(022)

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Sin duda este sería mi jodida muerte, mis brazos se encontraban amarrados, de mis labios una linda mordaza se forma de manera penetrante en mi boca, y las lágrimas no dejaban de bañar mis mejillas de manera devastadora.

Jimin solo se encontraba disfrutando de mis espasmos y de las constantes reacciones al morder de mi pálida piel, para el retorcido de Jimin le parecía encantador el ver como esta se marcaba de tonos violetas en tan solo segundos.

No quería abrir mis ojos, ni mucho menos tratar de luchar contra Jimin, este estaba en su mundo, todo rastro de humanidad estaba dejado de existir por completo en su cuerpo.

Trate de gritar con toda mis fuerza al sentir la fuerte mordida por mis piernas, pero solo basto aquel jodido momento para abrir mi piel producto de las amarras, soltando más lagrimas ante el dolor desgarrador. Habría estado constantemente forcejeando, tratado así de poder liberarme. Pero aquello acabo, ya no podría hacer nada más que esperar mi castigo nuevamente por mi insaciable curiosidad.

Pero para Jimin solo le parecía divertido el verme sufriendo en mitad de su cama, completamente desnudo, una vista apetitosa para cualquier Alpha.

Joder, solo esperaba que todo esto ya terminara, no aguantaba el daño, el no tener a mi hijo, mi mente bañada de preguntas sin respuestas, un infierno en el que estaba viviendo.

Es más excitante cuando me miras. — Se burló Park adentrando uno de sus condenadas manos por mi plano pecho, buscando de mis puntos débiles. Mis preciados botoncitos, los cuales erectos solo hacían correr fuertes arcadas a mi espalda, un gran punto débil de mi parte y un gran error al mostrarle aquel gusto a la persona más retorcida como lo es Jimin.

Apreté mis puños, tratando de contener mi dolor, que no dejaba de cesar desde mis heridas que quemaban mi piel.

¡Pero joder!, ¿Cómo es que lo hacía para dejarme en este estado?

Lo odiaba, siempre seria el  imbécil más grande en el mundo, pero mi cuerpo pareciera aceptarlo por completo, con cada caricia de su parte, mis sentidos se nublan. Mi omega envuelto en pánico como un cachorro dócil mostraba su panza ante la dominación de Park Jimin.

¡Como odiaba mi realidad omega!, ¡Como odia la sociedad y a Park Jimin!

Nuevamente forcejee mis manos, ante otra mordida por parte de mis botones. Los cuales irritados y rojos, muy apetitosos para Jimin, mostraban una clara realidad de mi lado débil y vulnerable.

Abrí de mis ojos ante un fuerte sonido al desprenderse algo asustándome, aun tendría los ojos cerrados ante el suceso ocurrido pero pareciera que todo conspiraba a mi desgracia.

Park tenía en sus manos su correa.

Hoy nuevamente dejarían más marcas en mi piel.


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Constantes embestidas entraban en mi cavidad cada una más fuerte que la pasada, y mi cuerpo a total disponibilidad de Jimin, el cual solo se encargaba de llegar cada vez más lejos en mi estrechó agujeró.

Ya no sentía mis lágrimas, y todo mi cuerpo sudaba ante los constantes espasmos.

A pesar de tener una mordaza en mis labios, mi voz casi audible salía a flote excitando mucho a Jimin, el cual posesivo tomaba de mis caderas, para ingresarse con una fuerza sobre humana, gruñendo ante mis gritos de súplica. 

Aunque más parecían balbuceos, la mordaza dañaba cada vez más mis labios ante los gritos, pero necesitaba liberarlos, estos parecían ahogarse en mi garganta hasta el punto de ahogarme por falta de respiración.

Jimin consumía todo mi respiración a cada momento en el que sentía el nudo entrando por completo en mi interior, me sorprendía lo ágil que era este infeliz en la cama, como si los dioses hicieran una mala jugada en mi contra.

Mi omega lloraba en mi interior, éramos abusados nuevamente por el mismo bastardo. Sentía que mi lado Omega moría cada vez en sus manos, y un gran dolor al saber que después de unos meses, solo seremos en su vida un juguete más con el cual sacio todo sus deseos más crueles como sobre humanos.

Mis piernas se debilitaban, y mi espalda dolía no sentía mis brazos, ni mucho menos mis manos. Solo cerré mis ojos dejándome vencer por completo ya habría perdido la esperanza de que esto acabase lo más rápido posible.

En el momento que no sentí más sus movimientos, alertándome a lo que vendría. Un ardor de puta madre invadió mis sentidos, al ser liberado por la parte de mis brazos, ¡Y joder como dolía sentirlos liberados!, al igual que mis labios, los cuales sangraban ante el forcejeo de mis gemidos y gritos.

Sentía que mi cuerpo pesaba el doble, todo ardía y dolía.

— ¡Estas marcas te dejaran en claro, que nunca te metas en mis cosas Min! — Exclamo con su rostro sombrío acercándose más a mí tomando de mi brazo para voltearme, dejando que mi trasero quedara a total vista de sus ojos examinadores.

— ¡Contesta! — Gruño para darme una feroz palmada. Haciéndome chillar en mi lugar, joder como dolían sus manos de princesa. — ¡Min, si no hablas esto será mucho más doloroso! —Exclamo para darme otro manotazo en la misma zona enrojecida, alzándome en mi interior del dolor.

Mis ojos nuevamente picaban, de la rabia, emputecido. ¡Joder como odiaba a Jimin, y su completo dominio en mí!

— S-sí. — Conteste entre jadeos, al sentir su miembro rosar nuevamente por mi sensible agujero. Y el bastardo solo reía ante mi desesperación al sentirlo adentro.

— ¿Si?, ¿Qué? — Bacilo en signo de pregunta, ingresando la punta, para retirarlo repitiendo la acción varias veces, desesperando mi interior.

— ¡Si Daddy! — Grite lo más que pude, el jodido de Park ingreso de un solo movimiento su miembro hasta el fondo de mi interior.

Apretando mis labios con demasiada fuerza, no quería más guerra, que más quería si ya me tendría en su dominio.

Otro jadeo parecido a un chillido salió de mis labios, ante el movimiento errático, brutales por su parte. Mi mente estaba en blanco, solo podía escuchar los enfermos chasquidos de nuestros cuerpos unidos, el calor en ellos, y sus asquerosos gruñidos al poseerme.

Arquee mi espalda al sentir que me vendría, pero joder.

¡Park Jimin y sus castigos nunca acababan!

Su maldita mano tapo mi liberación, mis gemidos eran cada vez más altos, y mi respiración parecía salir de mi cuerpo ante cada vaivén salvaje en mi interior el cual se contraía ante la descarga al querer venirme.

Caí de cara a la cama, mientras mis caderas buscaban más contacto.

— ¡Joder! — Gruño Jimin, para tomar su cinturón y golpearme el trasero mientras se hundía en mi de una manera desgarradora.

Estaba hecho un desastre, sollozaba ante el constante dolor en mi miembro, de los azotes. Joder una más y me desmayaba con tanta agonía sin salvación.

Mis piernas flaquearon y mi mente se nublo, sentía unos mar de dientes en mi espalda, y un gran nudo formándose en mi interior. Un azote cargado de dominio, y mi liberación.

Solo constaron unos segundos en donde mi mente se apagó y todo se volvió negro, esperando que mañana todo acabara bien.


"Lustrum" » |JimSu. «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora