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Aquel maestro de las artes psicológicas, se paró enfrente a todo el curso. A continuación él en todo el escenario principal, dio varios pasos mirándolos a todos firmemente, con una cara que adopto una expresión de seriedad. —Sigamos con la clase, esta catedra se llama psicología criminal, no es más que el instrumento que utiliza los procesos mentales, la conducta, sus motivos naturales y patológicos que dan repuestas al porque un individuo se convierte en un criminal, en efecto se les ofrecerá las herramientas necesarias para identificar a un asesino, indagando desde lo más profundo de su mente, el perfil de un asesino. Los gatos no les interesan los sentimientos del ratón, por lo tanto para identificar a un asesino es necesario descifrar su conducta de psicópata. Ellos pueden llegar a entender tu pensamiento, pero jamás pueden lograr entender cómo te sientes. Ellos jamás entenderán tus sentimientos, ellos son conversadores con respuestas inteligentes, son actores, son artistas que interpretan su propio papel de mentira —comentó el profesor Pride, mientras tomaba un poco de aire para continuar explicando su fascinante forma de ver y percibir el mundo de la criminalidad.

—Hasta que no entiendan, que los criminales ven el mundo desde otra manera, nunca podrán percibir que el criminal siempre estará donde pueda ver que tenga oportunidad, donde vea una entrada de triunfo —comentó el profesor Pride, con un tono bajo, mientras que paseaba por el salón, con una cara que adoptaba seriedad. Todos los estudiantes estaban hipnotizados por la explicación fascinante de aquel maestro.

—El psicópata siempre identificara al más débil, al más vulnerable, siempre tratara de aprovecharse de él. Mienten y actúan con naturalidad. El futuro no les preocupa mucho ya que ellos solo viven del presente —agregó el profesor Pride, mientras que continuaba paseando por el salón.

— ¿Posee un psicópata, señorita Rachele? ¿Es usted una psicópata, señorita Silver? ¿Dígame usted que tan psicópata puede ser, señorita Smith? —preguntó repetidamente el profesor Pride, con una cara de sospecha, que dejo sin habla aquella tres señoritas que se sintieron incomodas.

—Un criminal puede ser cualquiera, tú mama, tu amigo, tu vecino, tu compañero, tu profesor o incluso la persona que ves cuando miras el espejo —dijo el profesor Pride mientras regresaba de nuevo al escenario principal, sostenido por una posición firme, que visualmente representaba poder.

—Hay que pensar en ellos como si actuaran sobre un escenario, ellos adoptaran el personaje que más les convenga para la situación, los que lo analicen con detenimiento verán que esa actuación no es tan buena, pero no muchas personas tendrán esas capacidades y creerán que es una persona normal. Los políticos tienen esa habilidad, de engañar, de mentir de convertir las mentiras en verdades. En pocas palabras son buenos vendedores y todo el mundo se la compra. Cada criminal tiene personalidad diferente, dependiendo de su personalidad, cometerán ciertos delitos, tomaran a la víctima y ambientaran el escenario de acuerdo a sus perspectivas —dijo el profesor Pride, donde cada una de sus palabras bailaba en la mente de todos. Una danza árabe, en medio de una canción de intriga, una sonata lenta en medio de memorias que fueron recordadas, que a simple vista parecieran que habían sido olvidadas, aquel interprete de la psicología artística termino su balada en una psicópata fabula criminal, que fue música para algunos oídos y una orquesta endemoniada para otros.

— ¡Para la próxima clase investigarán! Las personalidades de los criminales, hablaremos y discutiremos sobre el tema. ¡Esto es todo por hoy! ¡Que tenga una feliz tarde! —exclamó el profesor Pride, con una cara que adopto un profundo placer, aquel hombre que inspiro a más de uno a la admiración.

Arte de rojo y negro: Asesino de los colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora