Capítulo 2.

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Capítulo 2.

Múnich.

- ¿De verdad atendiste a Karl Heinz Schneider, Lily?.- preguntó la chica de cabello negro, mechas rubias y ojos color miel, quien usaba una arrugada bata blanca en cuyo brazo derecho portaba el mismo logotipo que llevaban sus amigas en sus respectivas batas.

Era la hora del almuerzo, y la pequeña cafetería del Hospital Universitario de Múnich estaba atestada con fatigados estudiantes de diferentes especialidades que intentaban encontrar una mesa libre para sentarse a ingerir un refrigerio, antes de que tuvieran qué regresar corriendo a concluir sus deberes hospitalarios. Cuando Débora Cortés (residente del área de Ginecología), Gwen Heffner (residente del área de Urgencias) y Lily Del Valle (residente del área de Medicina Interna) llegaron al lugar, Nela McGregor (estudiante casi titulada de psicología) ya las estaba esperando en una mesa del fondo ubicada entre dos carteles, uno de los cuales mostraba cuáles eran los grupos de alimentos básicos y en qué cantidad debían consumirse, mientras que el otro que hablaba del correcto lavado de manos; Nela leía una revista de psicología antes de que sus amigas llegaran, pero aunque parecía estar sumida en la lectura, levantó la mirada de sus ojos azules cuando ellas entraron a la cafetería, apenas lo suficiente para indicarles que ya les había reservado un lugar. Las otras tres jóvenes, tras comprar sus alimentos, fueron a sentarse junto a la psicóloga, quien las saludó con una sonrisa.

- Ya te dije que sí, Deb, sí atendí a Schneider.- dijo Lily, mientras se dejaba caer en una silla de plástico azul, junto a Nela.- ¿Por qué no me crees?

- Porque no puedo comprender cómo fue que lo dejaste ir tan fácilmente.- respondió Débora.- Yo lo habría encerrado en el cuarto de médicos y habría pedido un jugoso rescate por él.

- Y por eso es que tú no lo atendiste, por fortuna.- sentenció Nela, dejando momentáneamente la revista que leía para mirar fijamente a su amiga.- Porque, gracias a Dios, estás en el área de Ginecología, en donde ningún hombre puede ser víctima de tus abusos.

- Qué exagerada, ni que fuera la única que querría hacer eso con Schneider.- Deb se encogió de hombros.

- No, la mayoría de las mujeres quieren violarlo primero.- replicó Nela.- Me sorprende mucho que tú no seas una de ellas.

- Honestamente, yo prefiero a Stefan Levin, el bombón sueco.- suspiró Débora.- Me gusta más que Schneider, es menos serio y engreído.

- Schneider no es engreído.- intervino Lily, divertida.- De verdad que es muy diferente a como dicen que es.

- Pues contigo habrá sido diferente, porque la mayoría de las personas que han hablado con él están de acuerdo en que el Káiser es bastante payaso.- replicó Débora.- Es rarísimo que dé autógrafos, aún no puedo creer que tú tengas uno.

- Seguramente se lo dio por agradecimiento.- comentó la tímida Gwen, rubia y de ojos azul oscuro.- Y qué envidia me da, yo quisiera tener un autógrafo del gran Karl Heinz Schneider.

- Olvidaba que él es tu amor platónico, Gwen.- rió Lily.- Cuidado, que Leo se va a poner celoso.

- No quiero casarme con Schneider, sólo soy su fan.- Gwen enrojeció vivamente, lo cual era muy notorio en alguien de piel tan blanca como ella.

- Aun así, no creo que a Leo le haga gracia.- en ese momento se acercó a la mesa una joven de cabello castaño rojizo y ojos azul claro, arrastrando una silla para colocarla entre Gwen y Débora.- A ningún hombre le gustaría que su chica soñara con un futbolista alemán, uno que además es considerado como el mejor de Europa, ya sabes cómo son los muchachos con respecto a ese tema, se ponen tan sensibles como nosotras con las modelos y actrices.

In This Together [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora