Capítulo 5.

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Capítulo 5.

Hamburgo.

Los dos hombres se miraron fijamente por espacio de algunos segundos, sin decir palabra, hasta que el alemán esbozó una sonrisa leve que denotaba el aprecio que tenía por su interlocutor.

- ¡Pero si eres Karl Heinz Schneider!.- exclamó Genzo, con sorpresa.- ¿Qué estás haciendo aquí?

- He venido a hablar contigo directamente.- contestó Karl.- Ya te habrá llegado la oferta del club: vente a Múnich, Wakabayashi.

Genzo no respondió; aunque había llegado a pensar que el Bayern Múnich podría intentar un tercer acercamiento (lo veía poco probable pero no imposible), el portero nunca se imaginó que el equipo mandaría a su capitán directamente hasta Hamburgo para hacerlo.

- ¡Juntos podremos ganar la Champions League, Wakabayashi!.- exclamó Schneider, al ver que su interlocutor no respondía.- ¿No es ése el sueño que tanto hemos perseguido estos años!

No fue sino hasta esos momentos en los que Genzo se dio cuenta de cuál iba a ser su respuesta. Quizás siempre lo supo, muy en el fondo, pero nunca la vio más clara que en ese preciso momento, en el que su más grande rival le pedía que unieran fuerzas para conquistar uno de los títulos más ambicionados por un futbolista que jugara en Europa.

- Schneider, no tengo ganas de irme del Hamburgo.- respondió él, tranquilamente.

- Wakabayashi... .- murmuró Karl, sorprendido, enarcando sus rubias cejas. Él de verdad creyó que podría convencer al japonés de irse al Bayern.

- Era de esperarse. Que tú ficharas por el Bayern, me refiero, puesto que además tu padre es ahora el entrenador.- continuó Genzo, muy seguro de lo que tenía qué decir.- La temporada pasada, la combinación que ustedes hicieron de padre e hijo logró la victoria en la Bundesliga.

Wakabayashi recordaba perfectamente los titulares de los periódicos de un año atrás: "EL BAYERN MÚNICH GANA LA BUNDESLIGA GRACIAS A LOS SCHNEIDER, PADRE E HIJO", encabezando las imágenes de Karl y Rudy Frank sosteniendo el trofeo de la Bundes. El portero estaba seguro de que, si él hubiese podido jugar esa temporada, habría plantado cara al tren que resultó ser el Bayern Múnich con la dupla de padre e hijo, pero debido a las lesiones de sus dos muñecas que había venido arrastrando desde antes del mundial sub-19 que acababa de jugar, Genzo se perdió prácticamente todo el torneo, dando al traste con cualquier esperanza que él pudiera albergar de enfrentarse a Schneider.

- En cambio, yo no pude jugar debido a las lesiones que tuve en ambas manos.- continuó el joven, y su rostro se oscureció levemente, quizás por el efecto que la sombra de su gorra marcaba sobre su cara, quizás por la nostalgia del mal recuerdo.- Y mi equipo, el Hamburgo, acabó en séptima posición. ¡Por eso es que esta temporada tengo que pagar mi deuda con ellos quedándome aquí! Porque ante todo, el Hamburgo es el equipo en el que he crecido. Aquí es en donde me he convertido en jugador profesional, tras marcharme, nada más acabar la primaria, de un país tan retrasado en fútbol como lo es Japón.

Schneider lució decepcionado y calló algunos instantes; a pesar de que estaba casi seguro de que podría convencer a Wakabayashi de irse al Bayern, no le sorprendió tanto el que éste se negara a aceptar la oferta del equipo. Sin embargo, sí que le decepcionaban sus motivos para quedarse, no era ése el Genzo al que creía conocer bien.

- ¿Se trata de gratitud hacia el equipo, Wakabayashi?.- preguntó Karl, muy serio.- ¡Pues déjame que te diga que si sigues con esa mentalidad tan mediocre, no vas a progresar más!

- ¿Cómo dices?.- exclamó Genzo, mitad sorprendido y mitad indignado.

- Dos jugadores que conoces bien, del mundial sub-19.- continuó Schneider, sin hacer mucho caso de la pregunta de su rival.- El alma de la Selección Sueca, Stefan Levin, y Sho Shun Ko, de China, van a venir a jugar al Bayern esta temporada.

In This Together [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora