Pasaron más días en los que Ian la siguió y grabó mientras trabajaba. Era increíble que una criatura tan pequeña hiciera esfuerzos tan grandes y en jornadas de hasta doce horas.
Los fines de semana, a excepción de Fidel, visitaba a sus amigos, la mayoría gente de edad avanzada que según había averiguado habían sido amigos de su padre.
Jugaban cartas o simplemente platicaban de trabajo.
Cuando iba con Fidel era para estudiar. Ian la ayudaba leyéndole las guías pues ella y su dislexia tenían serios enfrentamientos. Podía leer todo, pero no al ritmo que deseaba.
Cada día la admiraba más, por la lucha constante que debía enfrentar consigo misma. Ella no lo sabía, pero era su heroína.
No dudaba que lograría ingresar a la universidad y convertirse en veterinaria. De no ser así, estaría encantado de llevársela y enseñarle todo lo que sabía.Llegó a acompañarla a algunos jaripeos donde participó causando que su sistema nervioso estallara más de una vez, al verla montar toros salvajes. Sin embargo ella lo disfrutaba como si de una droga se tratara. Su rostro irradiaba felicidad. Amaba el peligro. Tanto como él.
Pero más tarde, ambos recibían su recompensa. El cuerpo adolorido de Carolina era el más perfecto paisaje sobre el cual sus manos se paseaban, masajeando cada milímetro de su piel. Llevándola con sus manos a probar los mayores placeres que jamás había sentido.
—Dios, no sé que será de mi cuando usted se vaya —le dijo cerrando los ojos.
—¿No quieres seguir conmigo? ¿No dejarías todo para que nos vayamos a cualquier lugar del mundo?
Carolina abrió los ojos y se volteó. Cubrió sus senos con una toalla.
—¿Habla en serio?
Ian acarició su mejilla.
—No puedo estar sin ti.
Carolina se derritió. Le dolía tanto el cuerpo, sin embargo no dudaría en aceptar hacer el amor con él, esa vez deseando llegar hasta el final.
—Quiero ser suya. Por completo, por todos lados... —le dijo excitándolo.
—Carolina...
—¿Por qué no quiere?
—Claro que quiero. ¿No has disfrutado lo que hemos hecho?
—Pues si, pero usted no ha quedado satisfecho y sé que cuando esté dentro de mi... —se estremeció al decirlo—. Será tan feliz como yo.
—Carolina. He pasado meses sin sexo, he aprendido a sobrellevarlo.
La chica se sintió rechazada. Su teléfono móvil sonó y lo tomó sin dudar.
—Voy para allá.
—¿Qué pasó?
—La abuela de Nico y Samuel está grave.
—No creen que pase la noche —dijo Samuel.
Al verlo hablar lloroso y sereno con Carolina, Ian no pudo creerlo. Era el mismo al que le rompió la nariz. Incluso Nico estaba allí, con el rostro descompuesto por el temor de perder a su abuela.
—Lo siento mucho, la viejita siempre fué buena conmigo y ya merece descansar.
Samuel recordó que los tres fueron amigos cuando niños y no fué sino hasta que apareció Magui, que las relaciones se terminaron.
Los hermanos sabían por qué, pero ninguno se atrevía a decir lo que pasaba.
Y cuando Nico abría la boca nadie le creía. Carolina la veía como su salvadora y la defendía.
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¿QUÉ HARÍAS POR AMOR?
Romance¿FINGIRÍAS SER ALGUIEN MAS PARA PERDER AL AMOR DE TU VIDA? Todo comenzó con un chat. Carolina se hizo pasar por su mejor amiga para conseguir una cita con el único hombre que le recordaba que era mujer... Después de todo, él nunca pondría sus ojos...