Capítulo 48

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"Pero siento que me muero cuando os veo juntos".

Una de las noches más incómodas de trabajo que recuerdo. Que una persona que tiene que rozar tu cuerpo cada diez segundos por lo estrecho de la barra no te dirija la palabra es muy duro. De Fabián no ha habido ni rastro tras ese pequeño encontronazo. Quizás haya desistido y se haya dado por vencido.

Me siento mal. Nunca había tenido tantos problemas relacionados con una relación, principalmente porque nunca había tenido una. Mi pregunta es: ¿todo este sufrimiento compensa?

Antes de ponerme a limpiar los baños, salgo a la parte de atrás a fumar. Me pongo de cuclillas apoyándome sobre los talones y miro hacia el suelo.

Todo esto es una mierda.

— Nusa,— levanto la cabeza de golpe esperanzada y los nervios en mi estómago vuelve al encontrarme con esos ojos tan bonitos que siempre me fascinaron.

— Fabián. Creí que ya te habrías marchado,— me levanto y tiro mi cigarrillo al suelo.

— No. Aún sigo aquí.

No me dice nada. Le veo apagado, sin luz. ¿Se la habré robado yo?

— ¿Por qué estás aquí?— me felicito por haber sido tan valiente como para formular la pregunta que tanto ha estado rondando por mi cabeza desde que le vi en mi apartamento.

— Venía a por ti. Nunca había tenido nada tan claro,— sonríe amargamente.— Qué idiota soy.

— No, no, Fabián. Tú no eres un idiota,— camino hacia él, pero da un paso hacia atrás y yo me detengo.— Te quiero, Fabián,— niega con la cabeza.— ¿Tú ya no me quieres?— le pregunto en un susurro y él aprieta sus labios.

— ¿Por qué, Nusa? ¿Por qué lo has tenido que joder todo?— su voz suena quebrada, pero con rabia.— Me siento un Don Nadie. Un cero a la izquierda.

— Fabián...

— Yo ya no puedo más, Nusa,— sus ojos se llenan de lágrimas.— Estoy agotado. No tengo fuerzas para seguir luchando por lo nuestro.

— Fabián, por favor,— camino de nuevo hacia él y me da igual que se quiera apartar de mí porque sin pensármelo me abrazo a él como un koala y no me pienso soltar nunca,— no tires la toalla con lo nuestro. Podemos superarlo todo. Nos enfrentaremos a lo que se nos ponga por delante, pero por favor, no te rindas,— le suplico desesperada.

La puerta trasera del local se abre y aparece la persona más inoportuna ahora mismo.

— Perdonad,— Pol va a volver a entrar, pero algo le detiene y cierra la puerta quedándose fuera con nosotros.— Oye, Nusa,— me habla como si nunca hubiésemos discutido.

— Pol, éste no es el momento,— intento expresarle en una mirada que quiero que se vaya a la mierda.

— No, si solo te quería preguntar si quieres que te acerque a casa esta noche.

¿De qué vas, Pol?

— No hace falta que te molestes,— dice Fabián muy serio.— Ya la acompañaré yo.

— Ah, ya lo pillo,— dice haciéndose el imbécil,— pues entonces llámame mañana y quedamos,— me pone la sonrisa que usa para ligar con clientas del bar.

— ¿Qué pretendes, Pol?— le pregunto indignada, viendo que esto no va a acabar bien.

— ¡Hey, que yo no soy celoso!— dice alzando las manos a la defensiva.— Ambos sabemos,— se dirige a Fabián con una sonrisa de complicidad forzada,— que nuestra Nusa es mucha mujer para un solo hombre.

Mi bombero ibicenco [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora