Donde YoonGi con 18 años entra en celo siendo violado a la fuerza por un poderoso Alpha mujeriego, quedando embazado, iniciando con una difícil vida para un Omega que sin marca empieza a serse responsable de su único amor, su pequeño hijo de 3 años...
Solo pude sentir como el tiempo a mi alrededor se detenía, del como el rostro sombrío de mi ahora jefe se desfigurada mientras pasaban los minutos unos largos minutos.
Congelando por completo mi delgado cuerpo, notando como las feromonas del Alpha llamaban de mi omega, mejor dicho reclamaban por el mío.
Que nervioso se revolvía en mi interior, sabría que tendría miedo, también temblaba del horror como me encontraba yo, bajo una tenue capa de pánico que se apoderaba en el aire.
Nos encontrábamos exactamente en la misma situación cuando años atrás se habría provechado de mi inocencia.
Y en estos momentos volvía a sentir esa sensación embriagadora que soltaba el cuerpo de Jimin. Ese aroma que muchos años atrás habría buscado por su ayuda, teniendo unas incontrolables pesadillas, el desastre de mi omega al pasar cada celo fuera de su alcance.
"Fuera de su propio hijo".
Cerré los ojos y espere mi desenlacé final, no podría patalear mi cuerpo se encontraba inmovilizado, y si caminaba o siquiera escapaba sabría que me encontraría, solo quedaba esperar que el inservible Alpha gozara de su carne nueva.
Pero eso no habría pasado, pude notar al abrir los ojos esa mirada iluminada, con unos grandes toques de lujuria que avanzaban camino recto, donde me encontraba.
Tambaleándose ante el fuerte aroma de mi celo, que habría llamado Jimin al desesperar a mi omega con su estúpido celo.
Escuchado como sus pisadas se hacían cada vez más fuertes, y su respiración se aceleraba ante cada paso que daba. Y mi Omega más que desesperado me hacía jadear, aunque no quisiéramos esto, ante un Alpha en celo nosotros no podemos negarnos y tendríamos que obedecerlo ante todo lo que él quisiera.
— Acércate YoonGi. — Usando aquella irritable voz de Alpha, solo basto para que fuertes corrientes eléctricas recorrieran todo mi cuerpo, que como hechizado se acercaban a este.
El cual gustoso sonreía complacido, notables veces se removía del dolor que su lobo le hacía brindar ante lo ansioso por marcar y gozar de un nuevo celo a su disposición. Como si peleara internamente por quien tomaría el mandado.
— ¡Buen chico!... No sabes cómo te disfrutare. — Gruño tomando de mis caderas, haciéndome soltar un gemido de mis labios.
Estaba débil no lo negaría, me encontraba en medio de un celo producido por mi violador.
¿Que más podría pasar?
Ladee mi rostro renegando el contacto visual con sus ámbares ojos, que no apartaban su mirada de los míos. Y trate de soltar sus asquerosas manos de mi cuerpo, pero incluso lo había enfurecido aún más.
Lanzándome de frente contra su escritorio, escuchado como el sonido de las hojas volaban y cosas menos importantes caían al piso estruendosamente, mientras mi rostro se mantenía pegado en la fina mesa de roble sólido provocándome fuertes arcadas.
Mi Omega empezaba a irritarse ante la impotencia del desconocido, que parecía un lunático desprendiendo de mi ropa, de mi escasa ropa. Lagrimee ante el fuerte dolor en mis caderas, como mi estómago dolía el doble, y el calor me asfixiaba en cada momento.
— Este aroma me es tan conocido...— Susurraba en mi oreja, lamiéndola de paso con su húmeda lengua. Rozando con sus filosos dientes mi cuello, el cual ladeado observa que no llevaba marca, y ante tanto años en solitario jamás me dejaría marcar por un Alpha.
— Hermoso, ¿Nos conocemos de antes? —Pregunto en el momento justo que mi mente se congelo, dejándome en blanco.
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Una helada brisa congelaba de mi rostro asiéndome despertar de bruces, con un pequeño bostezo. Asustándome al empezar a admirar una habitación completamente desconocida, alertándome de inmediato al no sentir a mi pequeño hijo a mi lado.
Sino unos fuertes brazos fornidos que mantenían posesivamente de mi cintura, entrando en pánico de inmediato al notar aquel rostro que jamás olvidaría.
