Los días pasaban y al cabo de tres semanas, ni Jamie se había atrevido a decirle del embarazo a Alessandro que estaba cada vez más cercano a Amaraí, ni Gianna le había vuelto a dirigir la palabra a Nicolás con normalidad, sólo algunos saludos, escuetas palabras pero pronto todo iba a cambiar. Esa noche después de la cena y habiendo dejado todo listo para el día siguiente, cada quien se fue a dormir. Jamie se quedó unos minutos con Nicolás y con la heredera que pronto optó por dejarlos a solas. Dio alguna excusa tonta aunque realmente no la necesitaba y salió, en ese trayecto no vio a nadie, seguro todos ya estaban metidos en su cama pues hacía mucho frío como para andar pululando por cubierta especialmente pero más adelante se encontró a Alexia que lloraba desconsoladamente, iba a irse de largo pero la vulnerabilidad en la que ambas se encontraba la hizo acercarse a ella.
—¿Estás bien, Merchant?—preguntó.
Ella se sorprendió porque no se esperaba que Gianna en persona se ocupara de ella.
—Lo siento, no quise molestarte—dijo al ver que no contestaba e intentó alejarse.
—¡Espere!—gritó ella.La Zanetti detuvo su andar, dio media vuelta y volvió sobre los dos pasos que había dado.
—Temo por mis padres, señorita...
—Te entiendo—dijo con voz suave.—Pero dime Gianna, no hace falta tal formalidad.
—Lamento lo de sus padres pero le juro que no tuve nada que ver—dijo ella.
—No necesitas jurarlo, lo sé y en cuanto a tus padres, apuesto lo que sea que Demon viene tras de nosotros y se ha olvidado para siempre de ti y de ellos. Estarán bien, ya lo verás—dijo la heredera y en verdad lo creía.
—Gracias—dijo ella mas relajada.—Resulta agradable creer eso, pero no es todo lo que me aqueja. Yo me he comportado muy mal; provoqué que un matrimonio de rompiera ¡y que me aspen!, yo no amo a Alessandro para haberles hecho eso y me siento tan mal por ello...
—Bueno—dijo Gianna conciliadora.—No voy a decirte que no estuvo mal lo que hiciste pero creo que si hablas con ambos, tal vez algo puedas arreglar...
—Me temo que de nada servirá, hasta ahora los he visto separados entre ellos y unidos con otros—dijo ella.
—¿Qué quieres decir?—preguntó.—Alessandro y Amaraí y su amiga..., bueno, su amiga con el novio de usted...
—Espera un momento—interrumpió.— ¿Nicolás sigue estando conmigo para todos ustedes?—Sí, para todos, excepto para Andrea y Amaraí—dijo ella.
La sonrisa de Gianna parecía ser por alguna otra razón que escapaba al entendimiento de Alexia y era en verdad así pues la heredera pensaba que al menos para aquellos dos era obvio que no estaba con Moreau.
—Ellos dos siempre se refieren a ustedes como amantes—agregó ella.
Entonces la sonrisa se borró.
—No importa—dijo porque era realmente así.—Alexia, si aceptas mi consejo, habla ahora con el matrimonio Paolli, antes que sea demasiado tarde y deja de llorar, eres muy joven y bonita para pasarte la vida llorando. Ya conocerás a alguien que se enamore de tu bonita sonrisa. Ahora si me perdonas, iré a descansar y tú deberías hacer lo mismo porque no es que hace frío, realmente está helando por aquí y podrías enfermar, no queremos eso al final del viaje. Al capitán le van a hacer falta manos y no quiero escucharlo histérico. Buenas noches.
Mientras tanto en la cocina, Jamie y Nicolás conversaban. Ella jugaba con sus manos sobre la mesa.
—¿Estás bien?—preguntó Nicolás.
—Si—dijo ella sonriendo.— ¿Y tú?
—Si, aunque podría estar mejor—respondió él.
—¿Gianna sigue sin hablarte?—preguntó ella.
—No es que no me hable, ella me habla pero está fría, distante y no la culpo pero desearía que volviera a ser como antes porque la extraño mucho pero no quiere ceder. A veces no puedo creer que sea tan cabezona—dijo Nicolás.
—Búscala, acorrálala, oblígala—dijo Jamie usando los propios consejos de su amiga en su contra.—Que sepa los motivos que tienes para desear estar con ella...
—Jamie, eres una dulzura—dijo Nicolás tomando las manos de ella con cariño.
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Las joyas del abuelo
RomanceGianna emprende un viaje en barco tras el último día de 1699 sólo para encontrar los tesoros más preciados de su abuela. Una compañía pirata que le cambiará la vida para siempre.