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A continuación el profesor Pride, mirando con cariño, aquella chica de mechas platinadas, con una cara dulce empieza a preguntarle. —Mi niña bonita, Silver Jones, cuéntanos. ¿Qué tal te pareció la muerte de Adam y Barto? —Pregunto el profesor Pride. Inmediatamente él sonríe y el cielo se vuelve oscuro. En ese instante el llanto de miles de personas se escuchaban, Silver corre tras de él, tratándolo de cazar.

Silver con gran entusiasmo por responder, se sentía fascinada solo con recordar aquella escena que aun erizaba su piel. — ¡Fue algo insólito! Ver por primera vez dos personas muertas y más aun simulando una obra de arte de Miguel Ángel. Aunque opino que es un artista frustrado. Él los pinto en esa escena tan alucinante tanto a Barto como a Adam. Es un psicópata peligroso que ama pintar, no es común verlo en estos tiempos de ahora —dijo Silver, mientras que con su sed de sangre corrió tras el profesor que se desvanecía cada vez que ella trataba de golpearlo, sus ojos reflejaban hambre de morderlo y comerlo, la saliva de ella salió de su boca, desesperada corriendo sin sentido en la oscuridad. Hasta que él, en su aburrido juego, beso su mano derecha.

El profesor Pride destruyendo más la mente desequilibrada de su alumna, él ataco sin piedad. — ¡Si, si, si! ¡Pero tu mi niña! ¡Tú eres más peligrosa y retorcida que un psicópata! Porque tu Silver Jones, finges ser una psicópata, en ello existe mucha más peligrosidad, porque en si tu naturaleza es mucho menos predecible que la de cualquiera —dijo el profesor Pride, mientras que al terminar su dulce beso con su mano, Silver fue amarrada por miles de serpientes.

Para el profesor Pride, no fue suficiente destruir la mente de ella, él quería volverla cenizas. A continuación él volvió atacarla. —Aunque para mí. ¿Tú no serias capaz de matar una mosca o sí? —Pregunto el profesor Pride, mientras aquellas serpientes dejaban sin respiración a Silver. Ella en su agonía, sus gritos fueron mudos.

Silver Jones mira seriamente al profesor Pride, buscando su mirada, asechando visualmente, como si de su presa se tratara, mientras que se estaba deshaciendo de todas las serpientes. —Tranquila, tranquila Jones. Mujer era una broma. No me mates aun, soy muy guapo para morir tan joven —dijo el profesor Pride. A continuación Silver fue mordida en el cuello por una serpiente y su cuerpo se hundió ante la muerte.

Erick Pride pasea por el salón, mirando a la próxima presa, aquella niña con complejo de princesa. — Charlotte, ¿como esta? Doñita —pregunto el Profesor Pride, mientras que él caminaba en dirección a ella.

Charlotte estaba muy cansada por todo lo ocurrido, a ella le afecto mucho ver aquellos cadáveres. Ella jamás pensó ver una escena del crimen, eso la aterrorizo. —No muy bien —contesto Charlotte, mientras que el profesor Pride a continuación hizo un sonido y con un aplauso que quería decir «desaparece.»

El profesor con cara de bufón, observo lo triste que se encontraba su alumna, él decidió narrar uno de sus chistes para animar el ambiente. —Si ya se sabe, que Charlotte no mato a nadie. ¡Aunque muchachos si a Charlotte se le perdería una prenda de ropa! Créanme que hay si verían a la diabla suelta —dijo el Profesor Pride, mientras Charlotte, despareció de aquel lugar, ella se esfumo por completo. Ante aquel aplauso prepotente.

A continuación el profesor Pride siguió en su camino mirando a su próxima víctima, sabía bien el nombre de aquel chico, pero quería ser odioso con él. —Tú, ¿cómo te llamas? —Pregunto el profesor Pride, mirándolo como si fuera la primera vez que veía al chico de la segunda fila, sentado en aquel parque oscuro de recreación.

Aquel chico rubio respondió sin titubear, él aún no había caído en la broma. Él pensó que el profesor en realidad se había olvidado de él. —Me llamo Cameron Clayton, soy ingeniero —contesta el chico. A continuación él es acorralado por siete perros negros, furiosos y hambrientos.

El profesor Pride, adopto una cara que ponía en duda las afirmaciones de Cameron. — ¿Ingeniero? ¿Seguro Cameron? —Pregunto el profesor Pride, con un tono burlesco, mientras que Cameron es devorado por los perros.

Cameron se sintió ofendido, él percibió que aquel profesor no le creyó nada. —Si seguro. ¡Claro! —Contesto Cameron. A continuación de él, no quedo nada.

El profesor Pride, lo ignoro completamente, enfocando su mirada en su alumna Aisha, que visiblemente se podía apreciar lo angustia de su cara. —Aisha Steel. El día ha estado feo, ¿verdad? —Pregunto el profesor Pride, mientras él sonríe y alimenta a los cuervos con un poco de agua.

— ¡Hay sí! Horrible mucha tensión —contesta Aisha. A continuación él, habla con los cuervos.

— ¡Relájate! Aún queda bastante camino —dijo el profesor Pride, mientras acariciaba a sus cuervos, y salían volando.

— ¡Esto es mucho para mi cuerpo! —Exclamo Aisha, mientras que ella era, comida por los cuerpos y sus gritos sonaban por todo el lugar.

— ¡No te presiones Aisha! Aunque muchachos, maquillarse como la niña que no rompe ningún plato, es una buena táctica de los asesinos más inteligentes, es una característica nata de ellos —dijo el profesor Pride, mientras que los gritos de agonía de Aisha cesaron.

El profesor seguía paseando por los asientos hasta llegar al puesto de aquel chico con bufanda negra con gris. —Ricardo Becher. ¿Qué hiciste ayer en la noche? —Pregunto él, con cara de sospecha, mientras que se acariciaba sus manos.

Ricardo sentía como aquel profesor estaba revolviendo su mente, tomo fuerzas de donde pudo y respondió de la mejor manera que logro conseguir. —Ayer en la noche me dedique a estudiar sobre los tipos de personalidades criminales —contesto Ricardo con cara de preocupación, mientras sentía un terrible malestar dentro de su cuerpo.

—No me respondiste. ¿Los mataste o no? —Pregunto de nuevo el profesor Pride, mientras apretó un poco sus dos manos.

Ricardo respondió casi inmediatamente. — Yo no los mate —contesto Ricardo, mientras que se tambaleaba, él caía al suelo.

El profesor Pride, vio en los ojo de él aquel desagrado por las personas, así que sin más decidió preguntarle la pregunta de las mil monedas. — ¿No te agradaban Adam y Barto? —Pregunto el profesor Pride, mientras que Ricardo, veía sus manos envejecer, se tocó su rostro, gritando de desesperación, retumbando todo el lugar.

Ricardo sentía como su mente no podía armar una respuesta que sonara algo que no lo inculpara del todo, pero lo único que pudo hacer era ser franco. —No los conocía —dijo Ricardo, mientras quedo sin vida. Él envejeció a la edad más extrema, que se pueda sostener la carne sin ser podrida.


Arte de rojo y negro: Asesino de los colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora