"Qué difícil es pedir perdón".
21 de agosto de 2016
Me estiro en la cama aún adormilada. No he dormido prácticamente nada esta noche y eso mi cuerpo lo nota. Me siento viva, viva como hacía mucho tiempo que no me sentía. Después de está noche me he dado cuenta de que puedo continuar con la vida que tenía antes de este extraño verano. A pesar de que me haya costado superarlo, no me arrepiento de nada. Sé que dentro de un tiempo, recordaré esto como una anécdota más y mis amigas se reirán de todo lo ocurrido. Sí, estoy segura de ello.
— ¿No vas a salir nunca de la cama, dormilona?— Pol llega hasta la cama desde el baño, con el pelo aún humedecido por la ducha que se acaba de dar, y me da un beso en los labios.
— Eres tú el que tiene prisa por marcharse,— le digo mientras señalo la ropa que se ha puesto ya.
— Si quieres puedo empezar a dejar mi cepillo de dientes en tu baño,— introduce la cara en mi cuello y comienza a besarme mientras yo paso las manos por su espalda.
— Sabes que eso nunca ocurrirá,— le digo y suelta su típica risa ronca que me encanta.
Nuestra pequeña burbuja de paz se ve interrumpida cuando el timbre de la puerta principal suena y yo suelto un quejido de rabia.
— ¿Quieres que habrá yo?— me pregunta Pol.
— No, déjalo,— le digo mientras me incorporo en la cama y busco mi bata para no abrir la puerta en ropa interior.— Seguro que es el cartero.
Camino hacia la puerta mientras intento colocarme un poco el pelo con mis manos, aunque al mirarme en el espejo de la entrada veo que de poco sirve. Me siento ridícula, como una adolescente que se ha portado mal, y eso hace que no pueda esconder una estúpida sonrisa, la cual se queda congelada en mi cara cuando abro y veo a la persona que está al otro lado.
— Vaya, parece que no te alegras de verme,— ríe al ver mi expresión.— En cambio yo sí.
Mierda... ¡Mierda, mierda y más mierda! Esto no me puede estar pasando a mí. No, por favor, no.
— Fabián...,— titubeo al hablar,— ¿qué estás haciendo aquí?
Su gesto de felicidad se disipa poco a poco y me atormenta saber que yo soy la única causante de la muerte de su sonrisa; esa sonrisa que tanto añoraba.
— Verás, Nusa,— tose para aclararse la voz,— quería... Bueno, mejor dicho, necesitaba hablar contigo una vez más.
— ¿Y no podías limitarte a hacer una llamada?— pregunto nerviosa mientras pienso en alguna excusa para que no entre en mi casa.
— ¡Ese no es mi estilo! Ya sabes que lo mío es hacer las cosas a lo grande.
Su sonrisa infinita vuelve y yo no me puedo sentir peor.
Dios... ¿Qué he hecho?
— En fin, ¿puedo pasar y así poder hablar más a gusto contigo?— pregunta esperanzado.
Busco y rebusco por mi cabeza alguna escapatoria para salir de esta situación, pero el esfuerzo es en vano ya que la vida me la juega de nuevo.
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Mi bombero ibicenco [COMPLETADA]
Romance[COMPLETA] Nusa viaja hasta Ibiza para pasar el verano junto a sus amigas. Siempre se sintió el segundo plato, hasta que conoce a alguien que le hace sentir el centro de su mundo. Él es perfecto para ella, pero como todos, también tiene sus fantasma...