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Mientras Jihoon jugaba con sus juguetes, yo me dedicaba de hacer de la cena, hoy vendrían mis dos mejores amigos, los únicos con los que les debería quizás toda mi vida con lo agradecido que me encontraba.

No era un experto en la cocina y todo casi siempre se me quemaba o terminaba mal, al menos la cena se encontraba presentable mientras pasaban los minutos, nada me hacía más feliz que escuchar reír a mi pequeño que se encontraba en el salón.

"Una tarde tranquila para mi pequeña familia."

Así que mientras esperaba que todo terminara de coserse bien, fui a examinar a mi pequeño que jugaba con sus autitos regalo de hobby como le decía mi cachorro, y estos no le regañaban ya que les encantaba escuchar de sus labios los sobre nombres para "ciertos" adultos.

— Mi amor, ¿Cómo te encuentras?, ¿Ya quieres que los tíos Taetae y Hobby vengan ya? —Preguntaba al notar la mirada deslumbrante del infante que achinando sus ojitos sonreía, asintiendo con la cabecita.

— Ya no falta para que vengan mi amor, pero por mientras que esperamos porque no le das un poquito de amor a tu padre bebé. — Abriendo mis brazos para esperar al pequeño, pretendiendo darle un gran abrazo con mucho amor, el cual nunca llego ya que mi pequeño corrió a la puerta cuando esta sonó estruendosamente gritando a los allegados. Definitivamente Taetae estaba malcriando a mi angelito.

— Así te queríamos ver Min YoonGi, como tu propio hijo te deja con los brazos extendidos, acepta pan de dios, esta carita de demonio disfrazado de ángel me ama. —La egocéntrica voz de Taehyung hizo que sonriera, pues así era aunque la angustia nadie me la sacaba de encima.

La triste realidad cuando tu hijo se criaba con otra persona.

— Hobby acompáñame a poner la mesa, dejemos a este par juntos, la estupidez se pega querido amigo.  —Si Taeyung jugaba con fuego también lo haría, con su ser más querido.

La maldad jamás te llevará algún lado, pero si la persona causa un gran daño en ti, no hay forma de remediar lo que rompió, aunque en este caso me gustaba molestar al castaño.

— Creo que ya se me pego, cerebro, cerebro... ¡No hay cerebro! — El morocho negaba con la mirada, mientras posaba sus manos en la cabeza del castaño revolviéndola imitando la voz de un zombie.

— ¡Estúpido, si tengo cerebro! — Exclamo este lanzándole codazos a su pareja que sonreía divertido.

— ¡Hey!, ¡Niño presente, nada de malas palabras! —Regañaba, no quería que mi retoño aprendiera malas palabras a tan temprana edad, aún era mi bebe regalón, no aceptaría que este ya se encontrara creciendo. Sin duda estos estúpidos, eran los que malcriaban a mi pequeño.

— Sino me ayudan no habrá comida, solo mi bebé comerá de mi exquisitez. — Solo la melodiosa voz de mi angelito se escuchó, a la siga de quejas de mis traviesos amigos que hacían pucheros, como unos niños cualquiera.

"Los mejores amigos que pudiera tener en el mundo se encontraban aquí conmigo."

"Lustrum" » |JimSu. «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora