Capítulo 68.

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Capítulo 68.

Múnich.

Para asombro de muchos, hasta de él mismo, Leonardo se había convertido en el alumno más avanzado del curso de Técnico en Emergencias Médicas. El destacar en la carrera que había elegido sin duda influyó favorablemente en su autoestima, lo que le permitió descubrir que le fascinaba la idea de ser paramédico y que en realidad sí era bueno para ello. Para Marie no fue una sorpresa que al joven le estuviese yendo tan bien en sus estudios (quizás era la única persona cercana a él que no se extrañó), pues conocía de antemano la determinación que podía llegar a demostrar su novio cuando se tomaba las cosas en serio; ella no podía estar más orgullosa de Leonardo y le aseguraba frecuentemente que siempre estuvo segura de que al final sería capaz de encontrar su destino. Hasta Rudy Frank tuvo que admitir que el joven trabajó muy bien durante su corta estancia en el Bayern Múnich y, aunque nunca esperó verlo de paramédico, no dudaba que podría llegar a ser bueno si se lo proponía.

– El problema con ese muchacho es que tiende a desviarse hacia cosas sin importancia cuando no debe hacerlo –fue el comentario que Rudy Frank le hizo a Marie acerca del mexicano–. Dicho en otras palabras: le gusta perder el tiempo, pero cuando se enfoca lo suficiente en lo que quiere hacer, es una persona eficaz.

– Ya está corrigiendo eso, papá –fue la réplica de Marie–. Ahora casi no le queda tiempo disponible, pues el que tiene lo ocupa para estudiar y no en perder el tiempo, eso queda demostrado en el hecho de que está obteniendo buenas notas.

– Pues qué bien por él –aseguró el señor Schneider–. Siempre creí que tenía la capacidad para mejorar y que sólo bastaba que él así lo deseara para conseguirlo, es un tipo inteligente. Me alivia saber que no tendré un yerno que no será un bueno para nada sino un miembro activo de la sociedad.

– No digas esas cosas, papá –protestó Marie, muy sonrojada–. No es todavía tu yerno oficial, ¡sólo tengo dieciocho años!

– Pero lo será en el futuro, ya lo veo venir –suspiró Rudy Frank–. Al menos ya me estoy haciendo la idea de una vez para que no me dé un infarto cuando me comuniques la noticia de que quiere pedir tu mano.

A Marie le gustaba pensar en la idea de que algún día llegara a casarse con el hombre al que amaba, pero sabía que todavía era joven y que tenía metas por cumplir primero. Tener marido a los dieciocho años estaba bien para alguien que no supiera qué hacer de su vida (cof, cof, Sanae Nakazawa, cof, cof) o para una persona que viviera en el siglo XVIII, pero en la época actual a los dieciocho años todavía se es muy joven como para dar ese paso. Al principio de su relación, la idea de casarse le entusiasmaba a Marie, pero precisamente cuando Leonardo puso los pies en la Tierra y se estabilizó, ella entendió que se debía tomar las cosas con calma. Era curioso que fuese Rudy Frank el que mencionara el matrimonio entre esos dos cuando debía ser el que menos quería que se realizara.

La joven adquirió la costumbre de ir a buscar a Leonardo durante sus descansos para llevarle algo de comer, pues él continuaba trabajando en el hospital y no tenía mucho tiempo libre entre el trabajo y las clases. Lorelei se ofreció a cocinar para el muchacho para que Marie sólo le llevara la comida y ésta aceptó encantada la oferta, creyendo que su madre lo hacía para ayudarla cuando en realidad lo hacía también porque se había encariñado con el novio de su hija. Una tarde en la que Marie fue a verlo al hospital, Leonardo la recibió especialmente emocionado, pues había obtenido la nota más alta de su grupo en el último examen práctico que les habían realizado.

– Soy bueno para tomar decisiones rápidas y para tomar la iniciativa –se rio Leonardo–. ¿Te lo puedes creer?

– Claro que lo creo –contestó Marie, orgullosa–. A este paso serás el primero de tu generación.

In This Together [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora