(018)

5.9K 842 120
                                    

Ya no recordaba la hora ni el día en que nos encontrábamos, una semana habría pasado desde que habría llegado a la mansión Park, cumplido cada morbosa situación sexual, los orales ya me daban mejor Jimin se corría mucho antes y más rápido.

Y solo quería salir y liberar mi mente, que desde que estaba encerrado ya ni podría pensar bien.

Camine por el espacioso jardín, ya que Jimin habría salido de urgencia, así que la casa estaba deshabitada. Muy pocos trabajadores estaban por la mañana, así que la vergüenza que me vieran en estas fachas ya era nula.

Lo que más me sorprendía del todo era el extraño comportamiento cuando llegaba a mi zona baja, pareciera que no era el momento de quitarme por segunda vez mi flor.

Hablando de flores unas hermosas amapolas salían a la vista, haciéndome sonreír.

Seguí el recorrido por un pequeño lago que cruzaba la mansión de Park, en el momento que me asuste al notar a un chico herido.

Corrí al rescate del, el cual me miraba con terror, debía tener la edad de mi pequeño, así que la imagen de verle me aterrorizo.

— ¿Te encuentras bien? — Pregunte ante el cachorro temeroso.

— Sí, solo corrí de un perro y tropecé. — Contesto.

— Me recuerdas a mi hijo, es igual de travieso — Reí al recordar a mi cachorro, en cuanto las lágrimas bajaron de mis ojos.

— ¿No estas con él?, ¿El amo Park no lo trajo con él? — Siguió preguntando, en eso saque un poco de información, era un sirviente de Jimin.

— No, no me permitió ni hablar con él. — Continúe explicando para sentarme a su lado en el césped a un lado del lago.

— Según mi madre, el amo Park nunca fue el que conocemos ahora. — Contaba el pequeño quizás unos años más que mi hijo, su forma de hablar fluida lo delataba. — Tiene una infancia dolorosa, y solo son dos hermanos. —

— ¿No sabes por qué es así? — Pregunte, empezando a analizar la herida del pequeño beta.

— Nunca me lo ha contado mi madre. — Confeso jugando con sus pies, para mirarme. — ¿Eres otro de sus juguetes? — Pregunto.

A lo que me desconcertó, Jimin ya habría traído a otros chicos.

— ¿Por casualidad cuanto duraban esos chicos? — Pregunte, quizás mis oportunidades de liberarme se estaban haciendo presentes.

— Supongo que algunos meses, el siempre busca a omegas débiles, no sé porque contigo es diferente. — Contesto, para levantarse al mirar la hora. — Tengo que irme, mi nombre es Kai, gusto en conocerte omega. — Y sin más corrió hacia una casona en el fondo.

Extrañado solo le miraba correr, Jimin buscaba a omegas débiles. ¿Por qué mierda se aferró tanto a mí, si soy lo contrario a lo que busca?

Miles de preguntas estaban en mi mente, pero al ver el fabuloso coche de Jimin. Me atemorice, una de las reglas era no salir sin su permiso.

Escondiéndome, logre vacilar a Jimin, el cual bajaba del coche no con una buena pinta. Subí a mi cuarto y me arregle un poco, para acostarme en la cama, seguido de unos pasos que iban en  dirección al cuarto expectante espere que viniera.

Y no falto ni un segundo más para que entrara hecho una bestia, me tomo del brazo y me saco de la habitación a arrastra, el dolor era mil veces más doloroso que cuando mordía mi piel marcándola.

— ¡Me has desobedecido! — Exclamo.

Y fue cuando me entro el miedo, estábamos caminando a una habitación misteriosa. Según la sala de juegos, pocas veces entre en ella y ahora con un Jimin enojado temía lo que me hiciera.

— Yo... Daddy. — Trate de formular alguna escusa pero fue en vano, solo al entrar me lanzo a la cama. Mirándome de pies a cabeza, para sonreír.

— Esta vez dejaremos el juego de los orales. — Pronuncio, para ir a buscar unas cosas.

Asustándome mas, al notar que eran. Eran consoladores de diferentes tamaños, y lo que más me sorprendió que estaba con una jeringa en mano.

— ¡Esta vez jugaremos más pesado cariño!, ¿Qué se sentirá jugar con un omega como tú en celo?— Pregunto con una sonrisa sádica entre sus labios.

Helando mi cuerpo por completo al verle acercase con esa jeringa.

Temía de Jimin, y de lo que me hiciera.

"Lustrum" » |JimSu. «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora