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Myles desembocó su furia apoyando la ejecución de la prisionera, sin sentimientos humanos. — ¡Hay que matarla, es un monstruo! —exclamo Myles, quien había permanecido en silencio, reaccionando con una actitud amenazante.

Adrián también decidió gritar sus sentimientos de desprecio. — ¡SOLO CON VER SU CARA SE VE LO PELIGROSA QUE ES! ¡DEJARLA VIVIR SIGNIFICA UN PELIGRO PARA NOSOTROS! —exclamo el silencioso de Adrián, quien reacciono al escuchar a Myles.

En ese instante, sin que nadie hubiera sentido su presencia. A continuación todos sintiendo un nudo en la garganta que disipo fugazmente como arte de magia. Aquella mujer convirtiéndose en esa voz de poder, en una inquebrantable convicción, su enorme poderío, la luz de la esperanza, era Alice Stone que recién llegaba a la cancha. Ella inmediatamente comenzó hablar. —Alaska Scott, es un ser humano y será tratada como uno, por lo tanto lo más correcto es que la enjuiciemos. Diagnostiquemos el caso y como corresponde se tomara una decisión en base, al punto de vista de todos —dijo ella, quien había analizado rápidamente la situación, visualizando el estado de Alaska y la discusión entre los dos grupos.

A continuación ella se coloca enfrente del grupo de Ricardo, Adrián Charlotte, Myles, Aisha y Scarlett.

Ricardo no aceptaba las condiciones que había planteado Alice. — ¡Estás loca o que Alice! ¡Debemos de matarla, eso es lo que haremos! —grito Ricardo, con un cuerpo tembloroso y una mirada desafiante hacia Alice.

Alice, se acerca a Ricardo sin ningún tipo de miedo y lo mira a los ojos. —Lo que haremos es actuar como personas, y lo decidiremos como grupo —aseguro Alice con una voz suave y serena, mirando a Ricardo con tranquilidad.

Al instante Ricardo, respira hondo y profundamente, se calma un poco, toma un poco de aire de nuevo, analizando la situación. A continuación él toma una decisión. —Está bien haremos eso, tomaremos una decisión entre todos —dijo Ricardo.

Alice se paseó por la cancha y con una suma autoridad se dirigió a todos. — ¡Sea cual sea el resultado de la decisión, se respetara! ¿Entendido? —propuso Alice, mirándolos a todos. La única respuesta por parte de ellos, fue el silencio, como gesto de no estar en contra a lo que ella dicto. Ella al percatarse que había llegado a un acuerdo con todos ellos, decidió el paso siguiente. — ¡Muy bien! Ahora buscaremos al resto del salón, para que tomemos una decisión —dijo Alice, mientras que veía que todos sus compañeros se calmaron, mediante su propuesta.

Minutos más tardes. Todos los que faltaban, fueron encontrados y citados, a una ceremonia de vida y muerte. Ambientaron la cancha con 14 sillas, con una dirección semicircular, y en el medio estaba la mujer de semblante astral, Alice con una cara abstraída. Ella de pie convirtiéndose en el juez que dictara penitencia o castigo. Ella sosteniendo con su mano derecha un cuchillo pequeño, con empuñadura negra, que fue entregado por Ricardo, como una prueba que utilizo la acusada. A su lado sentada, estaba la odiada de Alaska, amarrada de pies, brazos y manos con cuerdas de cuero.

Silver Jones, April Smith, Jack Rowling, Cameron Clayton y Rachele Wood. Ellos llegaron, eran los únicos que faltaban por llegar, se les puso al tanto de los últimos sucesos y se sentaron junto con los demás en aquella cancha, que pronto predicarían el destino de una vida.

Con sangre fría, una mirada determinante, aquella mujer que se convirtió en símbolo de justicia. —Bueno chicos, estamos aquí reunidos para enjuiciar a Alaska Scott, daremos inicio, por favor Aisha Stell, ponte de pie y testifica —ordeno Alice, mientras levanto su mano izquierda sutilmente en señal de orden.

Arte de rojo y negro: Asesino de los colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora