Capítulo 42.

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Capítulo 42.

Múnich.

Los asistentes al entrenamiento del Bayern Múnich se dieron cuenta de que algo no andaba bien con los Schneider. El hijo andaba perdido en las nubes, constantemente fallaba pases e incluso en una ocasión recibió un pelotazo en la cara de parte de Sho, quien no esperaba que Karl no estuviera en condiciones de recibir el balón.

– ¡Ten más cuidado!.- protestó Karl, enojado.- ¡Enviaste ese balón con demasiada fuerza!

– Discúlpame.- contestó Sho.- No volverá a suceder.

Cuando Karl se giró, Sho miró a Levin con cara de "¿Qué carajos le sucede a este tipo?". Él nunca en su vida se había quejado de que le hubiesen realizado un pase con rudeza ya que habitualmente era Schneider quien lanzaba con mayor poder, por algo era el último que disparaba en la técnica del Rugido del Dragón. Sin embargo, ese día no se concentraba lo suficiente y fallaba constantemente, por fortuna él no jugaría el próximo partido o éste podría verse comprometido.

– Definitivamente Schneider no anda en su mejor momento.- comentó Stefan, como respuesta a la pregunta no formulada.- Me pregunto qué será lo que le ocurre para que pierda el control de esa manera, él normalmente es muy frío.

– Pues hoy se le descompuso el termostato.- replicó Shunko.- Mira que decirme que le mandé el balón con fuerza, al rato se va a quejar de que le rompí una uña.

– Que no te escuche el entrenador o te castiga.- Levin esbozó una sonrisa.- Es otro que anda fuera de sus cabales.

– ¿Qué nunca voy a tener tranquilidad?.- Sho suspiró de manera teatral.- Primero fallabas tú y ahora lo hace Schneider. Me parece que, una vez más, tendré que ser yo quien saque al Bayern Múnich a flote.

– Te he de recordar que fui yo quien salvó al equipo en el partido en el que tanto Schneider como tú se lesionaron.- Levin frunció el ceño.- No te creas tan indispensable, podrás haber sido de utilidad en otras ocasiones pero ahora que estoy al cien por ciento, has perdido tu oportunidad de destacar.

– Andas muy seguro de ti mismo hoy.- Sho esbozó una sonrisa.- Eso me da gusto pero, ¿a qué se debe el cambio del niño emo y depresivo que eras hace algunos días?

– Eso no te importa.- Stefan se echó a reír, a pesar de todo.

– Oye, si eso se debe a que te fue muy bien con la doctora Cortés, entonces sí me importa.- replicó Shunko, fingiendo sentirse ofendido.- ¿Se te olvida que sin mí, tu cita habría resultado un apestoso desastre de salchichas con curry?

Levin, siendo tan reservado como era, no pretendía revelarle a Sho (al menos no tan pronto), que su picnic nocturno fue todo un éxito. Definitivamente era Débora la causa de su buen talante pero no quería decirlo en un sitio en donde alguien pudiera escucharlo, considerando el humor tan inestable que estaban manejando los Schneider.

– Luego hablamos.- respondió Stefan.- Que si el entrenador nos ve charlando es capaz de ordenarnos que le demos cien vueltas al campo.

– Que de eso no te quede duda.- Sho estuvo de acuerdo con su amigo y ambos regresaron al entrenamiento.

La causa de que Karl estuviese tan distraído era la cena con Hedy Lims. Resultó ser cierto que no había manera en la que él pudiera zafarse de la cita sin crearse un lío legal enorme, por lo que estaba obligado a cumplir. Karl se dijo que probablemente a la Lims se le ocurrió planear aquello en cuanto puso un pie fuera de Säbener Straße, enojada como estaba por haber encontrado a su gallina de los huevos de oro, es decir él, besándose con otra. Si hubiera una manera de zafarse, Schneider con gusto pagaría por ella pero en esa situación ni siquiera se le ocurría comentarle el problema a Lily, pues la doctora tenía sus propios problemas y Karl dudaba de que ella tuviera alguna solución a esa cuestión.

In This Together [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora