21. HOT LINE

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Tiana Kengne
amada esposa.
Descansa en paz.

Decía la tumba, donde los restos de la mujer con la que compartió dos años de su vida reposaban. 

—Amada esposa —repitió acuclillado ante la tumba. Acarició la lápida de mármol blanco, con amargura—. Tenías razón, Tiana... tenías toda la razón y lo siento tanto. 

Apretó los labios. Un sentimiento de culpa lo invadió momentáneamente.

Conoció a Tiana en Africa, de donde era originaria. Fué una mujer que lo impresionó por su extraordinaria belleza física.

Su tez profundamente morena en contraste con unos hermosos ojos verdes lo atrajeron como imán desde que se conocieron. Ambos compartían el amor por los animales. Ella, en una sociedad protectora de especies en peligro de extinción de su país y él, iniciando su labor en una reserva para leones.

Pasó un año para que le propusiera matrimonio y al cabo de un tiempo le confesó que deseaba ser madre. Ian estuvo de acuerdo. Amaba a Tiana, sin embargo, la hermosa mujer vivía muy insegura de él y lo celaba constantemente. El ser presentador de un programa tan conocido lo volvía el centro de atención de toda clase de mujeres: actrices, conductoras, modelos. 

Era demasiado estrés para Tiana y el embarazo que tanto deseaba se negaba a darse. 

Comenzó a acompañarlo de vez en cuando a sus presentaciones, pero al ser testigo directo del afecto y coqueteo de otras, las discusiones se volvieron cada vez más intensas; tanto, que llegaron al punto de separarse. Tiana lo acusó de no amarla, incluso de serle infiel. 

—Dime la verdad ¿te acuestas con esa conductora? —replicó al terminar una entrevista de radio—. ¿Con cuántas mujeres te miras cuando no estoy? —preguntó dolida.

—¡Por Dios Tiana, paso meses en completa soledad! ¡Estoy trabajando y en lo último que pienso es en otras mujeres!

—¿Lo ves? ¡Ni siquiera piensas en mí! —le reprochó completamente perdida por los celos y el dolor de sentirse menospreciada, al no concebir aún el hijo que tanto anhelaba. —. Tu no me amas, solo estás conmigo por lástima —comenzó a llorar—. Ni siquiera he podido darte un hijo —gimió.

—Mi amor, no es lo más importante —aseguró dulcemente.

Sus palabras gentiles provocaron un efecto adverso en la joven. 

Tiana lo miró como si la hubiera insultado.

—¿Cómo te atreves a decirlo?

—Tiana, será mejor que te tranquilices. Pocas veces tenemos tiempo para estar juntos —le recordó meloso. La abrazó contra su voluntad, intentando calmarla.

Tiana lo rechazó violentamente.

—¡Pudrete en el infierno, Ian!

—¡No! —exclamó cuando quiso huir—. ¡No voy a dejarte ir!

Tiana le dió una bofetada y lo dejó paralizado. Con ese acto comprendió que debía darle su espacio.

Nunca más la volvió a ver con vida. Un accidente estúpido la mató. Ian aún no podía creerlo.

Su esposa murió tras resbalarse en el baño de su departamento. Se rompió el cuello. Al parecer había consumido un par de copas de vino antes de ducharse.

Entonces supo que tenía tiempo bebiendo, que había padecido de depresión severa antes de conocerlo debido al difícil pasado que tuvo siendo niña. 

Comprendió que su presencia en la vida de Tiana no fué de gran ayuda. Lo más triste fué que ahora sabía que siempre tuvo razón al de decir que no la amaba lo suficiente.

¿QUÉ HARÍAS POR AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora