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Todos sintieron un choque mental, quedaron mudos, era como si Alice, le dijo aquella profesora, de una forma elegante, lo que todos se guardaban y ninguno se atrevían a decir; era totalmente magnifico, sus compañeros quedaron con un sentimiento de satisfacción y gusto, ya que aquella anciana se mereció eso y mucho más, todos se levantaron, huyendo de alegrías.

Cameron, estiró sus brazos, despojándose de su pereza, impresionando con el espectáculo de Alice, dirigiéndose a Rachele. — ¡Alice aplasto a la profesora! —exclamó Cameron.

Rachele sintió una gran emoción al recordar la cara de impotencia de la anciana — ¡Esta profesora ni sabe lo que está dando, no entiendo como la pudieron colocar para dar clases en esta academia! ¡Solo es un paracaídas! —exclamó Rachele, mientras que su cara adoptaba un gran asombro.

Ya de pie, Scarlett, sintiendo una gran desesperación, dio unos pasos, se le acercó a Rachele y Cameron, preguntando. — ¿Chicos vamos a la biblioteca a estudiar?

Un suspiro de Cameron, sintiendo una gran preocupación imaginándose el día de mañana y lo difícil que estará la prueba. —Sí, vamos a estudiar hay examen mañana y no sé nada —comentó él.

Rachele, recordó que tampoco había estudiado nada, ni sabía que podría suceder mañana, visualizando el examen que tendría pensó que sería difícil, debido a los ataques que la profesora recibió por parte de Alice. —Si vamos, tenemos que estudiar —dijo Rachele, sintiéndose alarmada.

Jack, de lejos pero escuchando la conversación que tenía Rachele, Scarlett y Cameron, con profundas ganas de pertenecer a ese equipo de estudio, sin ningún tipo de vergüenzas. — ¡Yo también voy chicos! —exclamó él. Cameron sonríe y con un gesto en su mano derecha, en total acuerdo, permitió que él se les uniera a ellos. Luego los cuatro juntos, salieron del salón dirigiéndose a la biblioteca.

Ricardo, Silver, Adrián, Myles, Brooklyn y Charlotte se retiraron inmediatamente del salón, sin hablar con nadie, sin cruzar palabras y miradas con alguien, ellos fueron desapercibidos por todos. Mientras que, Alice y Kaori se despidieron de Zeo, ellas acordaron que irán a sus cuartos a estudiar con calma.

A continuación, Zeo se dirigió al asiento de April, apenas ella se había levantado, empacando sus cosas, él la interrumpe.

—Hola April, ¿cómo estás? —saludó él, con un tono bajo, sintiendo una gran emoción, expresando una gran sonrisa, mirando aquellos letales ojos negros de ella.

April, respondió la simpatía de él, de la misma forma, con una sonrisa resplandeciente, que jugaba con su hermosa cabellera azul. —Hola Zeo. Bien, ¿y tú? —preguntó ella.

—Bien, ¿puedes prestarme los apuntes de la profesora Débora? —preguntó Zeo, con una cara inocente, como si fuera un niño pidiendo un dulce.

—Si claro, y eso, ¿por qué no copiaste? No es común en ti —dijo April, sintiendo una gran curiosidad, acercándose un poco más a él.

Zeo, avergonzado respondió con claridad y franqueza. —Es que hubieron partes que no alcance a copiar, esa mujer copiaba y borraba a cada segundo, aparte no me gustan sus clases, son muy aburridas y no sabe cómo explicar —dijo Zeo, mientras que su mirada sin querer veían aquellos jugosos labios carnosos, él sintió un impulso en su cuerpo en morderlos, pero tomó fuerzas y controlo sus instintos primitivos.

April, se percató de que los ojos de Zeo, se concentraron por un momento en sus labios, sintiéndose extrañada, pero le pareció tierno. —Sí, tienes razón, aunque si decimos la verdad solo le falta el parche en el ojo, ¿o no? —preguntó April, con una sonrisa, jugando con su humor.

Arte de rojo y negro: Asesino de los colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora