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Al anochecer. La hora de la cena había llegado; hambruna y sedienta las estrellas, sentados ellos dos solos alrededor de una mesa rectangular de mármol, charlaban April y Zeo. El comedor estaba totalmente desierto, sólo estaba un cocinero de guardia que se encargaba de servir la comida, en ese momento él estaba guardando las sobras en pequeñas bandejas de aluminio viejo, de fondo sonaba muy bajo, una música instrumental, abatidora y espiritual, excitando más a la sombría atmosfera. Zeo saciando su apetito, en su plato de porcelana, se sirvió un menú de pollo con arroz acompañado de una ensalada y su hermosa compañía April, que decidió comer una exquisita delicia de pescado con arroz, los dos coincidieron en beber jugo de mandarina. —Buen apetito —exclamó él, con una cara que no aguantaba ni un segundo más para saborear aquellas delicias culinarias, en ese momento, dándole pausa a su comida Zeo, pensó. « ¿Quién será el asesino?», inmediatamente él, se dirigió a April. —Dentro de 30 minutos tenemos que ir a la sala de convenciones, se presentara nuestra nueva directora de Spade, también escuche que ella suministrara una información de importancia —comento Zeo.

April se moría de ganas por ver aquella mujer, trató de imaginársela, con aspecto fuerte y de carácter firme. —Una nueva directora. ¿Qué información será? —comento April, mientras le dio una pausa a su hambre.

En medio de respirares, desconcertado, él siguió pensando. « ¿Quién podrá ser? ¿Será Erick Pride?, ¿Kaori?, ¿Brooklyn?, ¿o April? ». Al finalizar sus pensamientos él se dirigió a April. —Lo más probable es que se trate de información referente a Erick Pride —comento Zeo.

April no aguantaba más, quería terminar rápido su comida para ir a la sala de convenciones. —Ya quiero conocer a la directora de Spade, debe ser algo muy importante lo que nos quiere hablar, tal vez sea anunciar la muerte de Pride — comento ella, mientras que Zeo, miro con unos ojos llenos de dulzura a April, sintiendo una gran bondad en ella. Él prosiguió pensando. «No, April no es».

—Sí, yo también creo eso —dijo Zeo, mientras que él continuo atormentándose en medio de todas sus ideas, siguió pensando. « ¿Quién puede ser? ¿Quién ha mostrado más signos para ser señalado como culpable?», mientras él cerró los ojos por unos instantes y se imaginó aquella chica joven, de estatura pequeña, delgada, con su llamativa cabellera de truenos plateados y con sus dos ojos difíciles de olvidar. Él pensó. «Silver Jones», él miró fijamente a los ojos de April, que por una razón, mostraban asombro y algo de miedo, por algún motivo no respondía a su mirada. A continuación él se dio cuenta, que ella se concentraba mirando detrás de él, sin poner cuidado a la reacción de ella no le prestó atención, en ese momento a él se le escapo unas palabras en una voz baja, que solo él mismo escucho. —Puede ser —dijo en un tono casi inescuchable, moviendo apenas sus labios.

En ese instante, él sintió una mano con delgados dedos que sujeto la parte de atrás de su cabeza, a él no le dio tiempo de reaccionar, solo pudo sentir aquella suave palma sujetándolo con mucha fuerza. A continuación él cayó de lleno hacia abajo, impactando todo su rostro en la mesa, produciendo un escandaloso ruido, con el plato de porcelana blanco lleno aun de comida. Él se levantó al instante, con la cara llena de arroz al igual que en su chaqueta negra. Zeo se volteó, sintiendo una gran rabia y una tormenta de ira.

Su imaginación y sus pensamientos se habían vuelto realidad, atrás de él estaba, el pequeño diablo rojo italiano. Silver Jones, aquella chica pequeña con su pelo a la altura de los hombros con muchas mechas platinadas con su ojo derecho azul castigador y su ojo izquierdo verde muerte, nariz fina, cejas pequeñas, en su delgado cuello lo adornaba un exuberante rosario de plata, el cual se divisaba en todo el centro la cruz brillante de los reinos. —Lo siento, no fue a propósito —dijo Silver, mirando con sus abismos desde abajo al horizonte de Zeo.

Arte de rojo y negro: Asesino de los colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora