54. ES MÍO

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—De por si ya estabas desconcentrada con la aparición de tu madre y el remordimiento de conciencia, pues ya con lo que ésa loca te hizo y lo que causó con Ian  entiendo que te puso peor. Pero ésa Magui maldita, más le vale que no se me ponga enfrente porque si tú le rompiste la boca, yo le voy a tumbar las muelas, y a su padre también.

—Ya entiendo por qué le caía tan mal —musitó Carolina—. Y ahora que me salga de la hacienda, voy a ocupar que me adopten un rato aquí.

Genoveva le acarició el cabello un cariño.

—Claro que si mija, si quieres puedes quedarte a vivir por siempre con nosotros.

Fidel frunció el ceño.

—Y a todo ésto ¿Te reconciliaste con Ian?

Carolina lo miró maliciosa.

—No hay nada que un buen catre no arregle.

Fidel meneó la cabeza.

—Canija chamaca, no sé que te dió ese hombre, para volverte tan atrevida.

—Déjeme ser feliz y ver la tele sin reclamos.

Carolina sonrió al ver en la emisión de un programa nocturno a su hombre favorito.

Era invitado en el programa de su amigo Jorge. Se sintió más tranquila al verlo mejorado, pues sus malestares por gripe lo habían tenido en cama un par de horas antes de que se despidiera de él para tomar su vuelo de regreso. Quería aclarar su vida cuanto antes para reiniciar.

Tras presentar a un tigre de seis meses, Jorge empezó a hablar de su vida personal.

—Ahora quiero saber que pasó con aquella convocatoria que hicimos hace pocos meses ¿Funcionó?

Ian dejó al felino sobre el escritorio y sonrió.

—Claro que sí.

—Para los que te seguimos en instagram, hemos visto como esa chica tan especial te robó el corazón.

—Asi es, Carolina es el amor de mi vida —dijo inflamando su corazón de felicidad—. La amo y ella me ama ¿qué te puedo decir que no sepas?

—¿Seguro que ella es la elegida?

—Definivamente.

—¿Qué te enamoró de Carolina?

Ian sonrió travieso y miró a la pantalla.

—Otro caliente —musitó Fidel.

—Es hermosa —respondió el biólogo—, no se parece a nadie que haya conocido y esa rareza me hechizó desde la primera vez.

Jorge se rió.

—Si, me acuerdo que decías que te peleaba desde el servidor y te dejaba con la palabra en la boca.

Carolina frunció el ceño. Ése hombre sabía lo que pasó las primeras conversaciones. Eso significaba que para sus conocidos nunca fué secreto que le interesaba. Sonrió muy enamorada.

—Te burlaste de mi, me acuerdo —continuó diciendo Ian—. Dijiste que era como gatito persiguiendo una luz y así fué. Ella me atrapó aún sin verla.

Carolina se sintió halagada. Entonces también era cierto que desde siempre lo atrajo y no fué el aspecto de Magui.

—¿Y cuando la conociste en físico?

Ian se rió nervioso.

—No voy a decir lo que sentí, pero fué muy intenso. Quedé fascinado y eso también lo sabes.

¿QUÉ HARÍAS POR AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora