Habían pasado tres días desde su llegada a Montt—Saint—Michelle y Gianna estaba encantada con todo lo que tenía que ver con su estancia en aquel lugar, por las mañanas tomaba el desayuno con Jamie y Valirio en la terraza de la hermosa casa de su anfitrión, siempre agradeciendo a Dios que el tiempo se los permitiera; después salían los tres a recorrer los jardines o hasta la plaza, siempre con Alessandro corriendo tras de ellos como un desquiciado, implorando el perdón de su esposa. Aquel día sucedió algo que les cambió la vida a ambas mujeres. Valirio tuvo que atender un asunto en las afueras del pueblo, era importante y debía dejarlas allí mismo en la plaza pero no se decidía a hacerlo porque no quería dejarlas solas pero un amigo suyo los interceptó en el instante de la disyuntiva del capitán y a pesar de la prisa que tenía éste, su amigo fue presentado como debía ser. Era de piel morena clara, alto, con un cuerpo atlético, su cabellera larga brillaba al sol, sus ojos eran dos esmeraldas y en general era más que buen mozo y así como Gianna pudo notarlo, Jamie también tuvo la ocasión de hacerlo.
—¡Valirio! Es bueno encontrarte por aquí y más bueno es encontrarte tan bien acompañado—dijo el hombre haciendo una reverencia ante las dos mujeres y causando una muy buena impresión.
—Ya lo ves, la gracia de Dios me concede estos divinos placeres—dijo Valirio sin dejar de sonreír.—Señoritas, les presentó a mi mejor amigo en tierra: el Vampiro.Jamie y Gianna se miraron divertidas y no pudieron evitar reír ante el nombre del recién llegado o por lo menos el mote.
—Bueno, no, en realidad ese es mi apodo, señoritas. Mi nombre es Nicolás, Nicolás Moreau y estoy a sus pies—dijo el aludido haciendo una nueva reverencia.
Besó ambas manos pero cuando besó la de Jamie, la miró a los ojos de manera seductora provocando un cierto nerviosismo en la muchacha pero por suerte para ella en aquel momento un mozo vino a avisarle a Valirio que el carruaje estaba listo y que debía ir a buscar a su padre en ese momento; ahí se enteraron que el padre de Valirio estaba en casa de su hermana, la tía de este por lo cual Gianna se negó a acompañarlo por considerar que atendería un asunto familiar. Sin embargo, Valirio no podía dejar a las dos mujeres a su suerte y pidió a Nicolás que las llevara a su casa, luego lo invitó a cenar, a lo cual su amigo aceptó con gusto. Se despidieron de Valirio y pasearon un poco más con su nuevo amigo, se enteraron de algunos aspecto de su vida, tenía veinticinco años, era viudo y se dedicaba a producir ron. Su casa estaba no muy lejos de la del anfitrión de las muchachas y claro, las invitó a conocerla. Jamie miró de reojo a Gianna y luego giró su cabeza a algún punto de la plaza donde seguro estaba Alessandro.
—Será un placer—dije Gianna,—pero mucho me temo que a la que tenemos que preguntar es a Jay.
Él se volteó a mirar a Jay con aire interrogante, sus ojos verdes se clavaron en los de ella y la amiga de Gianna se puso sumamente nerviosa por segunda ocasión en muy poco tiempo y luego se negó educadamente.
—Bueno—dijo Nicolás un poco contrariado, no esperaba una negativa tan rotunda.—Ya tendré ocasión de convencerla durante la cena.
Gianna sentía que sobraba allí y tosió un poco para hacerles ver que aún estaba con ellos.
—¡Por supuesto, señorita Zanetti, será un honor contar con su presencia también!—dijo él cortésmente aunque era evidente que no era precisamente lo que quería.
—Con mucho gusto, señor Moreau. Ahora volvamos a casa—pidió cansada.Alessandro los siguió a una distancia razonable para no molestar pero sí para escuchar todo lo que podía. Nicolás charlaba amenamente con Jamie mientras Gianna guardaba silencio respetuosamente; la verdad es que tampoco tenía muchas ganas de hablar y sólo podía pensar en cosas tristes que no venían al caso. Algo en Montt—Saint—Michelle la hacía desear volver a casa, para ser sincera, también pensaba en Andrea. Deseaba estar con él, hablar, quizá meterse en su cama, reírse de sus ironías y oírlo hablar cosas maravillosas de su abuelo porque una cosa era cierta: Andrea conocía más cosas que nadie de su abuelo en alta mar.
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Las joyas del abuelo
RomanceGianna emprende un viaje en barco tras el último día de 1699 sólo para encontrar los tesoros más preciados de su abuela. Una compañía pirata que le cambiará la vida para siempre.