5. EXPERTO EN FIERAS

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—No creo que el señor y yo tengamos algo de qué hablar.

Dijo Carolina, después del silencio que reinó. Fueron unos segundos, pero los sintió eternos. Bastó para darse cuenta de que no había nada en ella que le resultara interesante.

Ian apenas hizo un gesto. Le extrañó la reacción tan negativa de la chica. Se veía muy tensa.

Pienso lo mismo.

Se miraron fijamente. Como dos fieras rivales. No hablaban entre sí, pero tampoco dejaban de mirarse.

—Esperaré a que terminen su conversación... —le dijo al hombre.

Se levantó. Ian miró la delgada silueta de la chica. Se aclaró la garganta cuando descubrió que sus formas lo atrajeron. Cintura pequeña, caderas bien proporcionadas... un trasero que si no estuviera tan lejos ya habría azotado por malcriada.

Carolina tomó la muleta que estaba cerca y ese detalle lo intrigó. Estaba lastimada

—Debí llegar con mis amigas hace una hora —se rió Magui coquetamente y Carolina arrugó la cara.

La contadora estaba en la sala, sentada muy cómodamente y ella en la cocina.

—Yo también tengo una reunión —respondió Ian.

—Entonces no sabré de ti en dos semanas —se lamentó.

No, estaré en Colombia haciendo un reportaje para la cadena en que trabajo y regreso para tomar unas largas vacaciones.

—Entonces, nos despedimos. Cuídate mucho.

Gracias, lo haré.

Se despidieron como si se conocieran de mucho tiempo atrás.
Carolina resopló. Ya no quería ir a ningún lado.

Magui cerró la laptop con una sonrisa. Se levantó y se le acercó. Se sentó frente a ella y dejó de sonreír.

—Asi que te haces pasar por mi para conocer hombres —espetó sin anestesia.

Carolina se quedó pasmada.

—N...no...

—¿No? ¡Pero qué caradura!

—No lo busqué para mí —aseguró.

—Entonces​, cuéntame la historia porque no comprendo qué sucede.

—¡No comprendes y estuviste una hora platicando con él!

—Es un tipo muy agradable y muy atractivo.

Carolina estaba ceñuda.

—No es tan guapo como se ve en la tele.

—No, en vivo esta aún mejor... ¿Viste esos ojos claros? Esos hombros anchos y musculosos.

Carolina tenía los labios apretados.

—Sabes que no me gustan los hombres.

—¿Segura?

—Él es perfecto para ti, por eso lo contacté.

Magui entrecerró la mirada.

—¿Para qué?

—Para que sea tu novio.

Magui abrió la boca.

—¿Un novio? —dijo azorada—. ¿Quién te dijo que necesito novio? —se levantó y se puso las manos en las caderas—. Carolina, soy una mujer moderna, no necesito de un hombre. No necesito de nadie para ser feliz.

—¿De verdad eres feliz?

Magui volvió a sentarse.

—¿Por qué piensas que no lo soy?

¿QUÉ HARÍAS POR AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora