Capítulo 24

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"Ya no queda casi nadie de los de antes y los que hay han cambiado".

Nadie dice nada. Todos me miran. Silencio absoluto. Como alguien no hable de una santísima vez, juro que vomitaré encima a la niña que tengo justo delante de mí.

— Hola,— murmuro vergonzosa queriendo romper como sea esta situación tan incómoda.

— ¡Hola, cariño! Encantada de conocerte,— la que supongo es la madre de Fabián se acerca a mí y me da un beso en cada mejilla.— Yo soy Violet.

Espera un momento... Tiene el mismo acento que Moon. Creía que los padres de Fabián eran de aquí.

— ¿Es usted de Reino Unido?— preguntó y ella pone cara de enfado.

— Pero, ¿qué clase de hijo tengo que no le habla a su novia de su madre?— le da un golpe en el brazo y él finge dolor.— Sí, lo soy. Siéntate donde quieras, Nusa.

— Gracias— sonrío cortésmente.

La mesa la dominan las mujeres. Me siento junto a Laia y presidiendo la mesa se encuentra Violet. Frente a mí está una niña de unos cinco años morena con los mismos ojos de Fabián, los cuales no aparta de mí.

— Hola,— sonrío intentando sacarle alguna palabra pero me es imposible.

Me encantan los abuelos, los perros me roban el corazón, pero los niños... ¡Se me dan fatal! Nunca sé qué hacer ni qué decirles. Me acuerdo que una camarera del bar de Pol trajo un día a su hijo de tres años y yo le tendí mi mano pensando en que me la sacudiría.

— No te esfuerces,— me dice Laia,— mi hija apenas habla. Sólo con su tío, con su padre y conmigo, pero en muy pocas ocasiones.

Bueno, al menos esta vez no ha sido culpa mía. Me resulta extraño que una niña de su edad aún no hable. Fabián se acerca a ella y la niña sonríe y alza sus brazos para que mi chico la alce.

— No quiero comentarios sobre la comida,— murmura una chica de mi edad cabreada.— Si no os gusta lo que he cocinado, a dos calles tenéis él Burger King.

— Voy llamando— bromea Fabián ganándose una mirada reprobatoria de ella.

La chica se sienta a mi lado y cuando nota mi presencia me mira arrugando ligeramente su frente.

— ¿Y tú eres...?

— Em... Soy Nusa.

— ¿Nusa?— pone cara de confusión.

— Mi novia.

— ¡Ah, Nusa!— otra que me da dos besos.— Encantada, yo soy Mónica, la hermana pequeña de este idiota.

— Mónica...— la reprende su madre.

— Gracias, mami,— Fabián deja un besito en la mejilla de su madre y se sienta a su lado.

— Como no, el niño de mamá,— murmura Mónica rodando sus ojos y yo reprimo una sonrisa.

La verdad es que Fabián no me había hablado de ninguno de ellos y me parece raro porque da la impresión de que están muy unidos.

— ¡Niñas!— grita Mónica y dos gemelas morenas de unos ocho años salen a la terraza.

— ¡Ama! ¡Aitana me ha manchado mi vestido nuevo!— no he entendido lo que ha dicho pero supongo que se está quejando de algo que le ha hecho su hermana.

Mi bombero ibicenco [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora