La desnuda Carolina leía un libro, recostada en su cama.
Amaba ése momento, después de bañarse, tras un largo día de trabajo.
Aún tenía el cabello húmedo y le caía sobre la piel suave de los hombros, a pesar de los pocos cuidados que se brindaba.El celular estaba encima del tocador y no paraba de sonar.
Resopló molesta por tener que levantarse. Si no respondía, seguiría sonando.
Salió de las cobijas y con mala gana lo revisó. Era un número desconocido.
Nadie fuera de sus amigos la llamaba. Respondió por curiosidad.—Bueno.
—Carolina, habla Magui —dijo la voz entusiasmada e inconfundible.
—Magui —respondió soltando un bostezo—. ¿Qué pasó? —preguntó regresando a la cama —. ¿Cambiaste de celular?
—No, Ian me prestó el suyo —respondió tensándola.
—Ah, el animalero —musitó metiéndose entre las cobijas, sin una pizca de entusiasmo.
—Me urgía hablarte para darte la gran noticia.
Carolina sintió un escalofrío.
—¿Qué noticia?
—Ya hablé con mi papá —anunció emocionada—. ¡Ian se muda a tu casa mañana!
Carolina se cimbró de pies a cabeza. Dejó de respirar por un instante. Se dejó caer de espaldas en la almohada y recibió un fuerte golpe en la nuca al chocar con la cabecera.
—¡Au! —gimió sobándose —. ¿Cómo que viene mañana? —preguntó con los pies en la tierra.
—¡Sí, mañana!
—Mañana...
—Para que estés lista y lo recibas.
—¿Yo?¿Por qué?
—Eres la dueña de la casa.
Ian seguía incrédulo de sí mismo. Tengo más de treinta se dijo, no puedo creer que esté haciendo ésto.
Sin embargo la idea de pasar los siguientes días con la fiera de Carolina Vargas, le causaba emoción, excitación.
Se humedeció los labios y sonrió. Iba a ser muy divertido ganársela, porque sabía que para la criatura el hecho de tener a alguien desconocido en sus dominios resultaba intolerable.De pronto se quedó serio. ¿Qué demonios estaba pensando? ¡No! ¡Él no quería estar al lado de esa piraña!
—Pues si, pero ¿tiene que ser tan pronto?
—Hace semanas te pedí el favor.
—Ya sé, pero hay cosas que arreglar —señaló mirando sus senos al aire.
—Tu casa está perfecta ¿qué hay que arreglar?
—¡Po's... por su culpa me tengo que comprar ropa para dormir!
—No creo que a Ian le interesen tus pijamas —señaló divertida y Carolina se empezó a reír.
Se apartó el cabello que le cubría los pechos y su risa se volvió tan fuerte que Magui debió quitar la bocina de su oído.
Ian se la imaginó metida en una vieja camiseta enorme, desgastada y con agujeros.
—¿Verdad que no te importa, Ian? —inquirió Magui poniendo el altavoz.
—Claro que no me importa la pijama que uses, Carolina.
Carolina paró de reír al saber que la estaba escuchando. De pronto sonrió maliciosa.
—Po's yo no conozco a ninguna novia que le guste ver que su amiga ande en cueros delante del novio.
Soltó la bomba y se hizo el silencio. Magui quitó rápidamente el altavoz. Ian se dió una muy vaga idea de cómo se vería Carolina desnuda.
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¿QUÉ HARÍAS POR AMOR?
Romansa¿FINGIRÍAS SER ALGUIEN MAS PARA PERDER AL AMOR DE TU VIDA? Todo comenzó con un chat. Carolina se hizo pasar por su mejor amiga para conseguir una cita con el único hombre que le recordaba que era mujer... Después de todo, él nunca pondría sus ojos...