Capítulo 62 *Dame todo*

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Mi respiración estaba acelerada,mi sudor bajaba por mi rostro y hacia que mi camisa se pegara a mi cuerpo. Frotaba mis rodillas como una obsesa y no dejaba de verlas hablar de mi y me dolía.
De pronto ella se acercó y apretó mi rostro con fuerza.

—Dame el dinero Pao —Sarah pidió enojada y la quedé viendo angustiada.
—hmm ¿por qué?—Pregunté en voz baja y noté su mano dentro del bolsillo de mi pantalón.

Gruñí y forcejie intentando que no me lo quitara pero fue en vano, mi ahora billetera estaba en sus manos.

—Tenemos una familia juntas,y tenemos gastos y tú no lo vas a desperdiciar en esa mierda de droga—Empezó a decir angustiada y sollozó —no de nuevo —Se quejó mi esposa y froté mi frente.
—Solo fue un poco,no dependo de ello,te lo aseguro —Respondí rápidamente y provoqué su risa.

Me tomó de la camisa y me sacudió mientras apretaba los dientes con furia.

—Mira el estado en el que estás, tendría que darte vergüenza, ¡no hagas eso conmigo maldición!—Gritó angustiada provocando que su madre se acercara para detenerla.
—Tranquila Sarah, no puedes ponerte nerviosa —Sandra dijo en voz baja y ella se soltó del agarre.

La vi caminar de un lado a otro y cuando Franco se asomó por la puerta de su habitación,ella se acercó para cerrarla y así evitar que escuchasen nuestra discusión.

—De ahora en más cada centavo que ganes del trabajo, pero de un buen trabajo Paola, nada de esa mierda de boxear.Y también cada dinero que yo gane trabajando en la cafetería será para nuestra familia y gastos del mes.¿Te quedó claro?—Preguntó Sarah con ojos llorosos y bajé la cabeza arrepentida.

No sabía que hacer,sentía mi sangre revolucionada y mis nervios estaban alterados provocando que mis manos temblaran más de lo normal.

—Responde Rodriguez,¿o acaso debo llamar a tu madre?—Volvió a decir y la miré angustiada.
—No por favor, no la llames a ella—Pedí angustiada y sollocé.

De pronto tocaron el timbre y mi suegra abrió la puerta dejando ver a mi madre sosteniendo un bolso de gimnasia en mano.Daba a entender que se quedaría con nosotros un tiempo.
Respiré profundo y luego mis manos frotaron mi rostro con ganas,sacándome todo el sudor que largaba.

—Mi amor ¿qué has tomado?¿o que consumiste?dile a mamá ¿si?—Preguntó mi madre y negué con la cabeza.
—Puedo cuidarme sola,no te necesito en verdad —Susurré mientras me acostaba en el sillón.

Las bebés comenzaron a llorar y Sarah se ausentó un momento para checar que estuvieran bien en sus cunas y tal vez calmarlas.
Mi cabeza daba vueltas y me levanté al instante al ver que preparaban una jeringa.
Me hice hacia atrás y por consecuencia un jarrón cayó al suelo haciéndose añicos por mi mal movimiento.

—¡No me jodan!,¡no quiero saber nada!—Grité alterada viendo como mi suegra me tomaba del brazo con fuerza.

Gruñí y atiné con patearla,provocando su mirada desconcertante.

—¡Dios!¡no le hagan daño!,¡dejenla!—Gritó Sarah con Julieta en brazos recién despierta y sollocé al sentir el pinchazo.

Mi madre me abrazó con fuerza y sentí mi cuerpo relajado al punto de caer de rodillas al suelo.

—¿Qué es eso?,¿qué le diste?—Escuché decir de lejos y cerré los ojos al sentir caricias.

Poco a poco me fui quedando dormida,adentrándome en los sueños más profundos de mi ser.
•••
Sentí los pajaritos cantar en la ventana y abrí los ojos lentamente para acostumbrarme a la luz.
Pude ver a Sarah usar un vestido blanco y una vez que me miró se acercó asustada.
Se sentó a mi lado y tomó mi mano con fuerza.

—¿Cómo te sientes?—Preguntó de cerca e hice una mueca mientras frotaba sus nudillos.
—Bastante mal,perdóname,no sabía lo que hacia —Respondí angustiada y mordí mis labios.
—Y viene lo peor,pero aquí me quedaré contigo Pao, es la promesa que te hice y la cumpliré, descuida aquí me quedo—Besó mi mano y luego me besó —Te amo.
—También te amo—Susurré con ojos llorosos y luego cerré los ojos.

No se equivocaba,los días pasaban y Sarah estuvo firme ayudando a bajar la fiebre de su esposa que junto con sudor excesivo y temblores demostraba solo una cosa.Estaba sufriendo de una abstinencia y era mucho mejor que se recuperara en casa con solo el amor que ambas se tenían.
Trapitos húmedos eran preparados para reposarse en la frente de su amada y de esa forma podría bajarle un poco la temperatura. Palabras de aliento salían de Sarah una y otra vez y le recordaba que tan buena mamá era para los niños, cosa que Paola solo respondía entre susurros por estar tan envuelta en nervios y balbuceos.

Luego de dos semanas de estar llendo y viniendo por la habitación, su chica decidió por despertar con un color normal en su rostro,las ganas de vivir a todo pulmón y más estable de lo que estaba hace días atrás.
Se sentó en la cama y rascó su pecho mientras sus ojos estaban entreabiertos.

—¿Cómo te encuentras?—Le preguntó su esposa sonriente mientras cargaba a las gemelas en cada brazo.
—Estoy mejor,todo éste tiempo estuviste conmigo y lo agradezco—Respondió tímida mientras acariciaba el cabello de las bebés, una vez que Sarah se sentó en la cama.
—Juega con ellas un rato,te extrañaron mucho, y claro que estaré contigo toda mi vida. En la salud y en la enfermedad juntas,¿recuerdas?—Le preguntó su amada y ella sonrió.
—Lo recuerdo muy bien,¡vengan aquí con mamá que les encantará oír la historia que tengo para contarles de como su madre Sarah y yo nos conocimos!—Exclamó contenta Pao mientras agarraba a las bebés con cuidado y las sentaba entre sus piernas estiradas.

Una batalla más habían ganado,mediante dedicación, esfuerzo y compañerismo, algo que ambas irradiaban desde el comienzo de una gran historia de puro y sensato amor.

Una batalla más habían ganado,mediante dedicación, esfuerzo y compañerismo, algo que ambas irradiaban desde el comienzo de una gran historia de puro y sensato amor

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