Donde YoonGi con 18 años entra en celo siendo violado a la fuerza por un poderoso Alpha mujeriego, quedando embazado, iniciando con una difícil vida para un Omega que sin marca empieza a serse responsable de su único amor, su pequeño hijo de 3 años...
Desperté desparramado en mi cuarto, sorprendiéndome al no encontrar a Jimin a mi lado ya sea regañándome o llamando mi nombre, algo extrañado seguí con mi día, no siempre Jimin vendría por mí, mi omega debería estar feliz, más no dejaba aquella preocupada sensación en mi pecho.
Joder debería estar enfermo, loco, si me estaba preocupando de un bastardo que me violaba todo los días, gruñí al comprender que extrañaba a Jimin, joder en que mierda me estaba metiendo.
Quizás mi omega se encontraba acostumbrado a este desastroso vivir, en el que nos encontrábamos.
Salí de la habitación, dando pequeños pasos buscando el aroma de Jimin, golpeándome mentalmente, para bajar hecho una furia conmigo mismo.
Todo parecía andar bien, no debía preocuparme hoy sería igual que todo los días.
Mi corazón no podría estar más dañado, el no tener a mi hijo conmigo, a mis seres queridos me sorprendía el hecho que siguiera con vida, pensaba que todo esto me mataría, mi lado omega parecía no querer abandonarme y eso lo agradecía, éramos unos guerreros.
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Por otro lado, bastante alejado de la mansión Park un pequeño risueño jugaba con sus juguetes, según su tío Taetae, sino sonreía su papá Yonnie no volvería de su viaje.
Y aquello no quería el menor, así que todos sus días pasaba con constantes sonrisas pero eso no dejaba de lado que extrañara a su papá, aquel que le regalaba sonrisas pequeñas, abrazos aun al hacer travesuras y sus besos, su cuerpo al despertar abrazado a él, su aroma.
Ya cinco meses se cumplían, sin su padre los amigos de Jimin, trataban de alegrar al pequeño cachorro que parecía creerse la mentira, pero no siempre mantendrían oculto de lo que paso aquel día desastroso.
Jihoon aun tendría pesadillas, en donde aquel malvado Alpha sacaba a rastras a su padre el cual lloraba, él jamás debería llorar a menos que sea de felicidad.
Desde ese día, el menor se prometió cuidar mejor de su papá, sacando incluso sus colmillos. Aquellos que descubrió la semana pasada, picaban y ardían ante la incomodidad.
Sus tíos dormían, y su mañana se volvía aburrida sus juguetes pedían piedad, y sus ojitos miraban el exterior. Aquel que no se le permitía salir sin vigilancia, sus tíos se preocupaban demasiados, solo quería sentir el fresco aroma en su rostro solo un día.
Camino con cuidado hacia la puerta trasera, hace poco abría aprendido a abrirla tras examinar a su tío Hobby hacerlo una tarde pasada, tomo una caja grande de juguetes y la vacío. Miro a sus lados, y al no notar movimiento, subía a esta abriendo el pestillo, sus dientes rechinaron de la emoción.
Solo saldría unos segundos, que saldría mal sus tíos jamás sabrían que habría salido sin su autorización.
Pero el cachorro no se sorprendió al ver a un desconocido que se acercaba, su pequeña nariz busco aquel aroma reconociéndolo de inmediato.
— ¡Tío Jinnie! — Exclamo escondiendo sus felinos ojos tras una sonrisa grande, corriendo a sus brazos.
— ¡Vamos pequeño, Papi Yoongi te espera! — Tomando al infante en sus brazos, sabría lo que hacía pero necesitaba regresar al menor con su padre, YoonGi parecía muerto en vida cada día tras su jornada laboral.
Quizás al ver a su hijo le ayudaría a sanar ese vacío, aunque claro que después hablaría con los amigos de YoonGi primero se preocuparía de poner seguro al menor, que jugaba con su cabello.
Abría planeado esto desde que YoonGi volvió al trabajo, totalmente devastado, Jin no tendría un hijo, pero su lado omega comprendía lo que era perder un ser querido que amabas mucho.
