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Al día siguiente, 23 de noviembre del 2020. El avaro sol se encontraba en el aposento de su solar forma de fuego y llamas, el salón número 03; aquel lugar aburrido que representaba el fracasado sistema de saberes y enseñanzas. 

Todos los presentes estaban en silencio, sólo faltaba Zeo por llegar, algunos estaban asustados por el examen de la anciana profesora, otros se encontraban respirando profundo repasando mentalmente lo poco que sabían, angustiados porque aquella evaluación representaba más de la mitad de la materia. Ellos sentían que sería una prueba de injusticias.

April, se encontraba en total confianza, totalmente preparada, con su lápiz expuesto en la mesa de su asiento.

La única persona que no se preocupaba por lo más mínimo de la aproximada prueba era Silver; sus ojeras pronunciadas, anunciaban noches mal descansadas, su ojo izquierdo verde y su derecho azul desfilaban un baile de venas rojas, sus manos se apretaban mutuamente sobre su boca, tratando de contener sus gritos, temblaba, aferrada a su rosario de plata que estaba envuelto totalmente en su mano derecha, como una enferma rogándole a dios que la cure, con una respiración agitada.

A continuación en ese instante; el sonido seco que produjo la puerta de madera al abrirse suavemente, todas las tormentas de Silver, se hicieron en carne y hueso; Zeo entró cabizbajo, con un cansancio en su rostro, que reflejó un agotamiento excesivo.

En ese momento las pupilas de Silver se dilataron, viendo su gran tempestad sobre sus remolinos de locuras, en ese segundo, cuando su víctima cerró la puerta; el sonido al cerrarse, invoco un concierto de demonios en el corazón de ella, sus luces se apagaron en su mente.

Silver, no pudo distinguir el bien con el mal, sus latidos se detuvieron por un segundo en un fuerte bramido, comenzando el escándalo de su sangre en sus torrentes.

Silver, se levantó, de pie como un demonio a punto de castigar al pecador.

— ¡TE MATARÉ ASESINO DE LOS COLORES! —gritó Silver, mientras que todos se asustaron con aquella voz; directamente las miradas de todos los presentes se concentraron en ella, aquella mujer que promulgo el desorden y la ira. Mientras que su cara se divorció de la cordura. Sin pensarlo ni una vez, tomó con furia, la parte inferior metalizada de su pupitre, levantándolo sobre su cabeza, tomando un pequeño impulso, lo lanzó, como el blasfemo escupe al inocente.

A continuación, Zeo se percató de la dirección exacta del ataque, sus reflejos no lo desampararon y logró esquivarlo, moviendo un poco su cuerpo hacia su derecha, el sonido alardeado y potente del impacto que se produjo del choque del asiento con la pared, despertó la atención de todos presentes que se colocaron de pie, mirando aquel espectáculo.

Silver, se disparó hacia él, con el símbolo católico de plata aferrado a su mano derecha; a continuación, dentro de su bolsillo sacó un cuchillo de empuñadora del mismo color que su nombre, sus pasos eran violentos y desesperados, fueron cuestión de un segundo, que su mano izquierda sujeto con fuerza la chaqueta de Zeo, empujándolo contra la puerta.

A continuación, Silver frente a merced del cuello de Zeo, amenazándolo con su daga de espina sostenida por su siniestra.

Zeo, entre la espada y la pared, su tranquilidad era casi de mentira, sus ojos reflejaron la serenidad que había en su corazón en ese momento, el placer de Silver era inmenso, no aguantaba más por saciarse. — ¿Quieres que te mate aquí, dentro del salón o vamos afuera? —preguntó ella, con un tono suave y una cara de satisfacción; inmovilizando por completo a su presa. Todos no podían creer lo que estaba pasando.

Zeo frunció su ceño, sólo se limitó a mirar a Silver sin hacer ningún sonido o decir alguna palabra. Silver, lo miro fijamente y con una respiración acelerada, movió su cabeza tanto al lado izquierdo como derecho, en un baile maniaco, angustiada; esperando alguna respuesta, sus ojos enmarcaron la agonía, la desesperación; como una demente mirando los barrotes de su celda, esperando la dulce inyección del descanso eterno.

Arte de rojo y negro: Asesino de los colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora