Capítulo 22

3.6K 325 5
                                    

"Raro. No digo diferente, digo raro".

Se separa lentamente de mí y yo grito mentalmente para que no se aleje. Apoya su frente sobre la mía e inspira profundamente.

— ¿Dónde ha quedado eso de: "yo cuando estoy con alguien lo doy todo y nunca engañaría a mi pareja"?— preguntó divertida.

— Y no he engañado a nadie. Lo que te quería decir antes era que he terminado con ella— abro mis ojos sorprendida.

— ¿Por qué?

— ¿En serio me lo preguntas?— niega con la cabeza divertido y yo sonrío.

— Sé la respuesta pero me gusta escucharla de ti.

— ¿Y dónde ha quedado eso de: "no decir cosas bonitas a Nusa"?— río con ganas.

— Eres muy rápido— acaricio su barba incipiente.— Ésa era una norma solo para cuando no estuviéramos juntos.

— ¿Quiere decir que estamos juntos?— cierra los ojos disfrutando de mis caricias.

— Ésa es una decisión únicamente tuya.

— ¿Por qué sólo mía?

— Porque yo ya no me permito a mí misma perder más el tiempo. Ya sabes,— me encojo de hombros,— vivir el momento y todo eso.

— Me parece perfecto— ensancha su sonrisa al máximo y dudo poder soportar que vuelva a hacerlo porque creo que mi corazón va a terminar estallando.— Entonces volvamos a tu habitación— dice cambiando su gesto a uno serio y yo arrugo mi frente por la confusión.

— Creí que estábamos bien— murmuro con miedo de haber dicho o hecho algo mal.

— Quiero que volvamos para que duermas y te recuperes cuanto antes y así yo poder presumir de novia por la calle cuanto antes— besa la sonrisa de idiota que se me ha puesto.

— Como sigas así, acabaré muriendo de diabetes.

— Ya. En mi cabeza sonaba más macho— río sin poder remediarlo.

Fabián me ayuda a colocarme en la silla y volvemos a mi habitación. Diez minutos después consigo convencerle de que se vaya a casa.

Me tumbo e intento dejar de sonreír pero me es imposible. No sé si nos irá bien o mal, pero de algo estoy segura: lo voy a disfrutar al máximo.

19 de julio de 2016

Dos días después me dan el alta. Podría haberme marchado ayer pero ella doctora sugirió que lo mejor sería estar una noche más en observación y, aunque yo dije que me encontraba bien, Fabián y Akos insistieron en que me quedase y por no escucharles así lo hice.

Ahora estoy en los asientos de atrás del coche de Xavier que, junto a Moon, accedieron gustosamente a acercarme a la Villa, ya que mis amigos y yo nos hemos quedado sin transporte por mi accidente y Fabián está trabajando.

— ¿Cómo te encuentras?— me pregunta Moon desde el asiento del copiloto.

— Contenta de poder salir a la calle— suspiro echando mi cabeza para atrás.

— Sólo has estado dos días ingresada—murmura Xavier.

— Para mí ha sido una eternidad— replico.

Miro por la ventanilla y disfruto del paisaje ibicenco. Quiero sacar una foto mental de él y no olvidarlo nunca.

— ¿Qué pasará con el trabajo en la discoteca?— me preguntan y yo no sé qué contestar.

Mi bombero ibicenco [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora