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Los días de mi felicidad duraron aproximadamente 3 semanas, hasta que Jimin me cito a su oficina para hablar del tema de mi pequeño hijo. No mentiré que mis pelos se pusieron de puntas al pensar en las miles de formas que me torturaría, desde que mi pequeño apareció tan sorpresivamente agradecí, que mi retoño me ayudara a sacarme a Park de encima cada día que pasaba.

Sin duda llegue a su oficina sin sentir las piernas, estas parecían no querer reaccionar a traspasar la pequeña puerta que me apartaba de Jimin.

Respire profundo y con la mente en blanco, toque tres toques en ella y ingrese al escuchar su ronca voz del otro lado.

Agradecía que mi pequeño hijo se encontrara correteando con Kai, porque no sabría en estos momentos lo que Jimin querría de mí, y no permitiría que sus felinos ojos vieran como era sometido por el feo Alpha, como le llamaba mi bebé.

Jimin se encontraba en su escritorio, con sus manos en la cara, esperando que llegara, su sonrisa no tranquilizo mi desastroso cuerpo, aquello empeoro mucho más.

Pero en estos momentos debía de ser un omega fuerte por mi hijo y por mi lobo el cual parecía cada día mas temeroso, sin incluir los grandes traumas que a conllevado desde entonces.

— Daddy. — Le llame, con ese ridículo apodo que reclamaba que de mis labios saliera siempre al vernos a solas.

Era una de las reglas, el llamarle de esta forma al estar en su residencia, cuando trabajábamos, Park solo era mi jefe y yo un omega mas de su sucio trabajo.

Jimin al percatarse del apodo tan poco imaginativo, agrando su sonrisa mucho más. Notando el deseo en sus ojos, aquellos que no dejaban de mirarme desde que traspase la gran puerta.

— Tenemos que hablar omega. — Su voz no dejaba de ser aguda, carraspeaste una voz tan singular, y tan extraña.

— Ya estoy aquí, Daddy. — Me senté en una de sus sillas, en frente de su escritorio. Esperando lo que de esa mente de completa impureza pensara en hacerme.

— Tu hijo. — Sin vacilar en el tema empezó a hablar, bajando sus manos de su rostro para arrugar su nariz, empuñando sus manos, parecía que mi cachorro contrajo problemas para el estúpido Alpha, agradecí mentalmente que ninguna risa saliera de mis labios, y en cambio preferí pellizcar mis piernas. — ¡Quiero que se vaya lo antes posible! — Finalizo con una incomoda sonrisa en sus labios mientras mi corazón empezaba a latir sin control, sentía venir las lágrimas en mis ojos.

No soltaría a mi hijo de nuevo, no después de tanto tiempo sin estar con él. Sin escuchar su voz, su melodiosa voz infantil, sus abrazos y sus besos por mi rostro ni mucho menos dejaría que Jimin se saliera con la suya, en estos momentos mi Omega se encontraba dañado, y más que enfadado.

Si tendría que pelear por mi hijo, lo haría, esta vez no temería ante Jimin.

Mordí mis labios y me levanté de la silla con bastante fuerza, tirándola lejos. Apreté mis puños y golpeé su mesada con rabia, me hubiera gustado sujetar su camisa y borrar su sonrisa de mierda. Romperle todos sus dientes, para así terminar con su parte baja en donde la molería, pero me bastaba con dañar su preciada mesa costosa.

— ¡Mira Park Jimin, he soportado tus incontrolables abusos ante mí!, ¡Que me hayas sacado a rastras de mi propio hogar!, ¡Que me violes cada puto día para satisfacer tus necesidades enfermas!, ¡Pero escúchame una cosa intento de Alpha, jamás te meterás con mi hijo!, ¡Con mi cachorro no, si tengo que morir para defenderlo, pues adelante acaba conmigo!, ¡Pero jamás tus asquerosas manos tocaran a mi hijo y lo volverán apartar de mí!, ¡Y espero que esto te quede claro Jimin, ya no temeré en ocupar mi fuerza en ti! — Le mire a los ojos, sin apartar la mirada, trasmitiendo mi furia en ellos. Para darme la vuelta y pretender salir, con el corazón por la garganta y mis piernas hechas unas verdaderas gelatinas, pero no me arrepentía de lo que había salido de mis labios.

Solo que en mi mente jamás previnieron que Jimin se riera, y que me atrapara en sus brazos por la espalda, mi cuerpo se tensó, toda valentía murió en menos de unos minutos. Solo pedía que mi muerte fuera rápida, y que mi hijo fuera el mejor de todos en este mundo.

"Que sea un excelente hombre en el futuro".

Pero en cambio unos labios besaron de mi cuello para subir a mi oreja mordiéndola, erizando todos mis pelos faciales, cerrando los ojos para esperar mi desenlacé final, "Estaba acabado".

Tan valiente que eres YoonGi, eres una delicia. — Gruño en susurros sin dejar de torturar mis sensibles orejas. — Me pones de tan solo notarte enojado. — Rio con sorna para tomarme del cabello y lanzarme al suelo sin pudor alguno. — Ahora hace lo que mejor sabes hacer omega.—

Debía ser una buena broma, Park Jimin era el mas asqueroso puerco del mundo, si pensaba en hacerle un oral después de enfrentarle.

Pedía a todos los dioses que algún día, todo el daño que provocaba Jimin se le devolviera de la peor forma. Sin saber que gracias a ese daño Jimin era la persona que ahora era...

Estoy esperando esa boquita en mi querido amigo, YoonGi, solo de esta forma pensare en dejar al mocoso mas tiempo en mi propio hogar. — Nuevamente su risa, su burla ante mi persona.

Jimin se arrepentiría sin duda alguna, no me daría por vencido en acabar con Park.

Puede que mi lado omega sea un desastre, pero mi lado humano tendría sed de venganza, tomaría la perfecta solución para acabar con el Alpha.


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¡Así es YoonGi tómalo todo!, ¡Vamos se mas rápido! — Gruñía Jimin, mientras apenas podría respirar, las náuseas invadían mi garganta, en donde el miembro del Alpha se movía con completa libertad, el asco de tener toda su hombría en mi boca. Los constantes vaivenes que parecían querer desgarrar de mi garganta, y las lagrimas que no dejaban de bañar mis mejillas.

Solo esperaba que Jimin se viniera y me dejara en paz, pero el desgraciado no espero para ahogarme, sin dejarme respirar por unos segundos, en donde pensé que seria mi muerte, Jimin habría pasado en mi boca su nudo, vaciándose en lo más adentro que mi garganta se lo permitió.

Sintiendo el agotamiento llegar a mi cuerpo al tragar todo lo que pude, cayendo al suelo por falta de aire, sintiendo como más gotas agrias caían en mi rostro, al ver al infeliz de Park masturbándose lo poco de semen que quedaba.

Mi conciencia no podía con tanto daño, y todo a mi alrededor se volvió en completa oscuridad.

Solo esperaba no morir sin vengarme antes.



"Lustrum" » |JimSu. «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora