace que todo el mundo esté de buen humor. No sé cómo pude dejar de venir aquí.
— Nusa,— me llama Susan,— mira quién viene por ahí,— dice divertida y yo giro mi cabeza hacia el lado contrario.
No puede ser.
— Hola, chicas, ¿cómo estáis?
— Muy bien, Márk. ¿Te acuerdas de Nusa?— dice eufórica Susan.
— Claro, cómo no acordarme,— sonríe de lado y me da un beso en la mejilla.
No, por favor. La vergüenza que siento ahora mismo se sitúa en un nivel extremo. ¿Qué hace él aquí? Márk fue mi amor platónico durante años. El típico chico malo. Chico malo con diez o doce años, claro. Guapo, deportista... ¿Cómo no llamar mi atención? Pero, claro, Nusa a esa edad era un mini orco. ¿Quién se hubiese fijado en mí en esa época? ¿Y si hubiese conocido a Fabián a esa edad? Quizás él y yo... Me obligo a apartar esos pensamientos de mi imaginación. Estupideces.
Intento decirle algo, pero me callo al darme cuenta de que estoy tartamudeando. Por mucha confianza que haya ganado con los años en mí misma, por muchos hombres con los que haya estado, cuando te encuentras con gente de tu pasado, no puedes evitar comportarte como lo hacías en aquel entonces. O al menos ése es mi caso.
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Mi bombero ibicenco [COMPLETADA]
Romance[COMPLETA] Nusa viaja hasta Ibiza para pasar el verano junto a sus amigas. Siempre se sintió el segundo plato, hasta que conoce a alguien que le hace sentir el centro de su mundo. Él es perfecto para ella, pero como todos, también tiene sus fantasma...