Son las cinco de la madrugada del domingo cuando despierto de golpe y al segundo me arrepiento. Estaba tan cerca... ¡he visto una silueta! Es la primera vez que algo de mi sueño cambia, nunca había pasado de la misma imagen hasta hoy. Me dan ganas de despertar a Diana para contárselo ahora mismo, pero decido en el último momento que no es buena idea si no me quiero llevar un par de insultos y quizá una bofetada.
Sé de sobra que no voy a poder dormirme, sobre todo por lo exaltada e ilusionada que me encuentro. Ya sé que los sueños son involuntarios, pero quizá esta noche vea un poco más, y la siguiente noche más... estoy a punto de pegar saltos sobre la cama pero por las mismas razones de antes decido retenerme. Es muy pronto para levantarme pero aquí parada no hago nada, así que salgo en silencio.
Siento algo de miedo caminando por el enorme edificio prácticamente en penumbras y escuchando crujidos en cada una de mis pisadas, menos mal que enseguida llego a la sala de juegos y pongo la tele para tener algún sonido de fondo que sea algo más natural. Dejo lo primero que sale, uno de esos conciertos nocturnos que duran toda la noche, y me recuesto en el sofá.
— Pero Julieta, ¿qué haces a estas horas de la madrugada despierta? — Al levantar la cabeza por encima del respaldo del sofá, me encuentro con Lola. Supongo que la dueña de todo esto tiene que estar alerta las veinticuatro horas del día.
— Nada — Me incorporo cuando se sienta a mi lado — No tenía sueño y no quería despertar a Diana, así que he bajado.
— Sigues con tu problema de insomnio — Afirma, frunciendo los labios formando una línea recta — Debería llamar al doctor para que venga y arregle eso de una vez.
— No, Lola, de verdad — Pongo una mano sobre la suya para así darle más seguridad a mis palabras — Estoy bien, solo que cuando llevo unas horas durmiendo y he descansado lo suficiente, a mi cuerpo le basta. Pero no tengo ningún problema... te lo prometo.
— Igualmente, ¿no hay nada que te quite el sueño? — Pregunta ladeando la cabeza — Tengo experiencia con gente de tu edad, y sé que normalmente vuestro pasatiempo favorito es quedaros durmiendo tanto tiempo como sea posible.
— Supongo que todo esto de las pruebas de admisión para el coro que irá al campeonato... me da qué pensar — Sonrío — Pero aparte de eso, todo está perfecto aquí dentro, es el mejor sitio del mundo.
— Me alegra que pienses así — Mira su reloj y se levanta lentamente — Debo irme, ya sabes que tengo muchas responsabilidades. Pero acerca del campeonato, Julieta, tengo que decirte que Elías está completamente encantado contigo, no te preocupes tanto por cosas que no lo merecen, ¿de acuerdo?
Asiento y le doy las gracias viendo cómo ahora sí, se aleja a hacer una de esas responsabilidades de las que habla. Cuando desaparece, miro a la nada mientras pienso en lo que acaba de decir, Elías encantado conmigo, y un vuelco casi conocido se produce de nuevo en mi estómago.
Dejo caer la cabeza hacia atrás mientras expulso el aire por la boca, deseando que esto no estuviera pasando... yo era una chica feliz con mi música y mis amigos, y de repente las cosas cambian sin que te des cuenta y empiezas a tener sentimientos que ni siquiera sabías que existían.
— ¡Vaya! — Sin darme cuenta he cerrado los ojos y una voz a mi lado me sobresalta — Chica madrugadora por lo que veo. Sabes que es domingo, ¿no?
Cuando los abro me lo encuentro a él. Elías me mira con su gran sonrisa, de esas que aunque sea de noche lo iluminan todo. Inconscientemente lo reviso de arriba abajo, lleva unos vaqueros negros ajustados y una camisa blanca, ¿cómo es que va tan elegante?
— No tenía sueño — Digo tan claro como puedo, encogiéndome de hombros — ¿Y tú? ¿No es tu día libre? — Tenía por sabido que todos los profesores tienen los domingos para hacer lo que quieran.
— Así es — Asiente, sentándose a mi lado — Yo también pensaba que tenía vida fuera del orfanato, pero cada vez que paso unas horas fuera echo de menos todo esto y a vosotros.
No sé qué contestarle, antes habría dicho cualquier cosa y ya está, pero no ahora. Me quedo callada mientras lo miro unos segundos antes de morderme el labio inferior y girar la cabeza donde sea.
— He estado pensando en algo — Vuelve a hablar él — Escuché anoche una canción y creo que puede ser perfecta para que Edgar y tú la cantéis. Si queréis podéis pasaros esta tarde por la sala de ensayo para probarla.
— Oh, gracias. — ¿Tiene todo el domingo para despejarse de todo esto y sin embargo, piensa una canción para nosotros? — Sí, claro, se lo diré.
Se inclina hacia un lado y rebusca en su bolsillo hasta encontrar una hoja doblada en cuatro partes y algo arrugada. Me la da y dudo unos segundos hasta cogerla. Me mira esperando algo y caigo en la cuenta de que quiere que la mire... estoy espesa esta mañana, sin duda.
La observo y me tomo mi tiempo, la canción se llama just a dream y lo cierto es que nunca la había escuchado. Pero la letra... me siento demasiado reconocida con ella. Parece que habla de mí, de lo que me está sucediendo ahora mismo.
— ¿Y bien? — Elías hace que lo mire de nuevo, tiene ambas cejas alzadas esperando mi aprobación. Y yo me quedo pasmada, sin saber qué decirle. — Sé que viendo solo la letra no puedes opinar gran cosa, pero, ¿qué te parece?
— La letra... — Susurro, sin poder creérmelo. ¿Es que ahora se puede alguien meter en tu cabeza por arte de magia? — Parece complicada, sobre todo la segunda parte.
— La canté tantas veces cuando tenía vuestra edad... — Dice con añoro en sus ojos — Solo probadla, si decidís cantar otra no hay problema.
— Está bien, hablaré con Edgar — Miro de nuevo el papel, creo que podría leer esa canción mil veces. No sé cómo demonios suena todavía y ya me gusta.
Cuando comienza a bajar gente, Elías se marcha. Yo, con el papel arrugado dentro de mi puño cerrado, me dirijo a la habitación para coger la ropa y darme una ducha antes de bajar a desayunar. Diana sigue durmiendo y a veces odio que lo haga tanto. No se imagina todo lo que ha pasado en tan solo un par de horas y tampoco puedo contárselo.
Mientras otras compañeras charlan a gritos en el baño, yo pienso en la canción que interpretaré a solas para las pruebas. Tengo varias con las que estoy empezando y solo puedo elegir una. Menos mal que hoy domingo hay muchas horas por delante. Mañana es el día definitivo.
Al único que veo cuando bajo a desayunar es a Fabio, así que me siento junto a él en una mesa que de momento solo ocupamos nosotros dos.
— ¿Todavía no se ha despertado Edgar? — Le pregunto, niega con la cabeza mientras se despereza, parece que no hace mucho que se ha levantado.
— Anoche llegó tarde — Lo miro preguntándome, ¿de dónde? Y creo que lo sabe — Hace unas semanas se reúnen unos cuantos chicos en la habitación de al lado para jugar al póker y esas cosas.
— No me imaginaba a Edgar jugando al póker — Sonrío — Ni bueno, con otra gente que no seamos nosotros, ya sabes que somos el grupo inseparable.
— Será una de sus rachas — Contesta con desagrado, aunque decido dejarlo pasar — ¿Y Diana?
Le cuento que duerme, que dormirá hasta tarde probablemente y después y como tema principal del que se puede hablar con Fabio, charlamos sobre trabajos y exámenes. He intentado muchas veces que se una al coro y al menos se despeje de todo eso un par de horas al día, pero no hay manera.
Antes de la hora de la comida salgo al patio de atrás, hace buen día para el mes de enero así que decido aprovecharlo. Me adentro un poco en el pequeño bosque que rodea casi todo el orfanato y canto las dos o tres canciones que tengo en mente, pero, ¿Cuál elijo? ¿Cuál puede gustarle más a Elías y que así me escoja?
____________
¡¡Hooola!!♡♡
Espero que como siempre, os guste la historia, seguirá mejorando.
Aquí os dejo la canción que nombro, ¿qué os parece?
¡Os leeeeeo siempre!♡
ESTÁS LEYENDO
El sueño de Julieta.
RomanceJulieta es una adolescente que toda su vida ha vivido en orfanatos, pero es la chica más feliz del mundo haciendo lo que más le gusta: cantar. Cada noche sueña con ello, con cantar junto a una persona que aparece cada noche en su mente, aunque todav...