Capítulo 65.

247 23 23
                                    

Dibujo de portada: Lily de Wakabayashi.

Capítulo 65.

Múnich.

A Elieth no le hacía una maldita gracia el asunto.

Sabía que sus actos tendrían consecuencias y que debía pagar por ello, pero eso no significaba que le fuese a gustar la idea. De entrada, que Karl le comentara que era probable que la cambiaran de área la ofuscó más de lo que esperaba, no porque no se lo hubiera visto venir sino porque no le resultaba tan estimulante el fútbol femenino por una simple razón: se esperaba que en el área femenil hubiera mujeres encargándose de todo, mientras que una mujer en un mundo de hombres representaba un reto mayor por el machismo que imperaba en ese tipo de lugares y Elieth había conseguido labrarse una reputación de reportera en la Bundesliga varonil que quería seguir manteniendo. Sin embargo, gracias a su momento de estúpida debilidad, ahora eso estaba por irse al carajo.

– Bueno, no se ha ido al carajo, realmente, ni está cerca de hacerlo –fue lo que opinó Lily cuando Elieth le contó que Schneider le avisó que los altos mandos del Bayern Múnich estaban pensando en cambiarla a corresponsal del fútbol femenil–. En Sport Heute sigues haciendo reportajes sobre la Bundesliga varonil y tu cambio en el Bayern pinta para ser momentáneo, como lo fue el mío.

– Lo sé, pero me desanima el tener que hacerlo –replicó Elieth–. Sé que yo me lo busqué pero eso no evita que experimente mucha frustración. Ahora entiendo cómo debiste sentirte cuando te castigaron por haberte besuqueado con Genzo a mitad del túnel de los jugadores.

– Ésa fue una manera muy ruda de decirlo porque no fue como si nos hubiéramos agarrado a besos, él sólo me dio uno –la contradijo Lily–. Pero sí, me sentí igual que tú, frustrada porque sentí que estaba bajando de nivel. Sin embargo, sé que tú, al igual que yo, conseguirás darle la vuelta a este mal momento, sólo es cuestión de que aguantes lo suficiente.

– Sí, lo sé –suspiró Elieth–. Supongo que debo de tener suerte de que no me corrieran, aunque todavía pueden hacerlo.

– Si no lo hicieron la misma noche del partido, no lo van a hacer después –opinó Lily.

– Sigo creyendo que debería de renunciar en vez de esperar a que me despidan –comentó Elieth–. No quiero que a la larga se perjudique la reputación de los Schneider, la gente podría decir que están abusando de su poder en el club.

– Podría ser que eso suceda, no lo voy a negar, pero no creo que a alguien le afecte que sigas trabajando para el Bayern a pesar de lo que hiciste –replicó Lily–. No le robaste el puesto a otra persona, no perjudicaste a alguien ni por tu culpa se despidió gente, dudo que haya una persona a la que de verdad le importe que no te corran, con excepción de Hedy Lims. Además, tuviste que pagar una buena multa y ya lo hiciste, ¿no?

– En realidad la pagó Karl, pero estoy insistiéndole para que me permita regresarle el dinero –asintió Elieth–. Papá quería que esa sanción se eliminara también pero lo convencí de que no abusara de su poder diplomático.

– No debió ser sencillo convencer a Monsieur Shanks –sonrió Lily.

– No, no lo fue, pero por fortuna Leo estaba ahí y me ayudó a hablar con él –suspiró la francesa–. Muchas gracias por tus palabras, Lapinette, de verdad que agradezco tu apoyo.

– No tienes por qué agradecer, para eso estamos las mejores amigas –respondió Lily, tras lo cual se acercó a Elieth para jalarle una oreja–. Pero antes de que se me olvide: ¡Deja de decirle a la gente que yo te conté que Karl se iba a transferir al Borussia Dortmund!

In This Together [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora