Capítulo 62.

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Foto de portada: Lily de Wakabayashi.

Capítulo 62.

Múnich.

El silencio en el interior del automóvil era notorio y la tensión se podía cortar con un cuchillo. Bien, no era como tal tensión la que se sentía sino una especie de expectación inquieta, o de inquietud exasperada, como si la ansiedad que sentían los tres se hubiese combinado para crear una desesperación inaguantable que sólo la voluntad férrea de cada uno permitía mantener bajo cierto control. Genzo estaba consciente de que los tres se sentían ansiosos por diferentes causas pero daba lo mismo, la zozobra del ambiente era casi tan insoportable como el silencio. Él decidió encender la radio con la finalidad de escuchar los comentarios finales del partido recientemente jugado, aunque ni sus acompañantes ni él necesitaban oír más datos acerca de la masacre que acababan de presenciar o, en el caso de Schneider, de ejecutar.

Y con seguridad el Bayern Múnich ha de haber roto algún récord al ganar un partido eliminatorio con un resultado tan abultado –dijo un comentarista por la radio–. Lograr eso a estas alturas es realmente digno de admirar.

– Eso sólo sería válido si hubiéramos jugado contra un equipo de verdad –replicó Schneider, sin pensar, pero al recordar con quién venía, añadió–: Lo siento, Wakabayashi, pero sabes que lo que dije es cierto.

– Ya no es mi equipo, ya no me interesa –contestó Genzo, sin ofenderse–. Además, habría que ser muy necio para negarse a ver la realidad de las cosas.

– Al menos sigues teniendo un poco de lucidez –suspiró Karl, mirando por la ventanilla.

– ¿Un poco? –cuestionó el portero, alzando las cejas.

– Sí, un poco –asintió el alemán–. Si tuvieras más hacía mucho que te habrías venido a jugar con nosotros.

– Ahí vas de nuevo. –Genzo hizo una mueca.

Lily permanecía callada en el asiento posterior, con la vista fija en la pantalla del celular. Ella rara vez se distraía tanto con el teléfono así que debía de haber algo muy importante en él como para que no levantara la mirada o quizás era que estaba usándolo como método de escape para evitar confrontar a los otros dos o, mejor dicho para evitar confrontar a Genzo. A éste no se le escapaba el hecho de que Lily declaró que fue a buscar a Ëkdal al finalizar el partido para decirle algo y Wakabayashi ardía en ganas de preguntarle qué había sucedido al inicio del mismo, por qué acabó golpeando a Ëkdal y por qué había ido a buscarlo al finalizar el encuentro. Quizás por esta razón era que la doctora se mantenía apartada de la conversación, para no tener que ser cuestionada con preguntas incómodas. Genzo le lanzaba miradas de manera frecuente a través del espejo retrovisor (siempre que el camino se lo permitiera), con la esperanza de que Lily se dignara a verlo alguna vez, pero la única vez que su mirada se topó con la de la doctora, ella se ruborizó al verse descubierta y volvió a perderse en el teléfono.

– No sé qué voy a hacer con Elieth.- comentó Karl repentinamente, ignorando la tensión existente entre los otros dos.

– ¿De verdad no sabes qué hacer? –inquirió Genzo, escéptico–. Parece lógico pensar que si vas hacia la comisaría es porque ya tienes tomada una decisión.

– Ya la tengo –replicó Schneider–, pero no me estaba refiriendo a eso.

– ¿Entonces a qué? –se sorprendió Wakabayashi.

– A que no sé si será prudente mantenerla en la plantilla del Bayern después de esto –respondió el alemán–. Tú sabes, habría un notorio conflicto de intereses.

In This Together [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora