Capítulo 69.

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Dibujo de portada de capítulo: Getakichi.

Capítulo 69.

Tokio.

Misaki respiró profundo y, tras pensarlo un instante, decidió que, aunque no podía irse a Arabia Saudita en ese instante, sí que podía fingir que no había visto ni escuchado a Jean, así que se dio la media vuelta con la finalidad de escapar de ahí. Tarde o temprano tendría que verlo, eso era obvio, pero esperaba poder retrasar el drama unos días más, Jean no podría seguirlo hasta su habitación y si él pedía que le avisaran a Taro que estaba ahí, éste diría que se encontraba muy cansado y que no deseaba ver a nadie. Sin embargo, no había dado ni dos pasos cuando Wakabayashi lo detuvo al ponerle una mano en el hombro; debido a la resistencia que contrapuso el portero, Taro retrocedió un par de pasos.

– ¿A dónde vas? –preguntó Genzo, con una expresión maliciosa–. ¿No escuchas que te están llamando?

– Eres un... –musitó Taro, tras lo cual se mordió la lengua–. Déjame pasar, Wakabayashi.

– De nada te va a servir correr –manifestó Wakabayashi–. Es evidente que Lacoste ya te vio.

– ¿Cómo es que tú lo conoces? –preguntó Misaki, cayendo en cuenta de que Wakabayashi acababa de hacer una mofa sobre el alto salario que debían tener los hospitales en Francia–. No creo que la fama de imbécil mujeriego de Jean haya llegado hasta Alemania.

– Pues aunque no lo creas, así fue –contestó Genzo–. Aunque más bien debería decir que él llegó con todo y su fama a Alemania. Es una larga historia de la que me enteré gracias a mi novia, pero basta con decir que por eso sé quién es él. Y sé también que no trata particularmente bien a las mujeres, no conoce el significado de la palabra "no" y no tiene una idea clara de cuándo debe detenerse.

– Sí, definitivamente conoces a Jean –suspiró Misaki.

En ese momento, Lacoste llegó hasta Taro y éste supo que ya no valía la pena intentar zafarse de Genzo, el maldito trol había conseguido su objetivo, así que no le quedaba más remedio que poner al mal tiempo, buena cara.

– Te odio en verdad, Wakabayashi –gruñó Misaki, en japonés, mientras le lanzaba una mirada de enojo a su compañero.

– No vale la pena huir de los problemas, Misaki –replicó Genzo–. En algún momento éstos te alcanzarán, lo sé por experiencia, de manera que mientras más pronto los resuelvas, mejor. Además, es culpa tuya por meterte en asuntos ajenos.

– ¡Que yo no me metí, me metieron! –protestó Taro.

El joven se dio la media vuelta y casi al mismo tiempo sintió que disminuía la presión que Genzo ejercía sobre su hombro. No cabía duda de que la única finalidad de éste era evitar que Misaki huyera y Taro adjudicó el comportamiento de Wakabayashi a la influencia de Eriko. Nada le decía a Misaki que su novia hubiese hablado de ese tema con su primo, pero reconoció la mano de Eriko en las acciones de Genzo.

– ¡Misaki, al fin te encuentro! –exclamó Jean, como si hubiera estado buscándolo durante horas–. No recordaba que tenías partido o habría ido a buscarte al estadio.

– No te habría servido de mucho, allá no habríamos podido hablar –replicó Taro, apanicado ante la posibilidad de que Jean se hubiera encontrado con Azumi allá y hubieran armado un escándalo.

– ¡Tienes que decirme en dónde está ella! –Lacoste repitió su angustiosa petición–. Estoy tan desesperado que he tenido que recorrer el mundo en su busca, necesito ver a Azumi y hablar con ella.

In This Together [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora