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Hasta que la calma volvió al cuerpo de Zeo al identificar esa voz familiar. — ¡Soy Kaori! ¡Abre la puerta Zeo, acaba de suceder algo terrible! —Kaori exclamo, con un tono desesperante.

Zeo preocupado tomo rápido la manilla de la puerta y con un halón, la abrió, dando la entrada a aquellas noticias negras y amargas.

— ¿Qué está sucediendo? —Zeo pregunto, perplejo ante lo alarmada que estaba Kaori.

Todo paso tan rápido para ella, en un abrir y cerrar de ojos. A ella le costó decirle lo que estaba sucediendo, hasta que hallo las palabras correctas para informarle. —Quieren matar a Alaska, vamos rápido Zeo —contesto Kaori, con una cara que expresaba desesperación.

—Alaska intento matar a Aisha —dijo Kaori, mientras que Zeo no sabía cómo reaccionar, simplemente quedo mudo por las locuras planteadas por ella.

Kaori siguió narrando brevemente lo que sucedió, para que él entendiera la situación. —Se reunieron la mayoría en la cancha y quieren asesinarla —dijo ella alarmada.

Él sin pensarlo ni por un momento más, decidió hacer lo correcto ya él no aguantaría otra desgracia. —Tenemos que impedir que sigan cometiendo más locuras —dijo Zeo, con una cara de asombro. Ellos dos se pusieron en marcha velozmente por todos los pasillos interminables, aquellos que se volvieron cortos, con la prisa que ellos poseían en sus atormentados corazones, hasta que llegaron a la cancha descubierta y desnuda por el cielo avaro con sonrisas de enrojecerse, donde tenían a Alaska. A continuación ellos divisaron que ella estaba amarrada por varias cuerdas de cuero, tanto sus manos, como sus brazos. Ella estaba totalmente inmovilizada, alrededor de ella estaban Ricardo, Aisha, Scarlett, Brooklyn, Myles, Adrián y apartados de ellos Charlotte. En ese instante inicio la fiesta de gritos y razones.

Ricardo pensó que estaba en lo correcto, que ella era una amenaza para todos, así que decidió sin dudar ir contra de ella. — ¡Por nuestra seguridad, mataremos a Alaska, no podemos seguir viviendo con ella! —exclamo Ricardo, con una cara enloquecida. A continuación, en ese momento Zeo se interpuso en el camino.

Zeo tratando de que Ricardo entrara en razón, dejo que su corazón hablara por él. —Ricardo, espera tenemos que actuar como personas civilizadas. ¡No podemos tomar justicia por nuestras propias manos! —exclamo Zeo.

—Vimos como Alaska intento asesinar a Aisha —exclamo Ricardo, mientras se ensordecía con sus palabras.

Aisha, estaba totalmente enfurecida lo único que quería era, ver muerta a Alaska. Ella era una persona que odiaba con todas sus fuerzas. — ¡Deben de matarla, es una loca! ¡Ella es la infiltrada! Aquí está la asesina que se esconde entre nosotros —aseguro Aisha, mirando con desprecio a Alaska.

Zeo, ante lo inaudito de la pelea quería detenerlos a como dé lugar. — ¡Esperen! Debemos de tomar las cosas con calma —propuso Zeo.

Ricardo no le prestó atención alguna a las palabras de Zeo, ya él había decidido que haría para solucionar el problema. — ¡Aquí no hay nada más de que hablar, todos la vieron! Las palabras están de más —sentencio Ricardo, con su ceño fruncido en su rostro, todas las palabras cesaron. A continuación él impulsivamente tomo un cuchillo que mantenía guardado en su bolsillo y ataco en dirección a Alaska. En ese instante un sonido seco en medio del acto. Zeo con su mano izquierda bloqueo el ataque de Ricardo, sosteniendo su muñeca derecha.

Arte de rojo y negro: Asesino de los colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora