Capítulo 26

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"All your perfect imperfections".

Fabián conduce serio y en silencio. No hemos dicho una palabra desde que salimos de la casa de su madre. Yo le miro de reojo y me encantaría hacerle mil preguntas pero siento que no es el momento. No me gusta verle así pero no sé qué hacer o qué decir para que se sienta mejor. Nunca me planteé que Fabián no tenga una vida fácil. Siempre le he visto tan seguro de sí mismo, tan positivo y feliz que esto me ha chocado mucho.

Llegamos a la Villa y detiene el coche sin apagar el motor.

— ¿No quieres pasar?— le preguntó sonriendo.

— No.

No me mira, mantiene su vista al frente.

— Oye, Fabián...

— Nusa, por favor, baja del coche,— parece una orden pero no lo es; es una súplica.

— Lo haré pero primero escúchame. ¿No me vas a mirar a la cara?— no me contesta y yo suspiro resignada.— Mira, si no quieres hablar lo entiendo pero no me apartes de ti. Quiero que tengas claro que me tienes aquí para lo que necesitas,— asiente con la cabeza pero no muy convencido.— Llámame cuando estés listo para hablar.

Abro la puerta y antes de cerrarla me doy la vuelta por sus palabras

— Te quiero— dice sin volverse hacia mí.

— Yo también.

Arranca el coche y se marcha dejándome con miles de dudas en mi cabeza.

¿He hecho bien dándole tiempo?

Entro a la casa y allí me encuentro a todos menos a Moon. Me tiro cansada en un sillón y dejo caer mis muletas al suelo.

— ¿Qué tal con tu familia política?— me pregunta Martha.

— Mejor ni preguntes— echo mi cabeza hacia atrás y tapo mis ojos con la mano.

— Pues prepárate porque tú día puede mejorar,— dice Akos con un deje de ironía.— Atenta a la que nos ha liado Kira.

Destapo mi cara temerosa.

— No me lo digas todavía, por favor. Déjame ser feliz unos minutos más— murmuro.

— Kira ha organizado una fiesta— dice Martha desoyendo mis súplicas.

— ¡A costa de mi dinero!— se queja Akos.

— No seas rata,— le acusa Akos,— ¿de qué sirve tener alquilada toda una Villa en la isla de la fiesta por excelencia y un amigo millonario?

— Espero que con lo de millonario de estés refiriendo a Xavier porque si eso va por mí, demuestras que no me conoces en absoluto,— refunfuña Akos entre dientes.

— Pensé que os gustaría la idea...

— Kira, ¿no te das cuenta de como está Moon?— intenta hacerle entrar en razón.

— Oye, por mí que empiece la fiesta, eh.

— ¡Sí!— grita Kira emocionada.— Iré a por alcohol.

— Kira, una pregunta así sin importancia, ¿para qué usas el dinero que ganas trabajando, a parte de para fiestas?— pregunta Martha divertida.

— Pues ahora que el alojamiento me sale gratis,— sonríe hacia Akos y él rueda sus ojos,— para comer y beber, así en resumen.

— Dinero bien aprovechado— río.

— ¡Y tanto!

•••

Doy gracias porque el cuarto de baño tenga bañera. No llevo ni una semana con esta cosa en la pierna y ya estoy harta.

Sigo preocupada por Fabián. No me ha llamado en toda la tarde y no sé qué esperar. Tengo miedo de que la comida con su familia afecte demasiado a nuestra relación.

Me he puesto un vestido de flores. No sé para qué me maquillo si con las muletas soy la cosa menos sexy que pueda existir, pero oye, ¡antes muerta que sencilla!

Un ruido atronador resuena por toda la casa. ¿Y eso se hace llamar música? Miro la hora en mi móvil y supongo que habrá empezado a llegar gente.

Bajo como puedo las escaleras. Debo recordar cambiarle a Moon mi habitación; la suya está en el piso de abajo y yo no estoy como para subir y bajar escaleras constantemente.

No puede ser...

Cuando llego más o menos a la mitad de los escalones, diviso toda la planta baja y lo que veo me detiene en mi sitio. El salón principal está lleno de gente. Esto más que una casa parece el after de la discoteca de Oscar.

Alucinante. Sin duda Kira sabe cómo montar una buena fiesta.

Me siento ridícula con las muletas. Molesto a todo el que se encuentra a mi paso pero, ¡qué narices! Estoy en mi casa y si quiero pasar con un cochecito para gemelos, paso.

Por fin logró llegar a la cocina y allí encuentro a Akos.

— ¿Recuerdas cuando te dije que no volvieses a permitir que Kira eligiese el lugar a donde saldríamos por la noche?— asiento recordando el día en el que Kira nos llevó a esa especie de cabaret gay.— Pues apunta en la lista: nunca dejar que Kira organice una fiesta en tu casa. Con esto de que se ha extendido el rumor de que soy millonario, ¡voy a terminar arruinándome! Ésta se cree que soy Amancio Ortega— dice agobiado y yo le abrazo.

— Tranquilo, Akos. Ya has hecho bastante por nosotras. Pagaremos todos los desperfectos,— asiente poco convencido.— ¿Ha llegado Moon?

— Sí,— su gesto cambia a uno más triste,— con Xavier.

— Akos, yo te quiero mucho y tú lo sabes pero... Quizás sea mejor que te marches,— me duele tener que decirle esto pero lo está pasando muy mal aquí viendo a Moon con otro hombre.

— ¿Y dejarle a ese ricachón vía libre?— ha entendido a qué me refería.

— Ahora tú también eres un ricachón. No desprecies a los de tu raza,— bromeo para relajar un poco el ambiente.

— ¡Y dale con lo mismo! ¡Que yo no soy rico!— alza sus brazos frustrado.

— ¿Qué le pasa ahora al Tío Gilito?— dice Martha apareciendo entre nosotros.— ¿Tus acciones han bajado?

— Olvidadme— se marcha a causa de nuestras carcajadas.

Pobrecito, un hombre entre mujeres vive cada día una constante tortura, y más tratándose de nosotras.

— Tienes que venir al jardín,— dice Martha divertida,— Kira lleva toda la tarde bebiendo y se ha tirado a la piscina con ropa.

— ¿Piscina?— arrugo mi frente.— Pero si aquí no...

— Ven— tira de mi brazo hasta salir al jardín.

Kira haciendo una coreografía de natación sincronizada con poca cordinación en una piscina de plástico de Bob Espoja.

— ¿La saco yo o lo haces tú?— me pregunta Martha riendo y yo ruedo mis ojos.

Sin duda este es uno de los días más largos de toda mi vida.

Mi bombero ibicenco [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora