Capítulo 78.

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Foto de portada de capítulo: Lily de Wakabayashi.

Capítulo 78.

Nankatsu.

Como todas las mañanas, Shuzou Wakabayashi se sentó a la cabecera de la mesa para desayunar; bien acomodado a su lado derecho estaba el periódico del día, el cual desplegó para darle un vistazo a las noticias, mientras le daba un par de sorbos a su café. Unos minutos después apareció Kana, quien se sentó en el extremo opuesto de la mesa con la parsimonia habitual de quien ya está más que acostumbrado a un ritual; ella, seguramente, había estado aguardando a que su esposo ocupara su asiento en la mesa para aparecer después, bajo ninguna circunstancia habría llegado primero que Shuzou al área de comedor. La relación entre ellos siempre fue directa y sin malentendidos que dieran pie a confusiones: se habían casado por compromiso y por lo mismo cada uno esperaba del otro que cumpliera con el deber que ya tenía previamente establecido. Ambos estaban conscientes de que no se amaban pero que aceptaban estar juntos por una meta común, por lo que su matrimonio había sido bastante más estable de lo que podría esperarse. Incluso en algún punto llegaron a tenerse cariño, del tipo que hay entre dos personas que han engendrado y criado a tres hijos, pero jamás estaría cerca de considerarse como un amor de verdad; sin embargo, tanto Shuzou como Kana estaban conformes con la idea, conscientes de que otras parejas casadas por conveniencia no habían tenido tanta suerte.

– Buenos días, querida –saludó Shuzou de manera automática, sin despegar la vista del periódico.

– Buenos días, querido –respondió Kana de la misma manera.

Hacía ya varios años que sus hijos no desayunaban con ellos, así que la rutina de la pareja había pasado a ser algo simple; compartían el desayuno, intercambiaban un par de palabras y después Shuzou se retiraba a su trabajo mientras Kana se dedicaba a sus labores de sociedad. Rara vez se reunían para comer, como no fuera para un evento muy especial, así que si ella deseaba hacerle alguna petición, debía hacerla en ese momento del día, en el cual, además, Shuzou estaba de mejor humor. En los días anteriores, Kana había hecho el mismo comentario, relacionado a si debía o no acudir al hospital a ver a Genzo, de manera tan insistente que Shuzou presentía que ella se traía algo entre manos. Sin embargo, él no lo tomó como un pedido, si no como una duda expresada al aire; Kana, aunque parecía estar preocupada por su hijo menor, también mostraba cierta indiferencia, la indiferencia de alguien que está acostumbrado a que alguien caiga en el hospital tantas veces que ya no le preocupa tanto como debería. Aún así, por si acaso a ella se le estaba ocurriendo la idea de visitar a Genzo, Shuzou decidió dejarle el asunto en claro en un par de ocasiones: Genzo estaba actuando de manera rebelde y por tanto ellos debían hacerle entender que él no decidía en su destino. Y la mejor manera de hacerlo, por supuesto, era no yendo al hospital a verlo, era su castigo por atreverse a ir en contra de las reglas. Y en los días anteriores, esto parecía ser más que suficiente para que Kana se detuviera, pero de cualquier modo no dejaba de insistir con el tema en el desayuno siguiente.

– Querido, estaba pensando en ir hoy a Tokio –comenzó ella, con aire de fingida despreocupación.

– ¿Y a qué, exactamente? –Shuzou frunció el ceño–. Si necesitas algo de allá, puedo ordenarle a Jin que lo consiga.

– Pero Jin ya trabaja como tu chófer, es demasiado pedirle que también funcione como mi mensajero –replicó Kana, tras tomar un trago de té verde–. Además, sólo quiero dar un paseo corto, querido, es todo.

– Ir hasta Tokio no es precisamente dar un paseo corto, querida –señaló Shuzou y dejó momentáneamente el periódico a un lado–. Espero que no estés pensando en ir a ver a Genzo, te he dejado muy en claro qué es lo que pienso al respecto.

In This Together [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora