Donde YoonGi con 18 años entra en celo siendo violado a la fuerza por un poderoso Alpha mujeriego, quedando embazado, iniciando con una difícil vida para un Omega que sin marca empieza a serse responsable de su único amor, su pequeño hijo de 3 años...
Ya casi una semana desde la desaparición de mi adorado hijo, las lágrimas se encontraban secas en mis ojos y se negaban a seguir saliendo, la garganta no dejaba de retener el nudo que llevaba en mi interior día tras día.
Era una pena tan grande que parecía que me mataría en cualquier momento, tal vez llegaría a matarme sin darme cuenta.
El dormir por las noches, era cada vez más pesado estaba teniendo insomnio, y el apetito no quería llegar de ninguna forma, según el doctor mi omega se negaba a recibir alimento, a menos que apareciera su cachorro.
Lograba entenderlo, pero por el bien del nuevo cachorro en mi interior, me alimentaba a la fuerza, aunque mi estomago lo rechazara a los minutos.
Los cambios en mi cuerpo empezaban a ser notorios, pero lo lograba ocultar bajo una capa de ropa gruesa, y el aroma del bebé, seguía penetrando mi piel mientras los días pasaban.
Jimin asociaba estos cambios a la falta de mi hijo, y esperaba que esta mentira se la tragara mientras seguía a su lado.
Mi plan seguía en marcha, y no me retractaría, Park Jimin jamás se enteraría de su segundo hijo.
Mientras seguía preparándome para la conversación pendiente de aquella vez que me habría fugado, no estaba pensando esa noche, mi omega estaba devastado, y mi mente hecha una mierda como para ponerme a escuchar estupideces de parte de Jimin.
Esa noche caí ante una nueva decaída de ansiedad, y Jimin se encargo de cuidarme, agradecía que estuviese a mi lado, pero me gustaría que lo hiciese porque le importara y no para cuidar de mi culo ante otros Alphas.
Al final de todo el cachorro que buscábamos cada día y noche, era su hijo.
Pero era Park Jimin, no podía sentarme a esperar que de un día para otro cambiara, quizás mi querido hijo no sea el único "Park" en su vida, y muchos iguales a mi estarían peleando por lo mismo.
Cerré mis ojos y esperé que el cansancio de días enteros llegara, pero nada, mi cuerpo se encontraba débil, los mareos y los dolores de cabeza eran parte de mi día, solo esperaba que un milagro me devolviera a mi hijo con vida.
Y al parecer no estaba tan alejado de lograrlo, al escuchar a Jimin correr hacia su móvil que sonaba de forma estruendosa, desde la habitación contraria, le había pedido que durmiéramos separados hasta que encontrara a mi hijo, y habláramos los tres, ¿Cómo en una familia?, ¿Acaso está lo era?
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Los nervios estaban a flor de piel, y las náuseas estaban amenazando con volver aunque en este caso era diferente la causa. Alguien había dado con el paradero de mi hijo, unas cámaras habían grabado el momento en el que mi cachorro caminaba solitario entre calles desconocidas.
En conjunto a Jimin íbamos hacia Lustrum, para verificar si el infante que las cámaras grabaron era JiHoon, y no otro niño perdido.
Jimin no decía nada, y su móvil no dejaba de sonar mientras íbamos en el auto. Tampoco quería que dijera algo, los nervios terminarían por hacer de mi un desastre, y miles de sensaciones pasaban por mi cuerpo, como miles de situaciones se situaban en mi cabeza.
