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Erick Pride, miro a Rachele. Él ya estaba listo para atacarla con su letal y destructora pregunta. —Rachele Wood. ¿Puedes darme una razón?, para yo creerte, que tu no asesinaste a Barto ni Adam —pregunto el profesor Pride, mientras miro al sol y le hablo con la mirada «ven y quémalos.»

Rachele tembló, aquel hombre jugaba con su mente y con la de todos, ella se calmó y enfrento aquella pregunta. —Ese día después de clases, ¡solo cene! Investigue un rato en la biblioteca y me fui a mi cuarto —dijo Rachele, con un tono de nerviosismo, mientras sentía que el obediente sol se acercaba a ella.

El profesor Pride, hambriento volvió a preguntar, acosándola psicológicamente, una vez más. — ¿Con cuantas personas hablo usted ese día? —Pregunto el Profesor Pride, mientras miraba con asombro como la luz, quemaba las nubes.

—Con nadie, aun no conozco a nadie —dijo Rachele, con su cuerpo temblando, observando la luz del sol y sus santas llamas.

El profesor volvió a preguntar, destruyendo por completo la fortaleza psicológica de su alumna, volviéndola pedazos. — ¿Por qué no tiene amigos aun Rachele? —Pregunto el profesor Pride, mientras que el fuego del sol empezaba a quemar la tierra.

Ella ya estaba cansada mentalmente, no sabía que responderle, así que respondió sin pensar y sin analizar. — ¡No he tenido tiempo de entablar y socializar! —Exclamo Rachele, mientras que su cuerpo sudaba y de a poco quedaba sin aire por el inmenso sol.

El profesor Pride, considero que su situación es terrible, así que decidió jugar más con su psiquis. — ¡No te preocupes Rachele! ¡Profesor Pride te ayudara! —Exclamo el profesor, mientras que le decía con la mirada al sol «acábalos a todos.»

El profesor Pride, miro a su siguiente víctima y la enjuicio. —Myles Fotsis ¡Quihubo! Mira te presento a una amiga Rachele Wood. Conócela sin miedo —comento el profesor Pride, mientras que admiraba la belleza radiante del sol.

Myles, miraba con mucha timidez a Rachele. Ellos dos estaban acorralados. A continuación el profesor Pride, aprovecho esa oportunidad para que los dos se pusieran más nerviosos. — ¡Dele la mano Fotsis! O ¿Usted batea para el otro equipo? —Pregunto el profesor Pride, mientras sonreía con una expresión burlesca, ante el sol.

Myles y Rachele, se dieron la mano y se sonrieron, ellos estaban profundamente nerviosos, aquel maestro estaba desmoronando sus mentes. —Myles. ¿Cree usted que Rachele, asesino a Barto y Adam? —Pregunto el profesor Pride.

Myles, decidió responder de una forma que no inculparía a su compañera. —No, no creo, es que Rachele, se ve una chica de carácter tímido y no creo que ella sea capaz de hacer tal cosa —contesto Myles, mientras que sin poder escapar, el sol lo comenzó a quemarlo junto con Rachele.

—Las mujeres son tímidas hasta que se sueltan el moño y se ponen tacones, te lo digo por experiencia Myles —dijo el profesor Pride, mientras que el sol quemo a Rachele y a Myles. Los dos ardieron tanto, que ni las cenizas quedaron.

Siguieron las preguntas, el profesor Erick Pride confundía a cada uno. Todos empezaron a sospechar uno del otro, mientras que sus mentes eran profanadas por aquel artista psicológico, quien ya miraba a su siguiente cordero. — ¡Zeo Castellar! ¿Cómo estas tu amiguito? —Pregunto el profesor Pride, mientras que el lugar se transformó en un blanco absoluto. Los dos se miraban mutuamente, estaban a pocos centímetros de distancia.

Zeo estaba tranquilo, y con una voz serena. — Bien, ¿y usted? —Pregunto él, mientras caminaba y le dio una vuelta al profesor Pride, en aquel lugar sin vida y sin forma.

El profesor se sintió ofendido, ya que Zeo le había devuelto la pregunta. —Acaso no me ves lo bien que estoy —dijo el profesor Pride, mientras que respiraba profundo y cerro sus ojos, levantando sus manos a la nada.

El profesor con gran análisis, cerrándole las salidas mentales a Zeo, lo ataca sin previo aviso. —Yo no veo la diferencia, pero dime. ¿Cuál es la diferencia entre un asesino y tú? —Pregunto el profesor Pride, mientras que aplaudió 5 veces a la nada.

Zeo sin pensarlo, su respuesta era una parte de su personalidad, así que no le costó mucho responder con sinceridad. —Porque yo tengo empatía por las personas, puedo llegar a entenderlas y sentir como se sienten, a diferencia de un asesino, ya que ellos no tienen la capacidad de sentir. Esa es la diferencia —respondió Zeo, mientras que él quedaba sin aire, arrodillado, arrastrándose al piso en dirección al profesor.

Erick Pride sonrió con la respuesta de Zeo, aquel discípulo había aprendido mucho en poco tiempo. — ¡Muy bien!, prestaste mucha atención a la clase anterior, sin embargo así son los asesinos y sus respuestas inteligentes —dijo el profesor Pride. A continuación bajo su mirada, y vio como Zeo quedo sin aire, entumecido en el piso, sin poder lograr tocarlo, inmediatamente su cuerpo perdió la vida.

El profesor Erick, mira a su siguiente conejo de india, era Alaska. —Señorita Scott. ¿Qué tal ha estado su mañana? —Pregunto el profesor Pride, mientras que él sonríe, se dedicaba a chasquear sus dedos, en medio de un verdoso relieve.

Alaska Scott, se limita a mirarlo profundamente, sin responder una sola palabra a su pregunta, mientras que en ese instante, ella era comida por un león hambriento, que la devoro y saboreo cada parte de su cuerpo.

El profesor Pride, le encanto la aptitud de Alaska. — ¡Arg Arg! —Expreso el profesor Pride, con un gesto en sus manos que controlo, aquel león que ni los huesos dejo de Alaska.

El profesor Pride se dirige a Jack quien se mostraba nervioso, ante las amenazantes preguntas de su maestro. — ¡El popular y famoso Jack Rowling! ¿Tú no mataste a Adam y a Barto o sí? —Pregunto el profesor Pride. A continuación cruzo sus brazos, acto seguido la tierra tembló.

Jack pensó bien que responder, pero lo único que pudo hacer era negar todo lo que le preguntaban. — ¡No, yo no fui! —contesto él, mientras que el pánico se apodero de su cuerpo, hundiéndolo en la tierra.

El profesor Pride exprimía la mente y las percepciones de sus alumnos. Todos trataban de escapar de aquel desorden que él mantenía, pero nadie salía ileso ante su psicología. —Bueno, aunque tu nombre tiene antecedentes criminales, ya ha habido muchos Jack asesinos, como el destripador que nunca atraparon en los años no sé cuánto. ¡Cuidadito Jack! —Exclamo el profesor Pride, mientras que Jack desaparecía entre las profundidades abismales de la tierra.

Arte de rojo y negro: Asesino de los colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora