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Zeo y April caminaron angustiados. Él estaba desgastado quería descansar, cerrar sus ojos y olvidarse que vivía en ese mundo de locuras. Las amenazas y los conflictos psicológicos, perturbaron su mente y sus funciones, él pensó que nada peor podría suceder pero él quería cerrar con broche de oro y conocer el nuevo paladín de Spade, su curiosidad fue más fuerte que sus miedos abrumadores, la luz de la amarillenta luna, se observaba por los ventanales transparentes, enmarcados con sus cortinas abiertas, abriendo las espantosas noches, que olían a flores de funerales, cementerios colonizados por los personajes más retorcidos del santuario académico; April y Zeo abrieron la puerta del comedor y se marcharon por los pasillos de la planta baja, subieron la escalera hasta llegar al cuarto piso donde estaba ubicado la sala de convenciones, aquel lugar donde la nueva directora de Spade, daría aquella información que intrigaba a todos. April y Zeo; llegaron, era un lugar espacioso con muchos asientos, con un total de 10 filas y 15 columnas llenas de asientos vacíos, desde lejos se observaba que la primera fila ya estaba casi tomada, parte de la segunda fila, desde lejos se visualizaba que en esos asientos estaban en posesión de los estudiantes restantes. April y Zeo se sentaron en la segunda fila junto Alice, Brooklyn, y Kaori; ellos que estaban solos y esperando su llegada.

Zeo, los miró a todos con mucha amabilidad, decidió saludar. — ¿Cómo están, chicos? —pregunto Zeo, con una voz baja.

Alice un poco disgustada sin mirar a los que acababan de llegar. —No tan bien como ustedes dos. ¡Pero digamos que bien! —dijo Alice, con un rostro de desagrado por la llegada de ambos, ella cruzó sus brazos.

Brooklyn actuó de la forma más natural posible. —Bien —respondió él, con una cara de desgano.

Kaori, le agrado que Zeo y April estén juntos. —Bien esperándolos, ¿y ustedes? —pregunto Kaori, cerrando su boca y alzando sus dos cejas varias veces, mirándolos a los dos, con un gesto de picardía.

Zeo haciéndose el desentendido de los gestos burlones de Kaori. —Bien, recién comido —contesto Zeo, con una sonrisa.

April, no entendió en lo absoluto las aptitudes de sus compañeras. —Bien gracias. ¿A qué hora empieza, esto? —pregunto April.

Alice le molesto la reacción de April, así que inmediatamente decidió jugar con su mal humor. —Ya llegaste, ¿y ya te quieres ir? Ya debería estar por empezar, tranquila ya tendrán tiempo suficiente de hacer sus cosas —contesto Alice, mientras que April no respondió al imaginativo comentario. 

Zeo miró por un momento a Alice, en unos segundos con una aptitud analizadora. Él no entendía el enfado de ella, no sabía cómo interpretar sus aptitudes de mal gusto, él guardo silencio, se acomodó en su asiento, a la espera de las nuevas noticias. Todas las palabras deshabitaron de aquel lugar, donde su escenario encortinado rojo vacío, recibía las silenciosas oraciones de los peregrinos del destino.

Después de varios minutos de espera, un seco y recto sonido estruendoso, a continuación se abrieron las puertas de madera pulida, una mujer entro a la sala de convenciones, de estatura alta, con una cabellera larga por debajo de las rodillas, rubio lacio suelto, ojos azules, cara fina, nariz perfilada, cejas arqueadas, labios pintados de color rojo, dedos finos, y en cada dedo un anillo de oro sin detalles, con una blusa color negra y una chaqueta ajustada corta de color granate que cubría hasta sus codos, y una falda negra que llegaba por arriba de las rodillas; su esplendorosa belleza, impacto a todos los hombres, ellos quedaron mudos dedicando una mirada de idolatría, hipnotizados completamente en el caminar y en el baile de sus caderas, el viento travieso jugo con su cabello dorado, sus facciones eran perfectas, cuerpo divino del pecado original, todos regalarían su vida y morirían por pecar con su templo femenino, ella era tan hermosa que si existieran las diosas serian feas comparadas con ella.

Arte de rojo y negro: Asesino de los colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora