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Una despedida serena, en medio de un lugar donde saciaron su hambruna mañanera. La hermosa mujer y el noble chico, quedándose solos, pasaron aquellas horas de estudios juntos, en un lugar espacioso, donde el silencio asesinaba en todos los rincones. Ellos se dedicaron a indagar en las hermosas letras del saber y en la tortuosa psicología del hoy y del mañana. Las horas fueron segundos para él, mientras cruzaba palabras y miradas inquietantes, hasta que la oscuridad de la noche anuncio su agridulce despedida, dulce porque forjaron un lindo compartir y agrio porque en ese instante, era el triste adiós, pero con una sonrisa entre ambos que decía hasta pronto.

Al día siguiente, era un 13 de septiembre del 2020, aquel chico bondadoso, levantándose a una hora temprana. Era una mañana fresca que avoca el ritual matutino, de despertar el espíritu con el agua hirviendo, calentando cada partícula del cuerpo, la higiene que limpia las asperezas de la madrugada. Él sacudía los trapos que lo disfrazarían de un estudiante de Spade, la calma matutina era agradable, salió de su cuarto girando aquella manilla de acero, saliendo de su templo, recorrió aquellos pasillos silenciosos. El sol comenzaba a caldear, ese día, solo se escuchaban los cantares de los pájaros, que jugaban a las fueras de las montañas verdes cercanas de la academia, hasta que de pronto esos cantos de la naturaleza se transformaron en gritos desesperados y llantos agónicos.

Zeo corrió velozmente por todos los pasillos como si su vida dependiera de eso, intrigado con un nudo en la garganta, apresurado sin tomar control de lo veloz que fue, llego a una esquina del pasillo que lo dividía con el final del espacio del centro de la sala principal, se sostuvo con su mano izquierda hacia pared que tenía cerca, para mantener su equilibrio y no caerse. A continuación frente a él, aquel horror congelo su cuerpo, su respiración se detuvo y sus ojos no podían creer lo que estaban viendo.

Zeo, no estaba en condiciones para mantenerse de pie, sin aliento, sus sentidos habían desaparecido, como sus emociones, sus sentimientos y pensamientos fueron despellejados, su corazón fue arrancado cruelmente como si desprendieran al rojo vivo la carne infectada del cuerpo mal herido. Él se forzó a ver aquella escena que es posible que jamás olvide en su vida.

Arte de rojo y negro: Asesino de los colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora