(016)

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No quería admitirlo pero me sorprendí en grande al ver la inmensa mansión de Park Jimin, el cual con una sonrisa socarrona, solo se limitaba a verme por el retrovisor del espejo.

— Es un regalo de NamJoon, la anterior fue subastada de bastardos policías. — Se limitó a decirme al cruzar miradas. Pero solo duraron unos segundos para que gruñera y apretara de mis puños, que ya dañados empezaban a dolerme.

— Ni creas que seré amable contigo, después del escándalo que le mostraste a mi hijo. — Pronuncie cada palabra con un tono ácido, dejando toda mi furia cargada en cada oración.

Pero como siempre por parte del Alpha, se limitó a mofarse en mi rostro.

— Ese chamaco, debe respetar a sus mayores. — Contesto.

— ¡Ese chamaco tiene nombre! — Exclame.

— No me interesa la vida de tu bastardo hijo. — Volvió a responder para estacionar su lujoso auto.

Pero mi mente solo se limitaba a odiar más al ser humano que se consideraba mi jefe y sobre todo un Alpha.

Bajando de mala manera de su mierda de automóvil, dando un gran portazo. Me daba exactamente igual si con eso recibiría un castigo, pues mi furia en esos momentos no se estaba midiendo en sus acciones.

— ¡Hey hermosura! — Canturrio después de seguirme, estaba empezando a caminar sin sentido.

Todo mi ser se encontraba a la defensiva, todo olía al asqueroso Alpha. Y mi lado omega estaba desesperándose ante ese aroma tan familiar, dañándole.

— Quiero descansar. — Respondí al encararle, al llegar a un camino sin salida.

Pero la burlesca sonrisa del moreno, solo me respondió que dormir no estaría en sus planes.

— Hay mucho por hacer lindura, dormir será después de mis lesiones contigo. — Contradijo.

No se limitó a ser paciente ni amigable, solo me tomo en sus brazos y me condujo hacia la fabulosa entrada. Ingresando su clave de seguridad, mi mirada solo se posaba en lo lujoso y detallado que estaba decorado.

Todo me dejaba en claro que costaba una fortuna, pero que podría esperar de un mafioso.

— Te mostrare tu cuarto y tu closet. Me temía que no traerías nada, y ya pedí tu vestimenta para todos estos días que estarás conmigo. — Hablaba y hablaba, pero solo mi mente se fijaba en cada salida de escape. En caso de una urgencia, y la necesidad de cansancio en donde escaparía sin duda. — Espero que la ropa femenina sea de tu agrado. —

Ese fue el momento que mi realidad golpeo mi rostro, y mis sentidos se asustaron.

— ¡Ropa femenina!, ¡Soy hombre Jimin! — Exclame lo bastante fuerte, removiéndome incomodo en sus brazos, pataleando para que me soltara.

— ¡Te juro que te mueves una vez más, y estrenaremos el sofá! — Amenazo, y solo basto unos segundos para que me quedara como una piedra.

 Conté del uno hasta el diez, y cerré mis ojos abrumado.


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— Te mencionaré tu horario a partir de hoy. — Dicto mediante me miraba, después de mostrarme mi habitación.

No podría creer que unas ligas se encontraran en mis muslos, y que una diminuta falda tapara de mi parte noble. Ni mucho menos que mis labios fueran bañados de maquillaje y que solo un chal de lana escondiera mi pálida piel.

Me encontraba ridículo, y la habitación no pintaba con mi personalidad.

¡Que se jodiera si permitiría que el asqueroso color crema pastel adornada mi habitación!, ¡ Y vestimenta!

— No bajaras de aquí hasta que te lo mencione, supongo que sabes que no te marcare. —Empezó a nombrar una por una sus reglas, paseándose de un lado a otro. — No iras a mi habitación hasta que te lo permita, en las fiestas no hablaras. Responderás a todas mis órdenes o serás castigado, no huirás, porque sabes el riesgo que corren tus amigos. — Sonrió ante lo último. — Y por último seré nombrado "Daddy" a partir de ahora. —

Abrí en grande mis ojos al acorralarme en el centro de la cama, notando mi distracción y falta de atención a sus reglas.

— ¡Min YoonGi! — Exclamo, tocando mis piernas erizando cada parte que tocaba con sus asquerosas manos, inundándome de impureza. Para subir sus labios a mi cuello, lamiéndolo hasta llegar a mi lóbulo, en donde mordió sin piedad. Haciéndome gritar, para susurrarme en mi oído sonriente. — No quiero empezar a maltratarte por desobediente. —

Asentí del miedo, y solo cerré mis ojos esperando lo peor. Pero solo se alejó, para analizarme.

— Es hora del desayuno, tenemos mucho más por recorrer cariño. — Tomo de mi mano y me alzo, no sin antes recordarme el estúpido llamado que tendría ahora Jimin. — Quiero escucharlo de tus labios YoonGi. —

Aparte mi mirada y mordí mis labios, para soltar aquellas palabras estúpidas. Complaciéndole, ganando como premio un beso en mis labios y su retirada.

Apreté mis puños y golpe con todas mis fuerzas el tocador conteniendo mis deseos de asesinarle, no quería más sufrimiento.

No tendría supresores, ni comunicación con mis amigos, no sabría de mi bebé. Y cada una de las cosas me atacaba, y me debilitaba.

Estaba encerrado en las manos de Park Jimin, y la única manera de liberarme era complaciéndole. Mientras más rápido acabara con él, más rápido volvería a mi hogar.

"Lustrum" » |JimSu. «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora