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Tras pasar un mes ante la inesperada despedida de Min Yoongi y de mi hijo, todo parecía detenerse, ya no estaría su simple presencia que adornaba mis días más deprimentes, no estaría para calentar el tempano de hielo que era mi corazón y derretir mis barreras, hoy solo me seguiría mi completa soledad como una sombra que quiere solo hundirme en el abismo.

Los recuerdos de ese día, esa noche, rondaban en mi mente torturándome en cada momento que pasaba, en pesadillas que no me dejarían descansar.

Las cosas no parecían mejorar mi estado de animo era decadente y cambiante, como si mi lobo estuviese desconforme de lo logrado con el omega, siendo honesto esta vez todo se había escapado de mis propias manos al ver al omega indefenso.

El omega que dormía con suma tranquilidad abrazando de su cachorro, aferrándose del con todas sus fuerzas protegiéndolo de todo mal, aquel mal que le acompañaba en esa misma oficina, ese mismo Alpha que le dañaba en cada oportunidad.

Maldición, mierda, estaba perdido la cabeza con solo saber la verdad. 

YoonGi no merecía todo lo que mi enferma mente lo involucraba, cada gusto al verlo sufrir decaía al estar a su lado, aquella sonrisa de satisfacción desaparecía al sentir su verdadera sonrisa tras sus benditos labios cerezas y un calor se instalaba directo en mi corazón.

Todo lo estaba haciendo mal, cuando lo tenia en mis garras en un cerrar de ojos desaparecía del mapa.

Ese omega estaba haciéndome perder la cabeza, y mientras pensaba en él la herida se volvía  abrir con fervor.

Sin poder aguantar el martirio que estaba procreando mi mente, tome de mis llaves y arranque al único lugar donde podría encontrar la solución.

Mi lugar secreto donde encontraría una buena solución para recuperar a mi omega.


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Desvié a los guardias que rondaban la zona, escondido entre una pared que tapaba mi cuerpo por completo, mientras escondía mi pistola en mi pantalón procurando que nadie notara de mi presencia, y descendí por el camino lucubre de en frente recorriendo hacia mi bendito lugar.

El lugar donde había comenzado mi delirio viviente, la herida cerrada ardía al acercarme al lugar esperado ante cada paso que daba. Mi corazón se apretaba y lentas lagrimas bajaban de mis ojos al notar aquel nombre en la lápida, al llegar a ella.

 "Park Jeon Jungkook".

Seque mis lagrimas y carraspee mi garganta esperando que mi voz no se cortara ante lo que estaría por decir, pero siempre seria el mismo cachorro siendo regañado por su fiel esposo, aquel que le esperaba con una de sus mejores sonrisas y le animaba cuando el día parecía ser una grandisima mierda.

Aquel chico que con solo sus besos lo trasportaba a otro mundo, hoy era ceniza bajo sus pies. En ese mismo instante era nada, y la culpa siempre recaía bajo sus hombros, la codicia envenenada en su cuerpo, la avaricia reinando en su corazón pudriendo su alma.

"Lustrum" » |JimSu. «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora