Magui se lo merece, parece un buen hombre, pensaba Carolina caminando alrededor de la casa con una muleta improvisada que ella misma fabricó.
Era de noche y aprovechó su insomnio y el sueño pesado de Hortensia que se había quedado en su recámara del segundo piso.
Sé que será difícil conseguir que la elija, pero para eso estoy yo, para insistir... día y noche.
Apenas salió la convocatoria, cientos de mujeres de todo el continente atiborraron el correo de Ian, quien ya no sabía qué hacer con tanto mensaje.
Carolina logró tomarle una fotografía a Magui y por la noche intentó subirla.
Intentó solamente, porque había olvidado por completo cómo hacerlo.Dos horas después, con sus dedos torpes sobre el teclado y un peor desempeño con el mouse, lo consiguió.
—¡Esto es una mierda! —replicó ante la laptop—. Te facilitará la vida —remedó las palabras de Magui—. Cómo no...
Después de tres días entrando y saliendo sin éxito, logró una noche... ¡borrar la foto de Magui!
Gritó y se jaló los cabellos, llena de frustración ante lo sucedido.
—¡Pendeja! —se insultó apretando los puños—. ¿Qué hice?
—Hola —apareció un saludo en pantalla—. ¿Hay alguien por allí? —preguntó dejándola paralizada.
¡Es él!, pensó Carolina pasando al nerviosismo.
—Hola —insistió.
Carolina tragó saliva. Levantó sus temblorosas manos y las puso sobre el teclado.
—o... La... —escribió y la máquina la corrigió automáticamente. Sonrió por la ayuda.
—Hola, soy Ian —contestó emocionándola.
—Hola, soy Ca... —borró rápido el error—. Magui.
—Hola Magui ¿qué haces tan tarde?
—Hablo contigo. ¿Y tú? —inquirió sintiéndose boba—. Qué tonta soné.
—¿Por qué?
—Se vio muy infantil el ¿y tú?. Me puse nerviosa.
—¿Por qué estás nerviosa? No estoy mirándote.
—Es verdad.
—Me llamó la atención tu manera de entrar y salir del chat —reconoció.
—Perdón, no me di cuenta.
—¿No estás segura de querer hablar conmigo?
—No es eso... —pausó Carolina sintiendo las manos húmedas. —. La verdad, es que no sé manejar ésta madre —pausó para borrar— máquina —corrigió—. Perdón, el autocorrector.
—Jajaja —escribió dibujándole una sonrisa, por el humor con que lo tomó.
—No te rías de mi desgracia —respondió risueña—. Ja ja ja —escribió.
—En verdad tu autocorrector te hace malas jugadas.
—Si, no creas que soy grosera...
—Nunca lo haría.
—Ya que estamos aquí, pregúntame lo que quieras.
Ian tardó en contestar. Dejándola a la expectativa. Luego escribió.
—¿Cuántos años tienes?
Carolina se paralizó. Su mente se puso en blanco.
—Creo que treinta...
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¿QUÉ HARÍAS POR AMOR?
Romance¿FINGIRÍAS SER ALGUIEN MAS PARA PERDER AL AMOR DE TU VIDA? Todo comenzó con un chat. Carolina se hizo pasar por su mejor amiga para conseguir una cita con el único hombre que le recordaba que era mujer... Después de todo, él nunca pondría sus ojos...