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Todos se encontraban esperando la decisión de aquella misionera, viuda ambulante del perdón. Aquel delirante segundo que se convirtió en horas de supremas y eternas angustias, la prisionera de los dolores sobrehumanos y despiadados, las mentes de todos convulsionaron, el leve temblor de exquisita agonía, palabras que desconocen el vocabulario de la paz, letras que espantan el miedo, los márgenes de la huérfana suerte de la vida, del aire fúnebre.

—He decidido, que tú tienes que vivir Alaska Scott —declaro Silver, mientras miro al compulsivo cielo, que se contuvo de verter el llanto, de los alaridos corazones.

A continuación se escucharon disgustos por parte de Aisha, Scarlett, Myles, Adrian, Charlotte, Scarlett, y Rachele. El descontento cubrió los ardientes rostros del descontrol y los quejidos del germen inhumano e indoloro.

Aisha no podía creer lo que escucho de la boca de Silver. — ¡ES ENSERIO SILVER, POR DIOS! —grito Aisha, con un enojo exaltado

Scarlett le pareció ilógica la decisión de Silver. — ¡ERA MÁS QUE OBVIO, QUE TENÍAS QUE DECIDIR QUE MURIERA! —grito Scarlett.

— ¡ELLA VIVIRÁ! ¡ELLA AÚN TIENE QUE VIVIR! —grito Silver, con una pasión estremecedora, donde en su ojo verde y en su otro azul, se convierten en estrellas fugaces, los deseos de Alice, Zeo y todos los corazones de bondad.

Alice aliviada y serena con un semblante de paz, donde la tensión acabo. Todo termino en placida armonía, ella firmo con sus palabras los vacíos de negrura que todos dejaron. —Ya se ha tomado una decisión, 7 personas han votado que Alaska debe de morir, pero 8 personas han votado que Alaska debe de vivir, por mayoría se ha decidió que Alaska Scott vivirá bajo la custodia de nosotros, por ahora nos dedicaremos a hablar con las autoridades de la academia, para iniciar la detención permanente de Alaska Scott —dijo Alice, con su mirada de invierno.

Ricardo se levanta con su enorme e imparable odio, a gritar, a gemir a desesperarse, ante lo ocurrido, pero Alice se para frente a él. — ¡Fin de la discusión! —anuncio Alice, con su mirada de invierno, la nieve cae, Ricardo ceso, entendió y controlo sus impulsos de ira.

Alice se llevó a Alaska, custodiada por Zeo, Kaori y Brooklyn. Ellos deciden a acompañarla, en ese instante Aisha se le colea a Brooklyn sin poder detenerla, se acercó al oído de Alaska, invocando aquellas ardientes palabras.

—Eres una basura, asesinaste a tu mama y a tu papa —susurro en voz muy baja al oído de Alaska, con una mirada de maldad, donde toda luz perdería su brillo.

Ni Alice, ni Kaori, ni Brooklyn, ni Zeo lograron escuchar aquel susurro de Aisha a Alaska.

Brooklyn enfurecido completamente. — ¡Retírate Aisha!, ya fue suficiente —sentencio él, mientras que la empujo un poco, apartándola. Ella se aleja de su prometida enemiga.

Alaska da dos pasos, se detiene, y en ese instante con su cabeza agachada, levanto sus dos brazos tapando sus oídos, ensordeciéndose. Ella recuerda aquellas voces que atormentan sus memorias. « ¡Asesina mereces morir! ¡Era tu madre! ¡Era tu padre! ». Aquellos ruidos de su infancia donde tomaban la figura de personas crueles sin sentido, con un juicio indefinible.

En ese momento, sus recuerdos y sus voces fueron interrumpidos por la voz de Alice.

— ¡Tenemos que irnos! Alaska ven —dijo Alice, mientras que toco su mejilla con la palma de su mano derecha. Ella se voltea y se encamina ante la vaguedad de un sueño de niños volviendo a su hogar, pero Alaska se negó mentalmente a ser una persona feliz que ignora la insondable infelicidad.

Arte de rojo y negro: Asesino de los colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora